"La nueva etapa ha comenzado hoy". Son las palabras que, en privado, pronunciaba un dirigente de la cúpula del PP este lunes celebrando los primeros compases de la nueva estrategia del partido, centrada en limar asperezas y firmar al menos un armisticio temporal con Isabel Díaz Ayuso tras meses de fuertes tensiones internas. El primer partido de la oposición ha arrancado el año con una pretendida y escenificada cohesión interna que ha escaseado en los últimos meses, en los que la pugna interna por el control del PP de Madrid ha copado titulares día a día y se ha traducido en un desgaste de la marca con su consecuente reflejo en las encuestas.
Pero Génova ha dicho 'basta'. Y Ayuso, al menos hasta ahora, parece haber acatado la directriz de una cúpula nacional volcada en la precampaña de las elecciones en Castilla y León, que arrancará oficialmente este fin de semana, cuando el partido acudirá a la capital leonesa para encumbrar a Alfonso Fernández Mañueco como líder indiscutible en la región. La orden de enterrar las guerras internas y "centrarse en sumar" ante la apertura del nuevo ciclo electoral la recibieron todos los presidentes autonómicos, incluida Ayuso, en la última reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. La instrucción fue clara: con unas elecciones a la vista, "las cuestiones orgánicas deben quedar aparcadas".
Las posiciones de Génova y Sol, sin embargo, siguen inamovibles. Ayer mismo, durante el desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, Ayuso quiso mantener viva su "ilusión" de dirigir el PP de Madrid, pero en su entorno dan ya por perdida la batalla de los tiempos. La dirigente regional llevaba meses insistiendo en que el congreso madrileño debía celebrarse antes del mes de marzo, pero la apertura del nuevo ciclo electoral y el propio calendario previsto por Génova para la organización y convocatoria del resto de congresos uniprovinciales imposibilita casi con toda seguridad que el cónclave madrileño se celebre antes de mayo o junio de 2022.
Al de Castilla y León, que se celebra este 15 y 16 de febrero, le seguirá el de Canarias el siguiente fin de semana, mientras que para el de Extremadura habrá que esperar a después del 13-F. Más tarde vendrán los uniprovinciales -La Rioja, Navarra, Cantabria, Murcia y Madrid-, con la premisa intacta de dejar el de la región presidida por Isabel Díaz Ayuso para el final. El calendario estará también condicionado por el momento en que Juanma Moreno decida pulsar el botón de adelanto electoral en Andalucía. El barón popular planteó junio u octubre como fechas objetivas para abrir las urnas, mientras que en Génova ya se inclinan por celebrar elecciones antes de verano. "La decisión final", no obstante, recaerá "exclusivamente" sobre el presidente autonómico.
"Las elecciones colocan a cada uno en su lugar"
Esta vez no hubo notas discordantes en la última reunión de la cúpula ejecutiva. Ayuso asumió el papel que indirectamente le había otorgado Génova y ésta cerró filas tanto con Pablo Casado como con Alfonso Fernández Mañueco. De hecho, incidió en el deshielo con el presidente nacional del partido, con el que mantuvo una conversación telefónica en Navidad tras meses sin apenas contacto, ni en público ni en privado. Mientras tanto, en su entorno reiteran que la presidenta madrileña estará "donde se le diga que debe estar" porque, insisten, no quiere que pueda parecer que está "presionando" al partido con cuestiones internas. Las elecciones, al fin y al cabo, "colocan a cada uno en su lugar y ahora toca remar juntos", insisten.
Los primeros y tímidos pasos en ese deshielo comenzaron a principios de diciembre, pero el armisticio definitivo no llegó hasta este lunes. La dirección nacional no sólo anunció que enviaría a su plana mayor al desayuno informativo protagonizado por Ayuso en el hotel Ritz de Madrid, sino que buscó la foto que probase que las relaciones entre Génova y Sol se encuadran "en la más absoluta normalidad" a un mes de las elecciones de Castilla y León. De hecho, la imagen del día fue la de la llegada al evento de Isabel Díaz Ayuso acompañada de un pletórico Teodoro García Egea, aunque fuentes autorizadas del partido trasladan que el encuentro entre ambos fue fortuito y que no hubo contacto previo entre la dirección nacional y la regional para orquestar una escenificación pública de paz en el PP.
"Tenemos por delante grandes desafíos. Estamos con un Gobierno que está rompiendo todos los puentes que creamos durante la Transición (...). Todo esto nos une", reconocía Ayuso ante los micrófonos de Cadena Ser tras su reencuentro con el número dos del PP, el dirigente en que, más allá de Pablo Casado, se ha personalizado con mayor contundencia la crisis interna del partido. La entrevista de por la tarde sirvió para reafirmar el mensaje que había dejado caer durante la mañana, cuando afirmó que, tras meses "dando titulares", la situación ya es de "normalidad" en el seno del PP por la necesidad de que Pablo Casado "encabece un cambio necesario en España".
Ella, insistió, remará a su favor, pero no renunciará al PP de Madrid. Génova, mientras tanto, redirige el foco a Castilla y León y decreta silencio ante la eterna pregunta: si Casado obstaculizará o no la pretensión interna de su dirigente más mediática.
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