ERC ha completado este lunes la purga en la cúpula de los Mossos d'Esquadra que se inició hace un mes con la destitución de Josep Lluís Trapero al frente de la policía autonómica. Una purga que tiene dos nombres propios, los comisarios Toni Rodríguez y Marc Caparrós, y que ha hecho saltar las alarmas tanto en los sindicatos policiales como en el PSC.
Rodríguez, destituido hace dos semanas como jefe de la Comisaría General de Investigación Criminal, ha sido relegado a la comisaría de Rubí (Barcelona). Caparrós, nombrado por Quim Torra jefe de su nueva unidad de escoltas -la flamante Área de Seguridad Institucional (ASI)-, pasa ahora a dirigir la comisaría de Terrassa (Barcelona).
Son la punta del iceberg de una amplia remodelación que tenía como objetivo "feminizar" y rejuvenecer la jefatura del cuerpo, como señalan desde Interior, alcanzando un tercio de mujeres en la prefectura de los Mossos. Los cambios anunciados este lunes por el Departamento de Interior afectan a 31 mandos, tanto regionales como de servicios centrales.
Unos cambios en los que también destaca la caída del comisario Carles Anfruns, que pasa de coordinar todas las regiones policiales a dirigir la Sala Central. O la defenestración, una vez más, del ex jefe de mossos Miquel Esquius, recuperado hace unos meses por Trapero tras haber sido sustituido en su día por Eduard Sallent, que ahora ha vuelto a lo más alto de la policía autonómica como número dos del nuevo comisario jefe, Josep Maria Estela.
Indignación en el cuerpo
El caso de Rodríguez ha sido, sin embargo, el que más ha dolido en el cuerpo. "Es una barbaridad" apunta un miembro de los mossos que conoce al comisario desde sus inicios como agente de calle. "Quien conoce a Rodríguez sabe que es muy bueno, lleva la investigación en las venas, pero no se casa con nadie" apunta este agente. "Los han castigado, sin duda" añade otra fuente del cuerpo.
Como responsable de la Comisaría de Investigación de los mossos, Rodríguez ha sido el responsable de algunas de las investigaciones más delicadas de la policía autonómica, las que afectan a la actual presidenta del Parlament, Laura Borràs, y al ex consejero de Interior, Miquel Buch, por dos casos de presunta corrupción.
Pero también era el máximo responsable de la lucha contra la producción y el tráfico de marihuana que se ha extendido en Cataluña en los últimos años. Una prioridad absoluta para los mossos, según su dirección política, que no ha impedido la defenestración de Rodríguez.
Investigaciones políticas
El caso de Borràs es especialmente sangrante, porque la presidenta del Parlament ya dejó en evidencia en su momento a los mossos, al afirmar que el entonces consejero, Miquel Buch, la había informado extraoficialmente de las investigaciones sobre su gestión al frente del Instituto de las Letras Catalanas.
Aunque a Buch no se le investiga por esto, sino por la contratación presuntamente irregular de un mosso condenado por integrar la escolta de Carles Puigdemont en Bélgica. Rodríguez firmó el informe junto Juan Manuel Lazo, un subinspector de su máxima confianza al él situó al frente de la unidad anticorrupción de los mossos.
En este contexto, los sindicatos policiales evitan valorar los cambios y nombramientos concretos, pero no esconden su incomodidad por algunos de ellos. Albert Palacio, portavoz de USPAC, denuncia que los cambios abundan en la "politización del cuerpo" que el actual consejero, Joan Ignasi Elena, se había comprometido a combatir. Y extiende las críticas a la cúpula policial, a los que acusa de "olvidarse de que son policías, de que visten uniforme y de que son responsables de los trabajadores a su cargo".
"Oficialmente como sindicato no tenemos mucho que decir" sobre unos relevos que en algunos casos ya se habían anunciado con la promesa de llegar a un tercio de mujeres entre los mandos, señala la portavoz de SAP-Fepol, Imma Viudes. "Respetamos los cambios, como siempre hacemos" añade esta portavoz remitiéndose a la inminente presentación del plan de feminización del cuerpo, el próximo miércoles.
El PSC teme "una policía patriótica"
En todo caso, los relevos en la cúpula de los mossos obligarán al consejero Elena a responder en el Parlament. Así lo ha advertido el PSC, cuya portavoz, Elia Tortolero, ha anunciado que pedirán la comparecencia de Elena y el vicepresidente catalán, Jordi Puigneró, por las informaciones sobre supuestas presiones políticas a los responsables de las investigaciones sobre casos de corrupción que afectan a JxCat.
Tortolero ha enumerado la decisión de limitar la defensa jurídica de los mosos, la destitución de Trapero y la comisión parlamentaria sobre el modelo policial pactada con la CUP y presidida por los antisistema como motivos añadidos de preocupación. Y se ha preguntado si "estamos ante el intento de creación de una policía patriótica en Cataluña. Lo último que necesitamos es una versión independentista del caso Kitchen" ha concluido.
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