Casi sin excepción, los diferentes partidos de izquierda han puesto el grito en el cielo desde el momento en que se confirmó que el candidato de Vox para las elecciones de Castilla y León sería el burgalés Juan García-Gallardo Frings, un joven abogado de tan sólo 30 años cuya trayectoria en Vox comenzó hace tan sólo unos meses, cuando se afilió la partido liderado por Santiago Abascal. La polémica no tardó en llegar a las redes sociales tras rescatarse algunos tuits antiguos del dirigente, en los que se podían leer ciertas consignas con tintes homófobos. "Me parece una gran idea recuperar a Raúl para la Eurocopa. Hay que heterosexualizar ese deporte repleto de maricones", publicó por ejemplo en el año 2011.
Frings será el dirigente que se batirá a Alfonso Fernández Mañueco, cuya fuerza será decisiva para calibrar la influencia de Vox en el previsible nuevo ejecutivo del PP, con la incógnita de conocer cuál será la distancia final que separará al barón popular de la mayoría absoluta. PP y Vox pugnarán esta campaña a cara de perro, pero los populares han rechazado hacer leña de la polémica por el candidato de Vox... al menos en público. Sin embargo, fuentes de la dirección nacional se crecen ante el "error" que, a su juicio, ha cometido Santiago Abascal designando a un candidato que hace años aireó opiniones controvertidas, desde la justificación del "alzamiento nacional" de Franco hasta las críticas a "pijo-horteras" y "julandrones".
"Han quedado retratados", sostienen los populares, que insisten en levantar un muro entre su proyecto y el que defienden en Vox y "representa" Frings. De hecho, en los últimos días el primer partido de la oposición ha elevado notablemente el tono contra los de Santiago Abascal, a sabiendas de que éstos mantienen la exigencia de entrar en los gobiernos autonómicos del PP tanto como les permitan las urnas. "Vox no actúa para solucionar los problemas de la gente", cargaba por ejemplo el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que acusó este lunes a los de Abascal y al resto de fuerzas de la izquierda de ahondar en los "enfrentamientos" internos del PP. "Abandonen toda esperanza", zanjaba el número dos de Casado.
El PP fía a la pujanza de la recién estrenada cohesión interna y al empuje propio de Isabel Díaz Ayuso la campaña en Castilla y León, unas elecciones que se estiman decisivas para frenar a un Vox especialmente crecido en las encuestas, con algunos sondeos otorgando a los de Santiago Abascal hasta 70 escaños en la arena nacional.
Los populares 'pinchan' no obstante el optimismo de Vox, y fuentes autorizadas del partido vinculan su aparente crecimiento al denominado "síndrome de Popeye de los culturistas", es decir, "hincharse rápido pero sin tener músculo".
Vox quita hierro a las "bromas" de Frings
Tanto Vox como el propio candidato han quitado hierro a las "bromas" que el dirigente aireó en Twitter hace años, entre los que se encuentran mensajes ofensivos contra mujeres, homosexuales o inmigrantes. "Se dice que yo soy homófobo por hacer una broma futbolística cuando aún no me había salido el bigote. Es la doble vara de medir de la izquierda", lamentaba Frings en una entrevista publicada este lunes en El Mundo. En el mismo sentido se expresaba el vicepresidente primero de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, que defendió este lunes en rueda de prensa el "acierto" en la elección de un "hombre extraordinario" como cabeza de lista de la formación a las Cortes de Castilla y León.
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