Rocío y sus tres amigas aterrizaron el sábado en Marrakech, procedentes de Sevilla. El drástico cierre de fronteras decretado por Marruecos, en vigor desde el lunes ante la aparición de una nueva variante del coronavirus, las mantiene atrapadas desde entonces en una ciudad cada vez más fantasma. El avión para el que han conseguido billete en una búsqueda desesperada que ha disparado los precios no sale hasta el próximo martes. “Nos sentimos abandonadas por las autoridades españolas”, denuncia la sevillana en conversación con El Independiente.
Cientos de españoles se hallan varados en el país vecino, acostumbrado ya a adoptar medidas unilaterales que causan escenarios de histeria ya recurrentes. Los consultados por este diario comparten su indignación con la nula atención proporcionada por el ministerio de Exteriores y una embajada española de la que ni siquiera han tenido noticias. “La embajada no nos ha atendido en ningún momento. En el consulado de Marrakech nos pidieron el contacto y fotocopiaron nuestro pasaporte. Prometieron llamarnos al día siguiente y no hemos vuelto a tener noticias suyas”, se queja Sergio Abeledo, un joven de 30 años que espera junto a su pareja en una localidad cercana a Casablanca.
Cancelaciones y espera
“Cuando pregunté en el consulado si no nos iban a ayudar, nos dijeron que era nuestro problema, que lo sentían pero que no podían hacer nada”, comenta molesto con la indiferencia de las autoridades consulares. “Estamos frustrados y enfadados. Hay personas que han sufrido episodios de ansiedad. Una embajada no está solo para ir a actos y aparecer en las fotos, sino que tiene que ayudar a sus ciudadanos en el extranjero. Estamos solos”, agrega Sergio, que volará el próximo sábado en un vuelo operado excepcionalmente por la aerolínea estatal marroquí.
“Solo el billete nos ha costado 440 euros por persona cuando pagamos 40 euros en un billete de ida y vuelta con Ryanair. Y a eso hay que añadir el alojamiento, entre 20 y 30 euros por noche, y la comida”, detalla Sergio. Unas cantidades que, de momento, han tenido que costear de su bolsillo. Los billetes han sido adquiridos por familiares desde España, ante los problemas para hacerlo desde el país vecino. Los precios, según la compañía, el destino y la premura, llegan hasta los 700 euros.
“Presentaremos una demanda cuando llegamos a Madrid, pero no tengo mucha esperanza de recuperar el dinero”, apostilla. Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores reconocen a este diario que su función se ha limitado a facilitar las gestiones con las autoridades marroquíes para que las aerolíneas puedan operar cinco vuelos de repatriación cuyo coste deben asumir los afectados. Insisten en la recomendación a los turistas de contratar un seguro de viaje que cubra los gastos extraordinarios derivados de eventualidades como ésta. A nivel europeo no se ha trasladado ninguna queja a Marruecos por estos cierres unilaterales cuya efectividad la Organización Mundial de la Salud discute.
Hasta siete vuelos para la evacuación
“Con esa oferta de cinco vuelos se cubre la demanda que nos han trasladado. Además, nos consta que hay otras aerolíneas que están ofreciendo vuelos para salir del país”, insisten desde el ministerio que dirige el socialista José Manuel Albares. La operación de salida comienza este jueves y se iba a prolongar inicialmente hasta el 11 de diciembre. Los cincos vuelos se efectuarán los días 4,7,9 y 11 de diciembre desde Casablanca. Este miércoles fueron autorizados otros dos vuelos adicionales, operados por Iberia, para los días 10 y 12 de diciembre.
“No vamos a dejar a nadie varado”, ha prometido Albares. Una promesa que, a tenor por los testimonios recabados de las víctimas del cierre de fronteras en Marruecos durante dos semanas, no parece estar cumpliendo. “Ni una llamada de las autoridades españolas. Estamos muy desatendidos”, confirma Rocío García de la Rosa, que se desplazó a Marruecos en una visita breve de tres días con amigas y va camino de pasar semana y media. “Las cuatro somos madres de familia y tenemos 14 niños y cuatro maridos en España y, además, tenemos nuestros empleos”, explica.
Horas al teléfono sin resultado
Además del mutismo de Exteriores, los afectados por el bloqueo denuncian la peripecia para obtener un billete en los aviones de evacuación a través de las tres líneas de atención telefónica habilitadas por Iberia y publicadas en las cuentas de redes sociales de la embajada española en el país. “A veces puedes pasar una hora al teléfono y al final se cuelga la llamada”, explica Sergio. “Son muy pocos billetes a precios desorbitados. La solución de España es que nos quedemos aquí un par de semanas. Estamos abandonados”, alega.
“Pensamos que no tendríamos ningún problema para regresar a España el martes porque el anuncio inicial es que Marruecos cerraba las fronteras a los vuelos de entrada. El lunes nos informaron de la cancelación de nuestro vuelo”, recuerda el joven. La medida, adoptada hasta la aparición en Sudáfrica de la variante Ómicron y anunciada el domingo, ha terminado afectando también a las operaciones de salida, realizadas ahora a cuentagotas en vuelos gestionados especialmente para la repatriación de turistas.
Para mitigar la falta de información y la desesperación del bloqueo, los turistas españoles se han organizados a través de al menos dos grupos de WhatsApp en los que hay varios cientos de teléfonos. Exteriores español indica que desconoce el número total de afectados por el enésimo cierre de Marruecos, similar al que adoptaron al inicio de la pandemia y que ha arruinado el turismo, un sector clave del país.
“De un día para otro desaparecieron los turistas extranjeros. Ahora estamos en contacto con otros cinco españoles en la misma situación, pero en el hotel en el que nos alojamos solo estamos nosotros. Imagino que cerrarán cuando podamos marcharnos”, explica Sergio. Rocío y sus compañeras de viaje también son las últimas del riad - las viviendas tradicionales que se articulan a partir de un patio interior- en el que se hospedan. “Ya no se ven turistas. Está todo vacío”, confirma.
Rocío y sus amigas han aprovechado este tiempo para disfrutar del paisaje de angostas callejuelas de la medina de Marrakech, con las instantáneas inéditas de la soledad. “Lo ideal sería que pudiéramos adelantar la salida, pero, al final, cogimos el primer vuelo que había y era para el 7 de diciembre. Estamos conociendo la ciudad”, comenta resignada. “Hemos pedido dinero para sumir los gastos y tendremos que hacer noche en Madrid antes de regresar a Sevilla”, aventura. La espera es más larga al otro lado del estrecho. “En casa están deseando que lleguemos porque les interesa que salgamos del país”, concluye.
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