Un Podemos radicalmente distinto del que nació hace ocho años. Convertido en “muleta del PSOE” y sometido a las enormes contradicciones de pertenecer “a un supuesto Gobierno de izquierdas que, cuando tiene que aplicar políticas, no lo es tanto”. Es la demoledora radiografía que dibujan desde Anticapitalistas, una de las tres patas del proyecto inicial que, como hicieran los errejonistas en 2019, han optado por emprender el camino en solitario y constituirse como un partido decidido a capitalizar la decepción con Unidas Podemos.
“Dos de las tres patas ya no están. Eso da una medida de que el proyecto ha ido perdiendo buena parte de su capital político”, señala Raúl Camargo, portavoz de Anticapitalistas, en conversación con El Independiente. Anticapitalistas, la organización que tiene en la andaluza Teresa Rodríguez y el eurodiputado Miguel Urbán a sus principales rostros, abandonó Podemos en marzo de 2020 pero la pandemia paralizó su conversión en partido. Un movimiento en el que trabajan actualmente, tras la celebración en diciembre de su III Congreso confederal. El 89 por ciento de la militancia respaldó la vía fuera de Podemos.
“Ahora tenemos que ordenar toda la situación jurídico legal porque, además, tenemos varios partidos autonómicos registrados y hay que legalizar la organización confederal”, admite Camargo. El partido tiene ya ultimados sus estatutos y trabaja en su proyecto político, rotos todos los lazos que le unieron desde su fundación a la organización que, tras la salida de Pablo Iglesias, lidera Ione Belarra. “Una vez que abandonamos Podemos nuestro funcionamiento vuelve a ser el de un partido”, confirman.
Contra las medidas "neoliberales" de la coalición
Anticapitalistas nació en 1995 y se inscribió como partido 14 años después. En 2015 se transformó en asociación para integrarse en Podemos, en cuyo establecimiento desempeñó un papel fundamental. En la actualidad, su dirección asegura tener implantación en todo el territorio nacional y contar con unos 3.000 apoyos, entre militantes y simpatizantes. Dispone de unas decenas de concejales. Su mayor fuerza, no obstante, radica en el sur, donde lidera Adelante Andalucía, la coalición refundada el pasado junio tras la tormentosa ruptura con Podemos e Izquierda Unida.
Sueltas las amarras con los morados, la misión de Anticapitalistas es pescar en la desilusión que cierto electorado de izquierdas profesa hoy hacia el proyecto de Unidas Podemos. “Las medidas que está impulsando el Gobierno de coalición se están quedando muy cortas. En realidad, no están rompiendo con el neoliberalismo europeo. Se necesitan grupos críticos por más que el Gobierno esté formado por fuerzas de izquierdas”, apunta Camargo.
La cúpula de Anticapitalistas insiste en que a nivel de dirección no existen canales de diálogo con Podemos. “Puede haber contactos más informales con alguna gente”, esbozan. Atribuyen sus principales divergencias a la estrategia de compartir a toda costa gobiernos con el PSOE, que destiñen su programa y penalizan siempre a los situados a su izquierda. “Ahí están la reforma laboral o la ley de vivienda para ratificarlo. Eran temas cruciales no solo cuando Podemos surgió sino cuando llegamos al Congreso en 2015 y 2016. Y al cabo de unos años vemos que están avalando las políticas neoliberales que hicieron que Podemos surgiera”, lamenta Camargo.
“Es necesario que exista una izquierda política independiente del social liberalismo que representa el PSOE y al que Unidas Podemos se ha ligado de manera muy extrema”, agrega el portavoz de una opción que busca precisamente crecer a la izquierda de los morados, en busca de votantes que han quedado huérfanos. “Se ha terminado difuminando el contenido del Podemos que fundamos y que era una fuerza crítica con el bipartidismo. Finalmente, la evolución hizo que Podemos decidiera encaminar su trayectoria a la formación de gobiernos con el PSOE”, arguye.
No se puede estar en connivencia con posiciones neoliberales como las que están detrás de la reforma laboral o de la ley de vivienda
Desde Anticapitalistas recalcan que, ocho años después de aquella presentación en sociedad en el Teatro del Barrio, ellos no se han movido de sus posiciones políticas, que hoy siguen exhibiendo cuando convocan manifestaciones contras las eléctricas. Han sido otros, los que fueron entonces sus compañeros de viaje, los que han renunciado a sus principios. “No se puede estar en connivencia con posiciones neoliberales como las que están detrás de la reforma laboral o de la nueva ley de vivienda que se va a aplicar”, comentan.
Asuntos primordiales de aquel llamado “bloque del cambio” que, a su juicio, han quedado por el camino, sacrificados por el posibilismo de las alianzas con el partido de Pedro Sánchez. “Se apostó por ocupar posiciones en los gobiernos a costa de sacrificar el programa y nosotros creemos que es la razón del alejamiento”, explica con cierta amargura Camargo. “Nacimos para hacer un cambio de verdad y no para meros retoques, que cuando se lee la letra pequeña o pasa el tiempo, no son ni siquiera eso, como estamos comprobando ya con la reforma laboral o el ingreso mínimo vital”.
Sus dardos se dirigen hacia la actual dirección de Podemos, el círculo cuyos hilos movió Iglesias y que luego dejó en manos de Belarra y otros liderazgos femeninos, desde Irene Montero a Lilith Verstrynge. “Podemos tenía una estructura interna que no permitía que hubiera opiniones discordantes sobre temas importantes. No había espacio para que hubiera corrientes u opiniones discordantes. Y todo se resolvía mediante la exclusión práctica de cualquiera que discutiera la línea oficial”, sostiene Camargo.
Rechazo al "frente amplio" de Díaz
Abandonaron el barco, dicen, por coherencia. La misma que citan ahora para rechazar “el frente amplio” que intenta pergeñar Yolanda Díaz para reflotar las expectativas electorales a la izquierda del PSOE. “Esa época de los grandes acuerdos con poco contenido ya no es la que vivimos. Si se nos hubiera convocado, que no ha sido el caso, hubiéramos puesto encima de la mesa nuestra orientación política. ¿Es posible un frente amplio cuando hay formaciones cuya estrategia fundamental es gobernar con un partido social liberal? Nosotros consideramos que no”, responde el portavoz de Anticapitalistas.
¿Es posible un frente amplio con formaciones cuya estrategia fundamental es gobernar con un partido social liberal? Consideramos que no
“El 15-M y lo que supuso Podemos nacieron en contra de esa orientación, de ser la muleta de uno de los dos grandes partidos. Estamos de acuerdo con frentes amplios y coaliciones, pero con una estrategia diferente, que recupere las señas de identidad de lo que fueron los primeros meses de Podemos y de lo que se reclamaba en las calles y que coincidió con los tiempos más fértiles de la izquierda política en los últimos 30 años en este país”, argumenta. Desde la formación se consideran cercanos y en sintonía con la CUP en Cataluña o la gallega Anova-Irmandade Nacionalista, actualmente extraparlamentaria.
Su rechazo a integrarse en la unidad que defiende Podemos se escenificará primero en las elecciones andaluzas, que deben celebrarse este año y donde la plataforma de Teresa Rodríguez no tiene intención de acudir a la llamada de configurar un frente amplio lanzada en diciembre por Unidas Podemos. Una postura que se basa en su negativa a “gobernar con el PSOE” pero que busca “desalojar a las derechas” de San Telmo en un escenario de fragmentación del voto de izquierdas, con hasta tres papeletas al margen de los socialistas.
"Tiempo de sembrar"
Entre los Anticapitalistas alegan como argumento que coligarse con el PSOE solo ha servido para ser fagocitados en la siguiente cita electoral. El ejemplo más ilustrativo es Castilla-La Mancha, el territorio en el que se ensayó primero la entrada en el Gobierno. En 2019, los tres diputados regionales que habían obtenido los morados se evaporaron y el socialista Emiliano García-Page obtuvo una cómoda mayoría absoluta. La formación que ha tomado el camino en solitario apuesta por acuerdos puntuales, facilitar investiduras y “pasar a la oposición”, la posición que una vez mantuvo el partido de Belarra.
La organización es consciente de que el actual escenario político no favorece una rápida traslación en votos. Decidirá, cuando toque y de manera individualizada, sus participaciones electorales más allá de las autonómicas andaluzas, donde no hay dudas de su concurrencia. “Es tiempo de sembrar e ir construyendo nuestra organización”, deslizan. “Más que capitalizar la decepción es intentar que quede alguna esperanza para la gente de izquierdas, que las críticas a las políticas que hacen PSOE y Unidas Podemos y que son claramente insuficientes no las hegemonice Vox y que no haya únicamente una alternativa por la derecha a lo que creemos que son incumplimientos muy graves de los acuerdos firmados”, concluyen.
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