El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha plegado este miércoles a la exigencia de la Presidencia egipcia de no celebrar rueda de prensa, en un país que es una de las mayores cárceles de periodistas del planeta, y ha mostrado una sintonía total con el presidente egipcio, el mariscal de campo Abdelfatah al Sisi, a quien ha invitado a visitar Madrid el próximo año. "Será un honor poder recibirle pronto en España", ha manifestado en una declaración institucional sin preguntas, al gusto del régimen que preside el urdidor del golpe de Estado de 2013 y protagonista de sucesivas victorias a la búlgara en elecciones huérfanas de rival.
Sánchez ha comparecido junto a Al Sisi en una breve declaración sin derecho a preguntas de los periodistas presentes en el palacio de Ittihadiya, en el distrito cairota de Heliópolis. Fuentes oficiales españolas confirman a El Independiente que la Presidencia egipcia ha vetado el formato de rueda de prensa y que el lado español ha terminado aceptando una declaración institucional que ha dejado sin posibilidad de réplica a los siete medios que acompañan desde Madrid al presidente, entre ellos los públicos TVE, Radio Nacional y Efe. Sánchez ni siquiera ha ofrecido el habitual corrillo con los reporteros españoles. Fuentes gubernamentales españolas no precisan el motivo de este llamativo mutismo del presidente.
Egipto es, según Reporteros Sin Fronteras, uno de los agujeros negros de la libertad de prensa en el mundo, superando incluso a Venezuela, Turquía o Rusia. Una veintena de periodistas se halla actualmente entre rejas y decenas han sufrido la persecución. Junto al cierre de medios de comunicación, se ha bloqueado el acceso a medio millar de páginas web y las empresas informativas privadas han sido adquiridas por las fuerzas de seguridad y las agencias de inteligencia. En su escueta declaración institucional, Sánchez no se ha referido a la situación de la libertad de prensa ni a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Unos asuntos que sí abordaron públicamente otros mandatarios europeos en visitas previas como el presidente francés Emmanuel Macron.
"Agradezco a Egipto la hospitalidad mostrada durante nuestra estancia. Somos países vecinos y amigos y nos unen múltiples lazos económicos, políticos y humanos. Tenemos una larga historia que nos une y España considera a Egipto un país estratégico", ha indicado Sánchez en una alocución cargada de elogios a Al Sisi y su régimen. "España ve a Egipto como motor fundamental de las relaciones con el mundo árabe y la región euromediterránea. Egipto y España, querido presidente, tienen la capacidad y la voluntad para revitalizar estas relaciones", ha asegurado el socialista, ante la mirada satisfecha de Al Sisi.
Por su parte, el presidente egipcio ha celebrado ese tono de total predisposición por parte de España, un gesto que le ayuda en su plena rehabilitación internacional tras años de brutal represión y de tolerancia cero con la pluralidad política y cualquier tipo de activismo. "Que sigamos trabajando en aras del acuerdo mutuo", ha indicado en su intervención. Prueba de esa estrecha colaboración, España ha donado 4,5 millones de dosis a Egipto a través del mecanismo COVAX. El país más poblado del mundo árabe tiene una tasa ridícula de vacunación, que supera apenas el 14,65 por ciento con pauta completa.
En una entrevista con el diario estatal Al Ahram, Sánchez ha aplaudido el programa de austeridad iniciado por Al Sisi que amenaza con ampliar los ya extensos índices de pobreza, más del 30 por ciento de su población. "Egipto ha emprendido valientes reformas económicas estructurales y se espera que continúe creciendo. España está atravesando un proceso de recuperación y transformación económica, y nuestras empresas están deseosas de realizar nuevas inversiones y contribuir a la prosperidad de este país. Debemos aprovechar las nuevas oportunidades y trabajar juntos en beneficio de nuestra gente", ha argumentado.
La maltratada comunidad egipcia de defensores de derechos humanos observa con alarma este blanqueamiento del régimen egipcio. "El principal tema que debería tratar al reunirse con Al Sisi tendría que ser el de los prisioneros políticos en Egipto", estima en conversación con este diario Mohamed Lotfi, director de la Comisión Egipcia para los Derechos y las Libertades. Una serie de draconianas leyes promulgadas en los últimos años por las autoridades han estrechado el cerco sobre las libertades públicas.
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