Lo que más me gusta de mi protagonista de hoy es su sencillez. Su naturalidad, y permítaseme la expresión, su ‘casticismo’, a la hora de verbalizar los problemas reales, en este caso de los ciudadanos de la capital de España, que es su ámbito de actuación política. Esta granadina, de nacimiento, pero afincada y enamorada de Madrid hasta el tuétano, no tiene reparos a la hora de hacer autocrítica y reconocer que su partido, el PSOE, no ha sabido desde hace años hablar el lenguaje de la gente de la calle, llegar a las mayorías. Tal vez con ese estilo que acabo de definir, Mar Espinar, sucesora de Pepu Hernández al frente de la portavocía municipal socialista en el Consistorio de la capital, sea capaz de conseguirlo.
Titulada en Ciencias Políticas y con una amplia formación complementaria, Mar Espinar reconoce que la cultura es su debilidad y que hasta ahora no se ha hecho una auténtica política, con mayúsculas, en esta materia, en la que sólo se ha favorecido a determinados grupos afines a los gobernantes de turno. Me gusta su franqueza y me gusta su discurso, claro y contundente.
Hoy es un lujo para mí el compartir este café con Mar Espinar, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid.
Pregunta.- Lo primero que debo preguntarle es cómo ha encajado esta especie de ‘regalo envenenado’ de asumir la sucesión de quien fuera el gran fichaje estrella de su partido, del PSOE, en las últimas elecciones municipales para encabezar la candidatura al consistorio madrileño, Pepu Hernández, cuyo posterior desarrollo político no fue excesivamente afortunado. No sé si felicitarla o darle el pésame porque la responsabilidad que acaba de recaer sobre sus hombros es ciclópea.
Respuesta.- Cogí este relevo con muchísimo agradecimiento a mi partido por la confianza depositada en mí y lo tomo como una oportunidad única. El PSOE en el Ayuntamiento de Madrid tiene, ahora mismo, una oportunidad única. Es ahora o nunca. Con un Más Madrid deshecho y dividido, con un Partido Popular ‘echado al monte’, no sé si porque intentan que Vox vuelva con ellos a la ‘casa madre’ o simplemente se han ido a por ellos al monte y se han quedado allí tan a gusto. En cualquier caso esto supone, para el PSOE, una oportunidad única y tenemos que aprovecharla.
P.- Permítale que le inste a hacer un poco de autocrítica. Parece que el PSOE se ha alejado un poco del corazón de los madrileños. Me lo dicen muchas personas que aún siguen votando a su formación, otros que ya han dejado de hacerlo… ¿es esto así?
R.- Es una deriva preocupante y es cierto que el PSOE tiene un problema, sobre todo en Madrid. Viene de muchos años atrás y no es un problema de una sola persona, es un problema coyuntural. Desde mi punto de vista es muy sencillo: hemos dejado de hablar para las mayorías y hemos dejado de hablar un lenguaje que la gente entiende. Hemos dejado de ser los políticos referentes en la calle, algo que era la seña de identidad del PSOE. Éramos el arquetipo de aquel político que estaba en el barro, escuchando los problemas de cada ciudadano y que, podríamos solucionárselo o no, pero le escuchábamos.
P.- ¿Por qué ha ocurrido esto?
R.- Creo que en Madrid ha faltado mucho relato. No ha habido una apuesta clara por una persona y una continuidad de esa persona durante años y ha faltado, sobre todo paciencia. Madrid es una plaza muy difícil y para ganarla hay que trabajarla.
P.- Comparto lo que dice acerca de la falta de capacidad de llegar por parte de su partido a la mayoría y por ello, supongo, que en su mandato será clave echarse a la calle y volver a hablarle a la gente, a esa mayoría. ¿En qué forma?
R.- Es lo que estamos haciendo ya. Desde que llegué, en mi primer mes, me pateé los veintiún distritos. Hemos abierto un canal directo, a través de ‘whatsapp’, con la ciudadanía hace también como un mes y medio y abrimos nuestro despacho todos los jueves, de 09.30 a 11.30 y ha sido una experiencia muy bonita. No le voy a engañar, no hay hordas de gente esperando, pero siempre hay ciudadanos, no me aburro. Le hablo de personas que no tienen un canal de comunicación con su institución más cercana, que es su ayuntamiento, que encarna la vida real, lo que le preocupa. Esas pequeñas cosas como arreglar aceras, poner autobuses o escuelas municipales públicas… pequeñas cosas pero que son las que mejoran la vida de la gente. Eso, para mí, es la política, la que le hace la vida más fácil a la gente.
P.- Deme sus diez propuestas clave para Madrid.
R.- Puedo decirle que, tras estos cien días recorriendo Madrid, nos hemos dado cuenta de que la capital necesita un plan de choque y un modelo de ciudad. Le voy a detallar los diez puntos que me pide:
El primero, una ciudad amable para los ciudadanos. No podemos perder más espacio público en pro de los intereses de algunos. Lo segundo, conseguir que sea una ciudad limpia. Es indispensable buscar una solución a los contratos de limpieza. Acabar con la suciedad en las calles y distritos como consecuencia de una mala gestión del alcalde. El tercero es que Madrid sea una ‘ciudad de ciudades’. Apostar por descentralizar servicios. El cuarto aspecto es convertir a la capital en una ciudad para la convivencia. Madrid es la ciudad de la diversidad, de todos y de todas. El quinto es que sea la ciudad de la movilidad. Mejorar su transporte y sus conexiones. El sexto, que sea una ciudad equilibrada. Los barrios también existen. Como séptimo aspecto, destacaría que sea una ciudad al servicio de los mayores, más humana, que cuida a su gente. El octavo objetivo es que sea una ciudad de cultura abierta. Tomar la cultura como eje transformador. El noveno, convertirlo en una ciudad de escucha. Dar voz a los madrileños y madrileñas. Como décimo objetivo situamos convertir a Madrid en una ciudad que respira porque ese es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos: el medioambiente.
P.- ¿Cómo es el Madrid de José Luis Martínez-Almeida?
R.- Un Madrid gris y sobre todo olvidado. El problema del Madrid de Almeida es que no existe porque Almeida no está en Madrid. Empezó muy bien y siempre he dicho que es un hombre muy listo al que respeto mucho y con el que, en lo personal, además de unirnos mucho el Atleti, tengo muy buena relación. Supo ver con la pandemia ese perfil institucional que le ofreció la oposición y que él cogió, pero luego se metió en la deriva que coge frecuentemente la derecha, que es la del poder. Tienen poder y quieren más porque poder llama a poder. Se ha enzarzado en su lucha interna con Ayuso, con Casado, con qué van a hacer, en dónde le van a poner… le colocaron de portavoz nacional, que eso sí que es un regalo envenenado y no la portavocía municipal socialista y acabaron con el alcalde.
El Madrid de Almeida es gris, olvidado, sucio y desequilibrado"
mar espinar
P.- ¿Qué no le gusta de este Madrid? ¿Qué ha visto en esos veintiún distritos que ya se ha recorrido?
R.- No me gusta la limpieza de Madrid. Madrid sigue sucio. Hemos vuelto a invertir muchísimo dinero en unos contratos de limpieza que nos generan muchas dudas y que además siguen sin ser equilibrados porque no es lo mismo vivir en Chamberí que en Usera. Es un Madrid desequilibrado y que ni siquiera están intentando equilibrar. No hay una política real de equilibrio territorial. Me preocupa mucho también el secuestro del espacio público para el ciudadano. Están quitando el espacio público para los vecinos, más allá de los que quieran tomarse una caña. A todos nos gusta, a mí la primera, pero qué pasa con los que quieren salir con sus bebés a pasear o con los que quieren salir con sus familias al banco para verse y no hacerlo en casa. Ellos también tienen derechos y se los han quitado. Todos sabemos que el espacio público es lo más seguro para la pandemia y está muy bien lo de las ‘terrazas Covid’ porque fue algo que apoyamos todos los partidos, pero tenían una fecha de caducidad. Y sobre todo, no ha funcionado. Hemos dilapidado barrios enteros: Ponzano, Montecarmelo, Ibiza… hemos quitado la vida de barrio para poner sólo un tipo de vida que es el de la caña, muy respetable, pero que hay más. El político está para garantizar que todo el mundo pueda tener su espacio y que todo sector pueda tener su oportunidad. No hay que apostarlo todo a un sector, quitando espacio a los vecinos y olvidando a otros sectores.
P.- Hablemos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que usted llamó hace poco ‘sinvergüenza’, a raíz de unas palabras de Ayuso sobre los médicos. Qué opina de su liderazgo, y de paso, defíname, señora Espinar, el suyo.
R.- El problema del liderazgo de Ayuso no es ella en sí, sino que desde hace años estamos convirtiendo la política en marketing. Ya no hay fondo, ni un discurso ideológico. ¿Qué tiene Ayuso que no tengan el resto de líderes de la Comunidad de Madrid para haber triunfado como lo ha hecho? Creo que Miguel Ángel Rodríguez, con todo lo suyo, es muy bueno en lo que hace, las cosas como son, y lo que le falta, aunque suene muy fuerte la palabra la diré, le falta moral. Lo vuelvo a repetir, me parece sinvergüenza y le falta esa moralidad para gobernar para todos y no aprovechar ese cansancio y ese hartazgo que todos tenemos porque venimos de dos años muy duros. Lo que tiene que hacer un político ante lo que estamos viviendo es muchísima pedagogía y seguir apostando por las personas antes que por la economía. No tengo ninguna duda de eso. ¿Qué se puede equilibrar? Que se equilibre. ¿Qué no? Ante la duda, las personas.
P.- Han celebrado ustedes, los socialistas madrileños, un congreso en fecha reciente en el que han renovado liderazgo, que ha recaído en el señor Lobato. ¿Cómo van a recuperar ese pulso de la calle, visto que, según ustedes, el PP no gobierna para la gente, sino que va sólo a lo suyo? Reconózcame que, además de patear la calle, algo de marketing necesitarán para llegar al corazón de la gente porque si no surgen los problemas de proyección y de comunicación. ¿Qué están haciendo en este sentido?
R.- Cuando digo que hemos dejado de hablar para las mayorías me refiero a que hemos tenido una desafección con los problemas reales de la gente. Hay que empezar a hablar de lo que le preocupa realmente a la gente, más allá de determinadas minorías que lo están pasando muy mal y a las que, por supuesto, hay que atender y darles oportunidades, pero hay otra inmensa mayoría que tampoco lo tiene fácil y nos hemos olvidado de ellos. Para hacer ese producto de marketing de cara a las elecciones de 2023, lo primero que hay que hacer es llegar al corazón de las personas y para ello, lo primero que es necesario es darse a conocer. No como Mar Espinar sino como la portavoz de un grupo municipal que, cuando tú hablas con ella, ese grupo está volcado en solucionarte la vida.
P.- También como Mar Espinar, supongo, porque vemos que la política actual, más allá de los partidos, está hecha también con marcas personales. Al igual que la señora Ayuso la tiene, usted tendrá que conseguir la suya. Esto también es importante.
R.- Es obvio que, cuando una persona está al frente, también se da a conocer y también tiene su marca personal. El problema del PSOE es que está en una situación tal que, si nos perdemos ahora en los personalismos, estamos ‘jodidos’. Hay que hacer política con la gente y estando en la calle. Si hacemos eso bien, habrá espacio para hablar de lo otro. Ahora mismo toca hacer política, la política con mayúsculas para solucionar los problemas de la gente que está creando un ayuntamiento que, ni está ni se le espera.
P.- Acerca de Más Madrid, hemos visto lo que ha ocurrido en relación con los Presupuestos, lo que ha ocurrido con cuatro miembros de ese partido que han formado otra plataforma política. ¿Cómo ve en ese contexto la recuperación del espacio de izquierda que habían perdido, sobre todo por la aparición de otras fuerzas como Más Madrid?
R.- Precisamente ahora es el momento de ocuparlo porque la única izquierda que ha demostrado coherencia y capacidad para gobernar es el PSOE, porque esa otra izquierda, que dice situarse a la izquierda del PSOE mientras habla de ‘purismo’ y de cambiar las cosas lleva seis años aquí y no ha hecho nada más que pelearse entre ellos y no entender que lo que representan está muy por encima de lo que representa cada uno de ellos. Esa izquierda no vale porque es de patio de colegio, de las riñas que tiene mi hija en el patio por que su mochila no es la que lleva su amiga… es que eso no es la vida. No se está cobrando de los ciudadanos de Madrid para decir que: ‘Si no te aceptan como portavoz no te dejo hablar en el pleno… si no me dejan hablar en el pleno me voy del grupo… si me voy del grupo puedo facilitar que la derecha pueda gobernar en esta ciudad’ ¡Pero esto que es! ¡A quién están representando en realidad! Y cuando gobernaron, lo mismo. Lo que ocurre es que cuando gobernaron tenían una figura que era indiscutible socialmente, no sabemos por qué, pero ahí estaba, y nadie tosía. Pero era exactamente lo mismo. Existía esa aura que tenía Manuela Carmena o que le impusieron a Manuela Carmena. Por eso no se llegó a este punto. Pero ahora no la tienen y lo que tienen es mucho ego y nada más.
P.- Hemos hablado de las mayorías, a las que hay que llegar para gobernar, pero no debemos olvidarnos de determinados colectivos, como por ejemplo el LGTBi.
R.- El PSOE siempre supo hacer eso bien porque iba de la mano de ellos. Era herramienta para conseguir lo que ellos querían. Me da la sensación de que a veces estamos en una competición para ver quién acapara determinados colectivos porque así ‘somos más rojos’, o ‘no somos tan derechas’, como es el caso de Ciudadanos. El colectivo LGTBi sabe perfectamente lo que quiere y lo que necesita. Lo que tenemos que hacer es preguntar, ‘¿qué quieres?’, y así lo podemos conseguir. Ahí es cuando la política triunfa. Ahí. No cuando nos empeñamos en tutelar, entiéndaseme la palabra, a colectivos o a minorías.
P.- Hablemos otro grupo que desgraciadamente no para de aumentar: los pobres. Madrid tiene un problema de pobreza extrema, no ya en algunos barrios sino en todos. ¿Qué propuestas tienen para ayudar a los más desfavorecidos, muchos de los cuales están en la calle?
R.- He tenido varias reuniones sobre ello con personas que hacen una labor admirable, como Javier Baeza, de San Carlos Borroneo, y es una realidad. Salgo a distritos y veo a mucha más gente en la calle que nunca. Los servicios sociales, y hemos llevado a pleno ya una propuesta sobre ello, están muy deteriorados. No se ha hecho nunca una apuesta clara por ellos en Madrid y faltan medios y personal. Eso hay que pelearlo. Hay que invertir dinero, saber dónde se invierte y no olvidar el carácter de emergencia social que tienen estos servicios. No se puede decir como institución que están completos, porque eso es no haberse enterado. Si hay un vecino que está durmiendo en la calle, (el equipo de gobierno municipal) tiene que buscarse la vida, pero no puede decir que (el servicio social) ‘está completo’. En eso se está cayendo. Esto no es un servicio privado, es un servicio público. ¿Dónde está la política?
P.- Cambiemos de nuevo de asunto. Angela Merkel, ya excanciller alemana, siempre tuvo una política de cordón sanitario respecto a la extrema derecha y no permitió a nadie de su partido negociar con ellos. Usted que vive el día a día con Vox, con el señor Ortega Smith, ¿qué punto de vista tiene sobre esto? ¿Habría que crear un cordón sanitario en torno a Vox?
R.- Soy completamente partidaria de hacerlo. El problema es que es tarde. El problema es que, el resto de los partidos, no supo verlo. El PSOE ya lo dijo desde que Vox apareció. Hay que hacer un cordón sanitario porque nos estamos jugando mucho. No somos conscientes de que nos hemos creído que todo lo que tenemos nos pertenece porque sí.
P.- Vengo diciendo desde hace años que España no estaba vacunada contra la extrema derecha. Así como en Italia había un Salvini o en Francia una Le Pen, en España podía haberlo también…
R.- Estaba usted en lo cierto. Me preocupa mucho porque Vox se está haciendo fuerte, porque tiene un discurso muy de estómago. Es un discurso que, si te abstraes de todo lo que tienen alrededor, a la gente que lo está pasando mal le llega perfectamente. Le llega al estómago. Es peligroso porque la extrema derecha juega con ese populismo. Debemos intentar pararlo ya, pero vamos tarde. Creo que Vox va a crecer, aunque no mucho más, pero lo suficiente como para poder agitar de forma muy preocupante todos los derechos que habíamos asumido que eran propios, olvidando que hay que mantenerlos.
P.- ¿Qué opina de la crispación que existe en la vida pública y que luego se traslada a las calles?
R.- Echo de menos esa derecha, que es muy necesaria en este país, con la que se podía hablar y se podía construir. Necesitamos personas de Estado, que entiendan la gravedad de lo que está pasando, sin olvidar lo que representan ni sus ideas, pero hay que ser capaces, en momentos como el que vivimos hace dos años, de ver cómo se puede ayudar a que la vida de las personas mejore en un momento en el que es muy complicado porque hay mucha incertidumbre. Eso lo hizo el Ayuntamiento de Madrid con la pandemia. Gestionar algo así es lo peor que puede pasar estando en el poder en cualquier institución y hay que echar una mano porque la gente lo está pasando mal. Conviene no olvidar para qué se entra en política. Precisamente para esto. Si algún responsable político lo olvida no pasa nada. El mundo seguirá sin él, e incluso mucho mejor.
P.- Hábleme de usted.
R.- Soy muy transparente, tengo muy mala leche. Me viene del carácter y el ímpetu granadino, porque mi familia es de allí. Estudié políticas, me gustan el rock, la cerveza…
P.- ¿Su grupo favorito?
R.- Tengo muchos. U2 fue uno de ellos que me cambió la vida.
Tenía esperanzas de que Almeida tuviera ese perfil que no tienen ni Casado ni Ayuso. Creí que era un tío más serio"
P.- ¿Es fan de Eurovisión?
R.- No, pero he bailado el ‘chiquilicuatre’ y he bailado muchas otras, pero no soy ‘eurofan’.
P.- Siempre digo que una de las cosas que me trajo a Madrid fue la cultura. Hoy está totalmente abandonada.
R.- Completamente. Ni el pasado mandato ni en este, en el que he entrado como portavoz, no he querido dejar la cultura porque me encanta. Es lo que más vertebra e iguala a una sociedad. No se hace una apuesta clara por la cultura, no somos conscientes. La cultura está abandonada ahora y lo estuvo en el pasado. No se cuidó en el mandato pasado y de hecho fui muy crítica con Manuela Carmena y con Celia Mayer y los que pasaron por allí. Tendemos, o tienden, porque llevamos tanto tiempo sin gobernar que está por ver si lo hacemos o no, a gestionar la cultura para determinados sectores que unos u otros consideran afines. La cultura es mucho más que eso. Pecó de eso Carmena y peca de ello Levi. No hay una visión global de lo que supone la cultura y de lo que nos beneficiaría a los políticos garantizarla para todos los madrileños.
P.- ¿Cómo ha vivido, personalmente más que como representante de un partido, que se haya utilizado a alguien tan importante como Almudena Grandes como objeto de negociación para acordar unos Presupuestos?
R.- Fue una decepción porque sí que tenía esperanzas de que Almeida tuviera ese perfil que no tienen ni Casado ni Ayuso. Creí que era un tío más serio. Al final, el personaje se ha comido a la persona y para mí ha sido una decepción personal grande, porque además no se entiende. Y cuando las cosas hay que explicarlas es que las estás haciendo mal. Lo de Almudena Grandes no hay por dónde cogerlo y no es justo que semanas después, tras lo que ha pasado su familia, no se merece este cambio de cromos.
P.- Deme una opinión sobre lo que está rodeando el ‘caso Djokovic’. Otra polémica más que pone en discusión tantísimas cosas, como que la ley es igual para todos. ¿Le parece, como a mí, que es la demostración más fea de lo que está pasando en la sociedad?
R.- Por supuesto, y lo más triste es que lo que representa Djokovic tenga representación. Vox representa eso. Olvidan que somos mucho más que individuos, que somos una sociedad. Si no logramos volver a crear ese sentimiento de comunidad, de curarnos todos, aunque luego hagas tu vida, lo que te dé la gana, la capacidad de salir y entrar, por supuesto, pero ese sentimiento de que todos pertenecemos a algo que nos une, se ha perdido. Así es muy difícil que salgamos mejores.
P.- ¿Será usted la candidata de su partido a la alcaldía?
R.- Eso lo decidirá el partido, pero a quién no le gustaría serlo. Trabajo para que 2023 el PSOE sea la fuerza mayoritaria de la izquierda.
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