Eva Parera, líder de Barcelona pel Canvi (BpC) el partido fundado por Manuel Valls para concurrir a las últimas elecciones municipales en Barcelona, volvió al centro del tablero político barcelonés al prestar los tres votos clave para que los presupuestos del Ayuntamiento iniciaran su trámite de aprobación. Lo hizo gracias al portazo del republicano Ernest Maragall, que había aprobado los dos presupuestos anteriores. Y a costa de asumir los ataques de sus ex compañeros de lista de Cs, que desde el Ayuntamiento y el Parlament arremetieron contra el voto de Parera recordando su condición de diputada independiente por el PP en la cámara catalana.
"Sabemos que el PP ni está ni se le espera para pararle los pies al nacionalismo, pero es lamentable que su diputada apruebe las cuentas al populismo que se está cargando la ciudad de Barcelona" denunciaba el naranja Carlos Carrizosa en redes sociales. "Voy a centrarme en lo mío que bastante tenemos en el PP" abundaba el líder de los populares en el Ayuntamiento, Josep Bou.
Críticas que a Parera le importan poco, asegura la regidora, convencida de que la maniobra a vuelto a situar a su partido en una posición clave para condicionar los próximos presupuestos municipales. Unas cuentas para las que el partido de Ada Colau hará todos los posibles por volver a contar con ERC. Los comunes se sienten mucho más cómodos con los republicanos, que no cuestionarán la política fiscal del Ayuntamiento, y Esquerra ya ha dado muestras de querer reconducir la situación abriéndose a negociar los presupuestos de la Generalitat con CatEC.
Adiós a Valls
Pero más allá del resultado final de la votación de presupuestos, ERC ha brindado a BpC la oportunidad de poner en valor sus tres regidores y conseguir una visibilidad de la que no disfrutaba de la marcha de Manuel Valls a Francia. El pasado agosto el propio Valls anunciaba su renuncia al acta como regidor de Barcelona, coincidiendo con el ecuador del mandato. Aunque ya hacía tiempo que el político hispano-francés había vuelto a la esfera política francesa.
La salida de Valls provocó turbulencias en el partido, en el que muchos cuestionaron la coalición con el PP en las catalanas, que brindó a Parera el acta de diputada en el Parlament. Poco antes de la oficialización de la renuncia de Valls, el secretario de organización del partido, Fernando Carrera, abandonaba BpC para incorporarse a la estructura del PSC en Barcelona. Con él, el grupo de militantes que se sentían más incómodos con el acercamiento al PP.
Objetivo 2023
Superado el cisma y la salida de Valls, el partido se define como una formación "con una visión amplia y transversal, de centro reformista, liberal, humanista y ecologista". Desde verano, se ha centrado en rehacer y ampliar su estructura, una estructura que ya ha extendido su presencia a las cuatro capitales catalanas, sumando a Girona y Lleida a los grupos ya presentes en Barcelona y Tarragona.
El objetivo: presentar candidaturas en las cuatro capitales en las elecciones municipales de 2023. Para ello, confían en nutrirse en parte de los votantes descontentos de Cs, pero también de la antigua CiU que ya no confían en la deriva de un JxCat siempre condicionado por la CUP, explican desde el partido.
Barcelona sigue siendo, sin embargo, la principal estructura del partido, con tres regidores en el Ayuntamiento y un equipo de concejales de distrito que exhiben las nuevas incorporaciones. Entre ellos, Yeray Mellado, el ex líder de S'ha Acabat, la organización estudiantil constitucionalista que ha protagonizado duros ataques del independentismo radical. O Paula Añó, dirigente del Centro Libre de Arte y Cultural (CLAC), entidad del entorno de Sociedad Civil Catalana.
Sin olvidar al regidor Oscar Benítez, regidor en sustitución de Valls. Procedente de Lliures, el partido fundado por Antoni Fernández Teixidó, era el director de seguridad de Transports Metropolitans de Barcelona, (TMB).
La batalla por el centro catalanista
BCNpelCanvi competirá por el centro catalanista con el nuevo proyecto que lidera el PDeCat de Artur Mas y Àngels Chacon. Tras quedarse fuera del Parlament el 14F, los ex convergentes trabajan por la integración de grupos como Lliures, Convergents o la Lliga -el PNC de Marta Pascal ya se ha desvinculado del proyecto- para ampliar sus bases y plantar batalla a la opa que JxCat prepara sin disimulo sobre sus alcaldías.
Con el divorcio entre JxCat y el PDeCat muchos alcaldes siguieron fieles al partido heredero de Convergencia, entre ellos los de ciudades de peso como Igualada, Calella o Martorell. Pero tras los malos resultados del 14F, la presión de JxCat no ha dejado de crecer. En el PDeCat cuentan con el apoyo de un importante grupo editorial y dirigentes patronales catalanes. Pero ya contaban con esos apoyos hace un año, y se quedaron fuera del Parlament y el Ayuntamiento de Barcelona, apuntan desde BCNpelCanvi.
En todo caso, todos aspiran a recuperar en las urnas esos 100.000 votos que Unió siguió cosechando tras su escisión de Convergencia, aunque en ese momento no les permitieran entrar en el Parlament. Y un pellizco no menor del medio millón de sufragios perdidos por Cs en Cataluña, aunque son conscientes de que buena parte de esos votos ha vuelto al PSC con Salvador Illa.
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