El pasado 1 de diciembre, Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso dieron el primer y decisivo paso de un lento deshielo de las relaciones entre la dirección nacional y regional, inmersas en una batalla desde hace meses por la pretensión de la dirigente regional de hacerse con el control del PP de Madrid, una aspiración a la que Génova se opone. Los dos posaron juntos tras más de un mes evitando coincidir públicamente, justo cuando la tensión interna alcanzaba su cota más alta. Semanas después, el presidente nacional y la baronesa madrileña acercaron definitivamente posturas.
Coincidiendo con las fiestas navideñas, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado mantuvieron una conversación telefónica en la que la primera felicitó el Año Nuevo y se interesó por el "estado de salud" del presidente nacional, que comunicó que había dado positivo por coronavirus el pasado 2 de enero. Según fuentes del entorno de la presidenta madrileña, el contacto con Pablo Casado se encuadra dentro de la "normalidad", si bien las conversaciones privadas entre ambos dirigentes cesaron a medida que escalaba la tensión entre ambos, según trasladaron meses atrás fuentes de uno y otro equipo. No obstante, el tono ahora es radicalmente opuesto, y ambos compartieron una charla "distendida" y agradable que sella la paz en el seno del PP.
El PP ha arrancado el año con una escena que hubiese sido impensable hace unos meses. Isabel Díaz Ayuso protagonizaba este lunes un desayuno informativo en el Hotel Ritz de Madrid organizado por Nueva Economía Fórum, y toda la dirección nacional -con la única excepción de Pablo Casado, que permanece confinado por coronavirus- ha arropado a la presidenta madrileña para escenificar "unión" y "cohesión" interna ante el nuevo ciclo electoral que arranca en Castilla y León el próximo 13 de febrero. De hecho, Ayuso ha llegado al evento acompañada del número dos del PP, una imagen que han logrado captar los medios gráficos apeados a la entrada del hotel.
Durante el acto, Ayuso ha confirmado cómo el armisticio ha llegado definitivamente al PP, con la incógnita de si será la tónica que prime a nivel interno una vez se hayan cerrado las urnas en Castilla y León. "Hemos estado dando unos cuantos titulares en los últimos meses", afirmaba con cierta sorna Isabel Díaz Ayuso cuando era preguntada por la crisis interna. "Pero la situación es de total normalidad. Agradezco a todos que estén aquí conmigo. Estamos iniciando un período muy importante para España, y nada es más importante que encabecemos ese cambio", suscribía en su discurso, ante la mirada tanto de Alfonso Fernández Mañueco como de Teodoro García Egea.
Tras ese contacto telefónico con Pablo Casado, Ayuso ha reivindicado en público su apoyo explícito al líder nacional para "liderar el cambio político en España. "Mi única labor va a ser la de estar al lado de Pablo Casado", ha subrayado. En el mismo sentido se ha expresado el secretario general del PP, Teodoro García Egea, uno de los dirigentes en los que se personalizó la guerra interna por sus desencuentros con el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. "Abandonen toda esperanza", pronunciaba Egea, en un mensaje dirigido a las fuerzas políticas, desde Vox hasta Podemos, que buscan hurgar en los "enfrentamientos" del PP.
El número dos del PP ha rebajado públicamente la tensión presumiendo de un equipo plenamente "cohesionado", haciendo un paralelismo entre la labor de Ayuso en Madrid con la del resto de presidentes autonómicos. "Lo que los españoles pueden esperar este año del PP es unión, cohesión, firmeza y principios", zanjaba.
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