Ciudadanos avanza lenta pero inexorablemente hacia un hundimiento ante el que la dirección nacional del partido, con Inés Arrimadas, Edmundo Bal o Guillermo Díaz al frente, se resiste. Las previsiones económicas del partido para 2022, a las que ha tenido acceso El Independiente, dan cuenta de la agonía naranja, que perderá el próximo año la mitad de sus afiliados y dejará de ingresar casi tres millones de euros no sólo por la importante merma en la militancia -ronda los 9.500 adscritos activos- sino también en la representación institucional tras el batacazo primero en Cataluña y después en Madrid. Pese a todo, el económico nunca ha sido un problema para los de Inés Arrimadas que, con sus correspondientes recortes en personal, infraestructura y sedes, finalizará 2022 con un colchón de casi 10 millones de euros, según consta en las cuentas que se aprobaron el pasado viernes en el Consejo General del partido.
Ciudadanos ha decidido ajustarse el cinturón ante el ingente terremoto electoral que le espera en 2022 y 2023, y eso que las elecciones anticipadas que ha convocado Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León no estaban previstas en las previsiones económicas del partido. Las que sí estaban marcadas en rojo son las autonómicas andaluzas, que deberían celebrarse como tarde a finales de año, aunque todo apunta a que se adelantarán para antes o después de verano. El partido que dirige Inés Arrimadas prevé un desembolso de unos dos millones de euros para la campaña en que Juan Marín tratará de mantener viva la formación gracias a la implantación territorial, sea en solitario o en listas conjuntas como solicitan en la dirección nacional de Ciudadanos y que descartan en el PP.
El resultado que obtenga el partido en estas elecciones será crucial para el propio futuro de Ciudadanos en España, un escenario del que ya alertan en privado dirigentes nacionales y autonómicos. Pero sea cual sea el resultado, el verdadero desafío llegará meses después, cuando vuelvan a abrirse las urnas para las elecciones generales de 2023, unos comicios en los que Inés Arrimadas se jugará definitivamente la supervivencia política del partido. Ciudadanos jugará al todo o nada y tirará la casa por la ventana: ocho millones de euros invertidos en una campaña electoral crucial que, según sus propias previsiones, dejará a los liberales con un exiguo colchón de apenas medio millón de euros.
En Castilla y León y Andalucía los naranjas no sólo se juegan su representación institucional, sino también la viabilidad económica de sus cuentas. De los 7,8 millones de ingresos ordinarios que Ciudadanos espera percibir en 2022 -un 27% menos que en 2021-, casi 2,7 millones de euros proviene de las aportaciones de los grupos institucionales, una cuantía que también ha sufrido un importante descenso respecto al año anterior por la reducción del grupo parlamentario de Ciudadanos en Cataluña -de 30 diputados se quedaron con tan sólo seis en las últimas autonómicas- y por la desaparición en la Asamblea de Madrid tras las elecciones del 4-M.
Aunque esa situación podría cambiar en los próximos meses, los naranjas aún conservan representación en los parlamentos de Andalucía y Castilla y León, una fuerza que aporta aún a sus cuentas 540.000 y 200.000 euros anuales, respectivamente. En otras palabras: si Ciudadanos desaparece en ambas asambleas autonómicas, el partido habrá perdido en 2022 más del 70% del dinero previsto para la partida de aportaciones procedentes de grupos institucionales con el consiguiente perjuicio para su situación financiera.
Aunque Inés Arrimadas se ha apretado el cinturón de cara a 2022 para compensar la pérdida de ingresos -los liberales prevén finalizar el próximo año aún con un superávit de 1,7 millones de euros-, los apenas 500.000 euros con los que prevé finalizar el siguiente ejercicio podrían resultar insuficientes para la propia sostenibilidad del Ciudadanos que dio el salto a la política nacional en 2015. Uno de sus principales desembolsos económicos tiene que ver con la sede central del partido naranja, ubicada en la madrileña calle de Alcalá. El año pasado, Ciudadanos renovó el contrato de alquiler por cinco años más en una sede convertida en símbolo de tiempos mejores, y por el que la formación paga nada menos que 30.000 euros mensuales.
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