El secreto está en conseguir movilizar a ese sector de la izquierda que, salvo contadísimas excepciones, no tiene por costumbre acudir a las urnas o, haciéndolo, se descolgó en un momento dado por agotamiento electoral o desencanto y hoy por hoy no se sabe cuál sería su comportamiento. Son más de tres millones de ciudadanos, según han detectado en Unidas Podemos en lo que denominan voto "desactivado".
Echan cuentas, analizan las tripas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) -"antes de que pasen por la cocina de José Félix Tezanos", puntualizan respecto al presidente del instituto demoscópico público- e, incluso, buscan de dónde saca sus datos el ex director de gabinete de Presidencia de Pedro Sánchez, Iván Redondo, algunos más creíbles que otros, y muchos de procedencia ignota.
Dos de esos tres millones de ciudadanos que se identifican con la izquierda porque votaron en algún momento a opciones de esta ideología, “estaban activos y se han desactivado”. Una especie de voto durmiente que sólo responde en momentos políticos muy determinados. Otro grupo, "no menos de un millón", sí ha sido votante activo "pero en la repetición electoral del 10 de noviembre no participó" por cansancio. "Ese millón estaba harto de elecciones, en cambio la derecha fue toda a votar", afirman los medios consultados en conversación con El independiente.
El ejemplo de Madrid
Madrid y los comicios autonómicos del pasado 4 de mayo es un buen ejemplo de ese votante de izquierdas al que hay que dar un motivo de peso para acudir a su colegio electoral. "Están los que no veían claro lo de Ángel Gabilondo ni la candidatura de Pablo Iglesias y se quedaron ahí, sin votar". Del mismo modo recuerdan cómo Manuela Carmena sacó de su casa al elector de la izquierda hasta en dos ocasiones, en 2015 y en 2019, ganando al PP en su segundo envite por primera vez en décadas, aunque ya llevara cuatro años al frente del consistorio gracias a un pacto con el PSOE con el que desplazaron a la entonces triunfadora, Esperanza Aguirre.
"Ahora estamos en eso, en la movilización de esos votantes", explican las mismas fuentes, un empeño del que también hacen responsable a los socialistas. Depende de que "Pedro Sánchez movilice a los suyos y nosotros agrupemos a los nuestros", explican. De hecho, uno de los grandes reproches que se hizo en su momento a Ángel Gabilondo es que no había hecho "parte de su trabajo" ilusionando a los madrileños de izquierdas. Su resultado lastró al resto.
En aquellos comicios que Isabel Díaz Ayuso convocó inopinadamente, el PSOE perdió la friolera de 271.596 votos, entre los electores que quedaron en casa o se fueron al Más Madrid de Mónica García. Podemos subió algo más de 82.000 papeletas, a todas luces insuficientes, lo que acabó con la dimisión de Pablo Iglesias y su abandono de la política. Sólo la candidata popular sacó más votos que toda la izquierda junta.
En el entorno de Díaz sospechan que Redondo hace algunos vaticinios sobre datos que "no existen"
Entre medias aparecen los vaticinios de Iván Redondo, cada vez más prolijos en su particular war room, que conforme avanzan la semanas sube la apuesta a favor de Díaz. Su artículo de este lunes en La Vanguardia colocaba a Díaz por delante de Sánchez con 78 escaños frente a los 67 del socialista. En el entorno de la vicepresidenta segunda mantienen que el consultor muchas veces defiende una tesis y "después mira que los datos lo confirmen como sea". Algunas veces ha usado el CIS para destacar la alta nota de valoración de la vicepresidenta, su transversalidad o la buena entrada que tiene entre los que se declaran votantes del PSOE. "Ahí no hay ningún problema", agregan.
Lo desconcertante es cuando sus estimaciones, bastante pormenorizadas, responden a datos "que no existen o que él ha debido encargar a título personal" a pesar de lo onerosas que resultan las encuestas con intención de voto, subrayan con un punto de perplejidad.
Siendo realistas, admiten que es imposible que Díaz pase en un mes de ser la más presidenciable para el 16 por ciento de los sondeados -frente al 21 de Sánchez en el barómetro del CIS de noviembre- y Redondo elevara ese porcentaje al 27 por ciento en tan solo treinta días. Señalan los medios consultados al respecto que "nadie en Moncloa ha hecho encuestas que digan eso, no se ha publicado ninguna. Hemos indagado por todos los datos a tope".
Entre las dos elecciones generales de 2019, celebradas en abril y en noviembre, el PSOE perdió algo más de 720.000 votos (7.513.142 frente a 6.792.199) y Unidas Podemos y sus marcas 631.000 ( 3.751.145 en abril -sin contar con Compromís- a 3.119.364 en noviembre) con una participación que bajó el algo más de 5 puntos. La idea es llevar a toda la izquierda a votar en las próximas generales para cerrar el paso al PP y a Vox.
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