Ciudadanos confía en sobreponerse a la demoscopia y a la adversidad para amarrar su supervivencia política. En la formación naranja saben que el simple hecho de lograr representación en Castilla y León no sólo implicaría un "gran éxito" colectivo de los liberales -partían de la base de 0 escaños en muchos sondeos-, sino que sería "decisivo" para que el proyecto ahora liderado por Inés Arrimadas tuviese una oportunidad en Andalucía y, por ende, en la esfera nacional.
En la sala de máquinas de Ciudadanos se trabaja con optimismo. Sus cálculos se alejan de la realidad que vaticinan la mayoría de sondeos privados, y los naranjas confían en que las urnas se cierren el próximo 13 de febrero con hasta cinco escaños en su bolsillo. Creen que su mayor fuerte es su experiencia en el gobierno y la posibilidad de arrastrar voto "descontento" del PP de gente "cansada" de sus 'vaivenes' políticos en todas las capitales de provincia, con una fuerza especialmente singular en Palencia o Valladolid, ciudad natal del candidato a la Junta, Francisco Igea. Ésta era precisamente la provincia en la que el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) otorgaba más fuerza a los naranjas, con el 11% de los votos y hasta 2 procuradores.
Aunque el reto es complicado, Ciudadanos aspira a ser decisivo. Todos los sondeos avanzan que el bloque de la derecha será el ganador de la contienda, pero el PP, como subrayan los liberales y marcan algunas encuestas, "está en caída libre" y su éxito ya no sería posible sin un pacto de investidura con Vox que, a priori, rehúyen los populares. Francisco Igea cierra la puerta a ocupar el lugar de Vox si se cumplen sus mejores presagios en cuanto a representación, y no investirá a Alfonso Fernández Mañueco. Sin embargo, los naranjas dejan abierta la puerta de su izquierda. Fuentes del entorno del ex vicepresidente de la Junta avanzan que sí negociarían con el candidato del PSOE, Luis Tudanca, un eventual ejecutivo en Castilla y León que desbancase al PP de Mañueco en caso de que la suma -a la que habría que integrar necesariamente a Podemos y a los partidos locales, cuya fuerza sigue siendo una incógnita- alcanzase los 41 procuradores.
"Programa, programa y programa", comentan las fuentes consultadas cuando son preguntadas por las condiciones que pondrían al bloque de la izquierda para 'regalar' sus votos a los socialistas que, al menos de momento, podrían rozar los 30 escaños según los pronósticos más optimistas. El candidato en este caso no sería un problema para Francisco Igea, que sí ha levantado un veto contra Alfonso Fernández Mañueco por la "traición" no sólo a Ciudadanos, sino "a todos los ciudadanos de Castilla y León". Para los naranjas, la base para rubricar otro acuerdo gubernamental en la región es "la garantía de la estabilidad", algo que, a juicio de las fuentes consultadas, nunca encontrarían en el PP.
Las cuentas, no obstante, siguen siendo complicadas para el bloque de la izquierda. Aunque el PSOE logre asomarse a la treintena de procuradores, Podemos tendría que arrastrar algo más de los tres escaños que le dan la mayoría de sondeos privados y crecer al menos hasta los cinco, la horquilla máxima que le da el controvertido CIS de Tezanos. La clave estaría en lo que logren aglutinar los partidos de la España Vaciada, que podrían alcanzar entre 4 y 5 procuradores disgregados en partidos como Unión del Pueblo Leonés, Soria Ya o Por Ávila.
El reparto de escaños es demasiado ajustado, pero hay factores externos que podrían convertir un escenario casi utópico en posible, al menos según el marco que maneja Ciudadanos. Los naranjas creen que Mañueco "se ha dado un tiro en el pie" al adelantar las elecciones, y observan cómo la mayoría holgada de la que gozaban en diciembre se ha reducido notablemente en enero. El motivo que arguyen es que "el PP se puede estrellar" por la percepción cada vez más consolidada de que el adelanto electoral fue "un fraude" para "tapar los fallos de Casado y la guerra con Ayuso".
El entorno de Francisco Igea explica además cómo "contratiempos" como la polémica intervención de José María Aznar en Valladolid el pasado sábado -en la que llegó a cuestionar incluso el liderazgo de Pablo Casado- pueden lastrar aún más las aspiraciones de Alfonso Fernández Mañueco, a sabiendas de que un pacto con Vox enterraría prematuramente la aspiración de Pablo Casado a no depender de Santiago Abascal, ni a nivel autonómico ni nacional.
Que las autonómicas no coincidan por primera vez con las municipales en Castilla y León implica otro factor que puede perjudicar eminentemente a los dos grandes partidos, ya que puede traducirse en una baja participación. La irrupción de las fuerzas regionalistas, las consecuencias del impacto de la variante ómicron -que ha provocado que, por primera vez, un candidato afronte un debate electoral de forma telemática- o el alto porcentaje de indecisos marcan una campaña en la que no habrá un horizonte claro casi hasta el mismo momento en que se cierren las urnas.
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