“Si enfocamos bien el ajedrez político que se avecina deben saber que Yolanda Díaz tiene altas probabilidades de ser la primera mujer presidenta del Gobierno de España”, escribió el pasado 15 de noviembre el que fuera todopoderoso jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, en La vanguardia. Fue todo un aldabonazo. Desde entonces no ha dejado de insistir en esta posibilidad si la gallega es capaz de captar "el 20 por ciento del voto del PSOE", afirma allá donde le preguntan.
Fue salir del complejo de la Moncloa y abrazar, con la fe del converso, la figura de una nueva líder en el horizonte político español, cosa curiosa para alguien que asegura haberse ido por su propio pie y en buenos términos con su ex jefe. Ve en ella a la más presidenciable de cuantos tienen previsto presentarse a las próximas elecciones generales. Los datos del CIS avalan la buena prensa que tiene entre los ciudadanos, pero el “yolandismo” de última hora del que hace alarde el ex director de gabinete de Presidencia provoca irritación, incredulidad y hasta bromas entre los miembros del equipo de la vicepresidencia segunda.
"El objetivo no parece tanto elogiar la figura de Díaz como vengarse de Sánchez", acusan en el PSOE
La jefa del sector morado del Gobierno es la favorita del consultor político, o, al, menos, le sirve de argumento propiciatorio para intentar lanzar torpedos a la línea de flotación de Sánchez, de quien dice que "es el pasado". Según un alto dirigente socialista "el objetivo no parece tanto elogiar la figura de Díaz como vengarse del presidente del Gobierno por su salida de Moncloa y no creo que eso le beneficie tampoco a la vicepresidenta segunda".
Lo cierto es que el peso creciente en el Ejecutivo de coalición de la también ministra de Trabajo está empezando a tensar las relaciones en el Consejo de Ministros. Su evidente protagonismo, el alto nivel de conocimiento ciudadano y su buena valoración generan recelos. Algunos le reprochan en privado, -como hizo la ministra de Defensa, Margarita Robles, en público- que esté más volcada en su proyecto personal como futura candidata a la presidencia del Gobierno que en la gestión de sus competencias, y los vaticinios de Redondo no contribuyen a rebajar la tensión.
En el entorno de Díaz aseguran que ese no es un apoyo que hayan solicitado ni de lejos. "Lo de Iván Redondo nos tiene de los nervios a todos, en Moncloa más que a nosotros, pero a nosotros también", admiten los medios consultados. Y ante el interrogante de si se está promoviendo de cara a una futura colaboración con Díaz, destacan irónicos que "vamos a ver, para empezar, nosotros no le vamos a pagar", pero ni siquiera lo querrían gratis "porque trae mal fario". Y, al igual que el PSOE, temen que tanta insistencia por su parte poniendo en valor el futuro político de Díaz acabe por "reventar su relación con el presidente del gobierno".
La relación de Díaz con Redondo mientras éste estuvo en Moncloa no pasó de ser "correcta"
El trato de la vicepresidenta con Redondo mientras éste estuvo en Moncloa no pasó de ser "correcto". Su interlocutor natural al otro lado de la coalición era y es Félix Bolaños, tanto mientras fue secretario general de Presidencia como ahora en calidad de ministro plenipotenciario. Díaz y Redondo no han hablado directamente ni por vía interpuesta desde que salió de Moncloa en aquella remodelación ministerial de julio en que el jefe del ejecutivo puso todo patas arriba.
Quien mantenía línea directa de comunicación con Redondo era Pablo Iglesias, lo que le costó al consultor no pocas acusaciones de favorecer las posiciones de Unidas Podemos dentro del Gobierno cuando la tensión se elevaba entre los socios. Basta ese detalle no menor para que la gallega quiera mantener lejos al consultor devenido en articulista. Egos, los justos.
Otro colaborador ve cierto "patetismo" en el "yolandismo" sobrevenido de Redondo. No le discuten el manejo que hace de los datos que arrojan las tripas del CIS, aunque dejan de dar credibilidad a los que no tienen fuentes contrastadas y parecen sostenidos solo por la fuerza de las palabras del guipuzcoano.
En definitiva, vicepresidencia segunda prefiere mantener las distancias, no implicarse en una estrategia que le es ajena y de la que ignora cuál es su objetivo final. Díaz ya ha diseñado sus futuros pasos a dar una vez se apruebe la reforma laboral. No obstante, ese calendario depara sorpresas. Una de ellas, la de este sábado en El Vaticano, donde va a ser recibida en audiencia privada por el Papa.
Cita con el Papa preparada en tiempo récord
Todavía no se explican cuál puede ser el interés de Bergoglio en una cita preparada en el tiempo récord de dos meses que tuvo su origen en un comentario que la vicepresidenta y ministra hizo a su homólogo italiano respecto a su deseo de conocer al Sumo Pontífice. Este sábado conocerá las razones de un encuentro que ha escocido a no pocos compañeros del Consejo de Ministros, propios y ajenos.
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