La pelea para conseguir los votos con los que convalidar del decreto de la reforma laboral no sólo está volviendo a tensar las ya de por sí delicadas costuras con las que se cose la coalición, sino que los morados temen que responda a una estrategia más a largo plazo. Dicha estrategia perseguiría socavar las posibilidades electorales de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, la misma que mantiene el liderato entre los políticos más valorados, tal y como arroja el último barómetro del CIS.
Los coqueteos del sector socialista del Gobierno con Ciudadanos para sacar adelante la reforma laboral persiguen, señalan distintas fuentes de UP, que "Yolanda se coma la reforma con Inés Arrimadas" y no la saque adelante con los socios parlamentarios habituales, esto es, ERC, EH-Bildu y PNV. Que la medida estrella de la ministra de Trabajo reciba como principal apoyo el de los liberales no se considera una buena carta de presentación para sus aspiraciones electorales de futuro.
De hecho, la ministra de Igualdad, Irene Montero, lo verbalizó ayer en una entrevista que le hizo el portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, en su programa La Fábrica 1931. Denunció que "hay una pulsión poderosa en unos sectores del PSOE, desde las entrañas" que creen que Unidas Podemos acabará "desapareciendo" como Ciudadanos.
El PSOE "quiere que Yolanda se coma la reforma con Arrimadas"
Otra cosa, matizan las fuentes consultadas por este periódico, es que una vez alcanzado un acuerdo con los partidos de la investidura Arrimadas se pueda sumar, y otra muy distinta que los titulares del 3 de febrero sean "que los diputados de Ciudadanos salvan la reforma laboral". No dejaría de ser paradójico, subrayan, que después de haber construido una mayoría con partidos independentistas, nacionalistas y regionalistas, entre otros, sea precisamente la reforma laboral la que cambia esa mayoría por la que está luchando Yolanda Díaz.
Lo cierto es que el PSOE también se ha movilizado para sacar adelante la reforma. Sin ir más lejos, el portavoz parlamentario socialista en el Congreso, Héctor Gómez, almorzó este jueves en Bilbao con su homólogo del PNV, Aitor Esteban, y se entrevistó con los representantes de UGT y Comisiones en Euskadi. Gobierno, partido y Grupos Parlamentarios, dicen los socialistas, se han puesto en marcha con el horizonte del 3 de febrero.
El sector morado del Gobierno entiende que si bien la reforma laboral cuenta con el apoyo de sindicatos y CEOE, no tiene, en cambio, el plácet del Parlamento, "y no se puede dar por intocable un texto para el que no tienes la mayoría". También es cierto que los morados no han sido unos entusiastas del acuerdo, que hubieran preferido mucho más ambicioso aún a costa de dejar fuera a la patronal.
Apoyan, por tanto, los intentos de Díaz de recoger algunas de las peticiones de los socios, aunque queden reflejadas en otros textos o leyes, como el Estatuto de los Trabajadores. Pero hay que admitir que éstos tampoco se lo están poniendo fácil. ERC quiere negociar con los dos socios de Gobierno y cualquier cesión que se les pueda dar a cambio "debe ir en paralelo", ejemplo de una falta evidente de confianza con el Ejecutivo de Sánchez.
La vicepresidenta mantiene interlocución con Aragonès y Vilalta
Díaz reveló recientemente cómo fue informando a los socios conforme avanzaban las conversaciones en la mesa de diálogo social, pero los republicanos independentistas lo desmienten. La andanada de Gabriel Rufián cuando dijo este miércoles que "ERC no vota proyectos personales", no cayó bien en vicepresidencia segunda, pero aún así minimizaron el tono de estas palabras "propias de su ADN", dicen a El Independiente fuentes del entorno de Díaz acostumbrados a la estrategia de "presión" del catalán.
No es en cambio Rufián el principal interlocutor de la vicepresidenta segunda. Sí lo son el presidente de la Generalitat, con quien cenó recientemente en Madrid, y la secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta. Además, el negociador por parte de ERC de la reforma laboral es el diputado y ex sindicalista, Jordi Salvador.
Sin embargo, hoy por hoy no se ha avanzado mucho en la captación de apoyos parlamentarios -a trece días de la votación- mientras la opción Ciudadanos se abre camino, hasta el punto de estar dispuesta a dar su apoyo gratis. Este es el escenario indeseado por Díaz y por Unidas Podemos, tener que recurrir a los liberales, y no a la izquierda, para sacar adelante el proyecto sobre el que quiere construir su futura candidatura a la presidencia del Gobierno.
La mejor valorada, según el CIS
Consolida Díaz, en cambio, la mejor valoración entre los distintos líderes políticos, a tenor de los datos del último barómetro del CIS. No aprueba e, incluso, baja algunas décimas, pero con su 4,82 de nota (dos décimas menos que en diciembre) sigue superando por medio punto a Pedro Sánchez, con un 4,34 de media. Un motivo más para el nerviosismo y las susceptibilidades.
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