Las primarias andaluzas en las que Juan Marín venció al 'díscolo' Fran Carrillo, al margen del resultado, fue el último proceso interno en que se testó que el partido que tuvo opciones de gobernar España ha perdido la práctica totalidad de su músculo político. De una población de más de ocho millones de personas, sólo 2.589 estaban llamados a participar en las elecciones internas de Ciudadanos -afiliados naranjas al corriente de pago-, de los cuales participaron 1.412, algo más de la mitad. El actual vicepresidente de la Junta de Andalucía repetirá como candidato de Ciudadanos en las próximas andaluzas, pero sólo recibió el respaldo real de 823 militantes.
A nivel nacional, la situación no es mucho mejor. Los números no mienten. Y de acuerdo con las previsiones internas del partido que dirige Inés Arrimadas, Ciudadanos comienza 2022 con la previsión de perder la mitad de sus afiliados activos. De hecho, según se desprende del informe de previsiones económicas aprobado por el Consejo General a finales de diciembre y al que ha tenido acceso El Independiente, los liberales dejarán de ingresar el 47,65% de las cuotas de sus afiliados (10 euros mensuales) en el año que acaba de arrancar.
Con este recorte, Ciudadanos prevé que en 2022 resistirán algo menos de 9.500 afiliados en todo el país, muy lejos del pico de 34.000 adscritos activos que llegó a registrar el partido naranja cuando Albert Rivera aún capitaneaba el barco de los liberales. El récord de afiliación de Ciudadanos se registró con motivo de las elecciones generales del 28 de abril de 2019, cuando la formación obtuvo el mejor resultado de su historia y rozó el sorpasso al PP con 57 diputados y más de cuatro millones de votos. La repetición electoral de noviembre no sólo trajo consigo un hundimiento casi sin precedentes en cuanto a número de votantes -los liberales perdieron 47 escaños en menos de siete meses-, sino que también comenzó el declive en la militancia, que bajó a algo más de 28.015. La afiliación siguió cayendo hasta las 27.402 de principios de 2020, una cifra sobre la que Inés Arrimadas construyó su liderazgo tras la salida de Albert Rivera. Hoy, dos años y ocho meses después de registrar su pico de afiliación, Ciudadanos ha perdido nada menos que el 72% de su músculo interno.
El desplome de afiliados no es más que el último síntoma de la muerte a cámara lenta que sufre Ciudadanos desde hace meses. La crisis interna y la sangría de papeletas se aceleró tras la fallida moción de censura que intentó Inés Arrimadas en connivencia con Ferraz para desbancar al popular Fernando López Miras en la Región de Murcia. Pero la operación tuvo un resultado fatal para los naranjas: no sólo perdieron el ejecutivo murciano, sino que activaron un adelanto electoral en la Comunidad de Madrid que les dejó sin representación en su joya de la corona. Allí, Ignacio Aguado cogobernaba con Isabel Díaz Ayuso, pero el 4-M arrasó el rastro naranja en la región.
Resistían en Castilla y León, pero el sobrevenido adelanto electoral activado por el popular Alfonso Fernández Mañueco y el cese de todos los consejeros de Ciudadanos, incluido el vicepresidente Francisco Igea, convierte su futuro en una incógnita: algunos sondeos les dan una representación máxima de un procurador. Otros, la desaparición. Es el mismo escenario que se produce en Andalucía, donde la representación naranja penderá de un hilo en el momento en que se convoquen las elecciones, según la mayoría de encuestas. Los de Inés Arrimadas conservan también el Ayuntamiento de Madrid, con Begoña Villacís al frente, o el de Zaragoza. Pero, salvo mayúsculo cambio de tendencia, las próximas municipales hundirán las perspectivas de futuro de un partido reducido a una representación residual.
La importante merma en las perspectivas electorales de Ciudadanos tienen su correspondiente impacto en las cuentas. Al más de millón de euros que el partido dejará de ingresar en 2022 de cuotas de afiliados se suma el descenso en las aportaciones de grupos institucionales por la desaparición en Madrid y la caída en Cataluña, donde sólo salvaron seis de los 30 escaños que conservaron en el Parlament, lo que implica 1,7 millones de euros menos para las arcas del partido. En total, y en comparación con 2021, Ciudadanos perderá casi tres millones de euros y reunirá casi un 27% menos de ingresos que el año anterior.
La pérdida de ingresos ha obligado a los naranjas a apretarse el cinturón y recortar el gasto en sedes, infraestructura y personal. Arrimadas ha metido la tijera para ahorrar unos 4,5 millones en 2022, lo que les permitirá acabar el éste año con un superávit de 1,7 millones. Pese a todos los recortes, el económico nunca ha sido un problema para Ciudadanos, que aguanta con un colchón de unos 9,9 millones de euros que deberá invertir en los próximos procesos electorales, desde las autonómicas y municipales hasta las generales de 2023.
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