El pasado junio José María González "Kichi" aprovechó unos minutos de conversación con el rey Felipe VI para suplicarle su mediación en el conflicto de la planta de Airbus en Puerto Real. Su cierre era ya entonces la crónica de una muerte anunciada. A principios de este mes sindicatos y empresa pactaron el adiós, uno más en la Bahía de Cádiz. El alcalde de Cádiz -procedente de las filas de Anticapitalistas y enrolado ahora en Adelante Andalucía, la aventura andalucista que lidera su cónyuge Teresa Rodríguez- se ha convertido en uno de los protagonistas de nueve días de huelga indefinida del metal que llegó a su fin el pasado miércoles, con un preacuerdo firmado entre disturbios y tensión callejera.
"Además de una victoria, ha sido un ejemplo de dignidad y unidad de la gente de Cádiz y de la lucha colectiva que ha logrado articular", declara "Kichi" (Róterdam, 1975) en una entrevista con El Independiente. Criticado por algunos líderes sindicales y rivales políticos, que le recriminan el oportunismo de tomar el megáfono y arengar a los huelguistas, el regidor denuncia el abandono del Gobierno de coalición, del que no exime a sus viejos camaradas de Podemos, y reclama la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Pregunta.- ¿Cómo calificaría la situación socioeconómica en la provincia de Cádiz tras dos décadas de anuncios de planes de reindustrialización?
Respuesta.- La situación es preocupante, porque el sector industrial está muy tocado. A la situación de agonía que sufren los astilleros gaditanos y toda la industria auxiliar que se mueve en torno a ellos desde hace más de 40 años y que se está agudizando conforme pasan los años, se une el cierre de la planta de Airbus en Puerto Real cuando era la más destacada por los bajos datos de absentismo –los más reducidos a nivel de Europa- y mientras, por otro lado, se le garantizan ayudas públicas del Gobierno, tiene 2.635 millones de euros de beneficio este año e invierte 400 millones en reforzar su planta de Getafe. Con todo lo que Airbus supone para la industria auxiliar de la Bahía de Cádiz y de la provincia.
Se ha cerrado la planta de Airbus a pesar de tener los datos de absentismo más bajos de toda Europa
A ello se une una creciente turistificación en la ciudad de Cádiz y una presión turística que sumerge en sectores muy precarizados al tejido laboral. El mensaje que lanza esta realidad construida con la colaboración inestimable del Gobierno central, de la Junta de Andalucía y de la Unión Europea es: vuestra única alternativa es centraros en el turismo, olvidaos de la industria. Y ante eso se produce una respuesta de dignidad, de lucha por el futuro y por las oportunidades laborales que suponen las industrias del metal que tanta presencia histórica han tenido en nuestra zona. Los planes de reindustrialización hasta ahora han sido un espejismo y una herramienta muy mal utilizada, y a la realidad actual me remito. Todo lo que no sea fijar bien la actividad continua, estable, permanente con empleo de calidad desde las grandes tractoras y, en cascada, de las auxiliares, será perpetuar el problema. Ahora, desde la tranquilidad y la calma que puede aportar este convenio, es el momento de que el Gobierno apueste por un plan de reindustrialización serio, profundo, que aborde los retos que se presentan, se apoye en la transición ecológica como pilar fundamental y ponga en el centro la dignidad de los trabajadores y trabajadoras del metal y una oportunidad de futuro para la Bahía de Cádiz y toda la provincia.
P.- La asamblea de delegados ha dado el visto bueno al preacuerdo del metal en Cádiz. ¿Soluciona, a su juicio, este convenio las demandas de los empleados, especialmente los eventuales?
No es mi acuerdo. Hubiera preferido otro en el que se reconocieran más mejoras para los eventuales
R.- Creo que la valoración esencial del acuerdo corresponde sobre todo y casi exclusivamente a los trabajadores. Pero si me pregunta por mi punto de vista, evidentemente no es mi acuerdo, hubiera preferido otro en el que se reconociesen más mejoras -justas y necesarias- para la situación de los eventuales, que se acabase con la temporalidad, y no existiera una pérdida de poder adquisitivo para quienes se dejan la piel y la espalda cada mañana. Porque en la estabilidad hay buena parte de la calidad de un puesto de trabajo. Dicho esto, es el que se ha acordado y como tal no solo lo asumo, sino que seré el primero en exigir que se cumpla, que no se vulnere, que existan más inspectores que vigilen a los empresarios que intenten regatear cada punto conquistado y peleado. El acuerdo es un paso importante, pero su cumplimiento es la clave y donde se juega la realidad del sector.
"El futuro no es halagüeño, y además aquí ya estamos cansados de que desde hace cuatro décadas nos vayan repartiendo las migajas para mantenernos silenciados"
P.- El acuerdo será revisado en 2024. Ofrece, en principio, una tregua de 3 años. ¿Qué futuro a largo plazo tiene el sector del metal en Cádiz después de años de reducción de número de trabajadores y deterioro de las condiciones laborales y la carga de trabajo? ¿Qué solución propone usted?
La respuesta social es por la situación estructural de una provincia que se desangra, a la que sólo quieren como chiringuito de Europa
R.- El futuro no es halagüeño, y además aquí ya estamos cansados de que desde hace cuatro décadas nos vayan repartiendo las migajas para mantenernos silenciados. Creo que en la sociedad gaditana hay una mezcla de hartazgo y de cansancio por ese sí pero no, ese responder a la coyuntura si hay tensión pero no comprometerse para buscar una solución estable y de futuro para nuestra comarca. Y la respuesta de la sociedad, que en apariencia ha sido por un convenio, en realidad es por mucho más: la situación estructural de una provincia que se desangra, a la que sólo quieren como chiringuito de Europa. De ahí el respaldo tan mayoritario.
Cádiz necesita un plan sostenible y sostenido. Cádiz merece estabilidad, presente y futuro. Ojalá que no sean necesaria más señales de humo para estar en las cabezas y en los planes de quienes nos gobiernan. Exigimos un compromiso serio y real con el sector naval y el aeroespacial en la Bahía, un compromiso con la dignidad que merecen sus trabajadores y el futuro de Cádiz y su provincia. Potenciar las grandes factorías y abordar un plan de reindustrialización serio acompañado del compromiso para que las ayudas a las empresas por parte de las administraciones públicas estén condicionadas al mantenimiento del empleo y a que se cumplan los convenios.
P.- Usted declaró: "Hemos tenido que meterle fuego para que en Madrid se fijen en nosotros, y eso es una lástima". ¿Puede esta huelga servir de efecto dominó a otros conflictos laborales pendientes en otros puntos de España ante la sensación de abandono del Gobierno central?
La huelga del metal puede tener un efecto dominó en otras zonas de España. Ha demostrado que la lucha sirve
R.- Claro que puede. Esta huelga tiene muchos componentes simbólicos que, en algunos casos, parten de situaciones tangibles. Una de ellas es la sensación de abandono del Gobierno central, que sólo vino a la provincia para certificar el cierre de Airbus Puerto Real y no antes cuando le reclamábamos todas y todos que hicieran algo para evitar la atrocidad que es el cierre. Y mientras esas demandas se sucedían, Pedro Sánchez presidía el refuerzo de la planta de Getafe sufragada con 400 millones de inversión y el compromiso de liberar un chorro de millones de ayudas públicas a Airbus, la misma empresa que aquí estaba echando a la calle a cientos de familias sin motivo alguno. Y ese abandono, también histórico sobre los astilleros de Cádiz, es el fondo sentimental que late también en las protestas. Este conflicto ha demostrado que la lucha sirve, que unidos tenemos más fuerza y que si se pelea, es mucho más difícil que nos vayan quitando derechos, esperanzas y recursos para afrontar el futuro, y es más fácil completar nuevas conquistas laborales.
"Que la respuesta del del Gobierno donde se necesita empleo y se reclama dignidad sea mandar tanquetas, pelotas de goma y bombas de humo es para que se depuren responsabilidades hasta las últimas consecuencias"
P.- Han sido muy criticadas las cargas policiales durante la huelga y el uso de una tanqueta. ¿Cómo interpreta el silencio del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras lo ocurrido en la Bahía de Cádiz? ¿Qué le pediría al ministro?
R.- Lo que le pido es que dimita. A él y al subdelegado del Gobierno, José Pacheco. Que la respuesta del PSOE y del Gobierno donde se necesita empleo y se reclama dignidad sea mandar tanquetas, pelotas de goma y bombas de humo hasta en el último rincón del barrio más obrero es para que se depuren responsabilidades hasta las últimas consecuencias. Y el Gobierno es uno, aunque sea de coalición. Aquí no ha venido ningún ministro ni ministra durante el conflicto. Ni de un partido ni del otro. Ni de Trabajo ni de Industria, Economía o Hacienda.
Lo que le pido a Marlaska es que dimita
P.- Cádiz es la segunda provincia de España en desempleo. Hemos conocido este mes el preacuerdo para el cierre de Airbus Puerto Real. ¿Qué puede hacer un alcalde como usted para detener la sangría?
P.- Evidentemente este no es un problema que pueda encontrar una solución en el ámbito municipal, porque como he explicado trasciende y mucho las competencias de los ayuntamientos. Ahora bien, lo que sí podemos aportar es un peso institucional claro en favor de la dignidad de los trabajadores y trabajadoras del metal, de las reivindicaciones de la ciudad y de la Bahía de Cádiz para el presente y el futuro, y contribuir a que la gente de Cádiz tenga confianza en su legítima lucha colectiva que se ha demostrado que es una herramienta potentísima para conquistar derechos y horizontes cargados de dignidad, de justicia y de futuro.
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