Un reencuentro no es una reconciliación, y si no que se lo digan a Isabel Díaz Ayuso y a Pablo Casado. Mariano Rajoy ejerció anoche de "Papa Noel" para "volver a juntar a la familia en una misma sala", como ironizó acertadamente Carlos Herrera en la presentación de Política para adultos, el nuevo libro del ex presidente del Gobierno. El líder del partido y la presidenta de la Comunidad de Madrid, sumidos ambos desde hace meses en una guerra fratricida por el control del PP de Madrid, escenificaron anoche una tregua, aunque el afecto entre los dos líderes brilló más bien por su ausencia. La foto se hizo de rogar, pero no defraudó. La expectación era máxima. Entre otras cosas porque desde la última vez que Casado y Ayuso aparecieron juntos en una misma imagen -el pasado 19 de octubre- un auténtico terremoto ha sacudido al PP, dejando tras de sí una estela de filtraciones, reproches y ataques mutuos.
Cada gesto se midió al milímetro. Primero llegó José Luis Martínez-Almeida, que desempeñó junto a Rajoy el papel de 'pacificador' de la noche. Tras él apareció Isabel Díaz Ayuso. Y, minutos después, lo hizo Pablo Casado. El primer encuentro antes del posado oficial tuvo lugar en la cafetería del Casino de Madrid, un lugar ajeno a las miradas de los periodistas donde ambos aguardaron unos minutos antes de salir a los focos. Ese fue precisamente el momento en que ambos cruzaron las primeras palabras tras semanas en las que la única interlocución conocida han sido las indirectas que mutuamente se han dedicado en los actos públicos a los que cada uno ha asistido en solitario.
La foto de rigor ya denotaba la evidente tensión entre ambos líderes. En un determinado momento, Mariano Rajoy intentó incluso que Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso saliesen juntos en la foto, algo que finalmente no ha sucedido. Sin embargo, tanto desde la dirección nacional como desde la Puerta del Sol explican que ambos líderes seguían en todo momento el protocolo, que mandaba que el ex presidente del Gobierno se fotografiase con el jefe de la oposición a su derecha y con la presidenta de la Comunidad de Madrid a su izquierda.
Acto seguido, ambos dirigentes se apartaron para conversar un par de minutos más antes de que se produjese una auténtica melé de periodistas, cámaras y equipos de prensa. Hablaron "brevemente" y de forma "distendida", según los presentes, también después del acto de presentación. Fuentes del partido trasladan que Casado y Ayuso hablaron de diversos temas, desde sus agendas para los próximos días... hasta del tiempo. Pero la cuestión que no se mencionó fue precisamente la que mantiene enfrentados a los dos líderes y a sus equipos de confianza: el control del PP de Madrid. En el equipo de Ayuso agregan además que en las últimas semanas tampoco ha habido interlocución con la dirección nacional sobre este tema, por lo que la conversación privada para desencallar la crisis interna tendrá que esperar.
Durante el acto, Casado y Ayuso mantuvieron ese tímido deshielo sin llegar en ningún momento a la concordia, ni mucho menos a la paz. Durante la presentación de Política para adultos los dos líderes se sentaron prácticamente juntos. Entre ellos, en primera fila, el protocolo de un acto especialmente encorsetado situó a la mujer de Mariano Rajoy, Elvira Fernández. Y en el círculo más próximo a los dos dirigentes que se llevaron todos los focos este miércoles se encontraban el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida o la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra. Pero al evento asistió gran parte de la cúpula popular, diputados y senadores, así como miembros del equipo de Isabel Díaz Ayuso, como fue el caso de su 'hombre fuerte' en la Asamblea y aspirante a la secretaría general del PP de Madrid, Alfonso Serrano.
Tras pasar más de 40 días jugando con sus respectivas agendas para no coincidir públicamente -no lo hicieron ni en los congresos de Castilla-La Mancha y Andalucía ni tampoco en la manifestación contra la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana-, Casado y Ayuso van a verse dos veces en apenas cinco días: el próximo lunes volverán a coincidir con motivo de los actos programados por el Día de la Constitución. El deshielo continúa, pero muy tímidamente. El conflicto sigue enquistado, y a los dos líderes sólo tienen dos opciones: o encontrar un acuerdo o ir a la guerra total, con el partido dividido en dos claros bloques. Mientras tanto, tanto Génova como Sol han decretado silencio absoluto ante un asunto que ya pasa factura al PP.
Los halagos de Rajoy
Dio la casualidad de que la ubicación escogida por Mariano Rajoy para presentar su tercer libro se encontraba a medio camino entre el Congreso de los Diputados y la Puerta del Sol, en la madrileña calle de Alcalá. Allí, el ex presidente del Gobierno logró una tregua entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso que no pocos dirigentes en el partido reciben como si fuese maná. Y a ambos les dedicó unas palabras de cariño y agradecimiento, ante la atenta mirada no sólo de la nueva cúpula del partido, sino también de la anterior a la 'era Casado': por el evento se pasaron, entre otros, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro o Javier Arenas.
Sobre Pablo Casado pronosticó que llegaría más pronto que tarde a la presidencia del Gobierno "por el bien de todos". Y sobre Isabel Díaz Ayuso destacó su "valentía" por "tomar decisiones en los momento más difíciles, porque en los fáciles los toma cualquiera". "Hoy está aquí y lo agradezco mucho. Está aquí y, además, está ahí", zanjó Rajoy, señalando cómo la dirigente se encontraba en primera fila y a tan sólo un asiento de Pablo Casado.
Ambos dirigentes abandonaron el Casino como entraron en él: por separado. Aún tenían asuntos de agenda por resolver -Casado acudió a una cena con los miembros de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y Ayuso una "reunión" en la Puerta del Sol-. Superado el primer encuentro público tras semanas jugando con sus respectivas agendas para evitar coincidir, ahora sólo queda saber si en la guerra por el PP de Madrid "la sangre no llegará al río", como pronosticó Mariano Rajoy. Él, al menos, se ha encargado de poner la primera piedra para que no suceda.
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