La vicepresidenta segunda trasladó el pasado lunes al presidente del Gobierno su disgusto por la falta de apoyo al ministro de Consumo, Alberto Garzón. Las palabras de Pedro Sánchez a la cadena SER lamentando "muchísimo" las declaraciones de Garzón de The Guardian sobre la pobre calidad de la carne de la ganadería intensiva española, cayeron como un jarro de agua fría en el sector morado del Ejecutivo, que se sintió directamente atacado por lo que han calificado de "bulo" construido a partes iguales entre el lobby de las macrogranjas, el PP, Vox y lo que califican de derecha mediática.
Díaz, que normalmente ha optado por administrar las discrepancias del Gobierno de coalición de puertas adentro, decidió esta vez actuar en los dos frentes, el privado y el público. Primero, manifestando a Sánchez que su posición "no le había gustado nada", segundo, diseñando una estrategia comunicativa que dejaba claro que el sector morado no tenía ninguna intención de ocultarse ni de dar carpetazo a la polémica.
El sector morado del Gobierno echa mano de Iglesias para "morder" al PSOE y deja al margen a Belarra y Montero
En una reunión del pasado lunes, mientras seguían digiriendo la entrevista de Sánchez, el sector morado del Ejecutivo acordó que la respuesta pública recayera, además de en el propio Garzón, en Díaz, siempre con un tono moderado. Pero también entró en liza el nombre de Pablo Iglesias, quien sin ser ni Gobierno, ni Grupo parlamentario, ni ya líder de Podemos, resultaba el más apropiado para "morder" a los socialistas por esta polémica. En la misma medida se decidió dejar al margen de esa estrategia a las ministras de Derechos Sociales e Igualdad, Ione Belarra e Irene Montero, respectivamente, que se mantienen silentes sobre este asunto incluso en las redes sociales.
Belarra y Montero han tuiteado en los últimos días sobre el archivo de la investigación en torno a la "caja de solidaridad" de Podemos, el fallecimiento de David Sassoli, la campaña electoral de Castilla y León o las investigaciones judiciales abiertas que afectan al PP en la región.
Díaz recomendó el lunes, públicamente, "cuidar la coalición" y tener "cuidado con nuestras palabras" e Iglesias usó sus altavoces mediáticos en la RAC1 y en la SER, emisoras donde es tertuliano, para acusar a Sánchez de haber dado pábulo a "una noticia que él sabe que es falsa" y ante la que el presidente del Gobierno debería haber dicho "mire usted, esto es mentira y el ministro Garzón nunca dijo tal cosa".
Los socialistas votará en contra de la petición de comparecencia de Garzón
En la polémica ha entrado, pero más colateralmente, Pablo Echenique, siempre muy dado a meterse en todos los charcos llegando a vincular las peticiones de comparecencia parlamentaria de Garzón con una deriva que puede llevar a un asalto del Congreso estilo Capitolio.
Y contra los temores de Unidas Podemos respecto a la posibilidad de que el PSOE diera curso a la petición de Ciudadanos de comparecencia del titular de Consumo, el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Héctor Gómez, aclaró ayer que votarán en contra para no hacer seguidismo de la derecha, que persigue "destruir y restar todo tipo de mérito a la acción del Ejecutivo".
"No vamos a entrar en ese juego", añadió tras subrayar que si se permitió que la Mesa calificara dicha petición de los naranjas -además de dos preguntas por escrito de PP y Vox- es porque el órgano de Gobierno del Congreso "no tiene capacidad de veto para limitar las calificaciones de las iniciativas de los grupos parlamentarios, ahora bien, nuestro respaldo va a ser absoluto", dijo a La Sexta.
También ha intervenido en la polémica Pablo Fernández. Pero él lo hace no tanto como coportavoz de Podemos sino en su papel de candidato de Unidas Podemos a la presidencia de Castilla y León. De hecho, este miércoles retó al popular Alfonso Fernández Mañueco a un debate público sobre el modelo de ganadería de Castilla y León, "si macrogranjas contaminantes o el modelo familiar, tradicional y sostenible por el que apuesta Unidas Podemos".
El último miembro del área socialista del Ejecutivo en ser interrogado sobre el enésimo enfrentamiento en la coalición ha sido la titular de Defensa, Margarita Robles, que pidió ayer a todos los miembros del Gobierno "hablar menos y trabajar más" orillando "opiniones personales", que "son respetables pero no cambian la vida de los ciudadanos". Y quiso poner fin a la polémica indicando que "el presidente, que era el único que se tenía que pronunciar, ya se ha pronunciado, así que lo que tenemos que hacer los demás, es trabajar".
Pero han sido precisamente las declaraciones de Sánchez del lunes las que, lejos de atemperar esta polémica, no han hecho más que indignar a sus socios.
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