La reforma laboral afronta la recta final de su trámite parlamentario con todas las incógnitas abiertas. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha mantenido este fin de semana contactos con ERC, descartando a Bildu, que este fin de semana se ha manifestado contra la reforma de la mano de los sindicatos nacionalistas mayoritarios, ELA y LAB. Una cuenta atrás que para uno de los partidos que sostienen al Gobierno, Podemos, pasaría por aceptar algunas de las peticiones de los socios del bloque de investidura aún a riesgo de que se descuelgue la patronal.
Asume en buena medida el discurso de ERC y del PNV respecto a que el Parlamento es soberano para debatir y cambiar un decreto, de modo que se tramite como proyecto de Ley al objeto de incorporar modificaciones. Aducen las fuentes moradas consultadas que el PSOE "cae siempre en el mismo error. Actúa como si tuviera mayoría absoluta y no la sumamos ni siquiera juntos. No se le puede pedir a una parte de la Cámara que haga dejación de su labor parlamentaria".
Choque de legitimidades
Se rebelan contra el hecho de que la patronal condicione su apoyo a que no sufra modificación alguna el texto y si, llegado el caso, abandona el consenso, no sería para Podemos un problema insuperable, ni mucho menos. Hablan de "choque de legitimidades" y aunque entienden la legitimidad de Antonio Garamendi para exigir que no se toque ni una coma, "el PSOE no te lo puede prometer sin mayoría absoluta. Es renunciar a que el Parlamento haga su trabajo", insisten.
Díaz quiere introducir modificaciones y mantener el apoyo de la CEOE, con quien también habría hablado. La formación morada quiere que se modifique el texto y si la CEOE no se descuelga, "muy bien" y, si lo hace, "pues ya verá la patronal". Entienden esta discrepancia interna en la filas de Unidas Podemos porque "Yolanda es la ministra de Trabajo y tiene que tener más cuidado con los empresrios que nosotros".
El objetivo era sacarla sin el voto en contra del ERC y de Bildu, la línea roja para que la reforma "no sea un desastre". Pero la toalla ya hace tiempo que se tiró con el partido de Arnaldo Otegi y no con ERC. Díaz no trabaja para que se abstengan "sino para arrancar su sí", puntualizan fuentes cercanas a la vicepresidenta.
Podemos lleva tiempo sospechando que, detrás de cómo han discurrido los acontecimientos, está la mano del PSOE, cuyo objetivo es, afirman, "que no salga con la mayoría habitual" sino con el apoyo de Ciudadanos y una pléyade de partidos minoritarios que permitan más votos favor que en contra. Pero la ministra de Trabajo "tiene una capacidad negociadora que podría ser capaz de darle la vuelta a esto" en apenas tres días. Cosas más difíciles se han visto.
Yolanda Díaz ha impuesto la ley del silencio
Respecto a cómo puede conseguir el apoyo de los republicanos independentistas, es un misterio desde el momento en que Moncloa asegura la integridad del texto pactado por los agentes sociales. Díaz ha impuesto la ley del silencio hasta este jueves y Podemos se pliega a esa estrategia, aunque lamenta que se haya instalado en los medios y en opinión pública el mensaje de que el texto no se puede tocar.
En vicepresidencia segunda esperan que los vínculos de ERC con UGT Cataluña terminen de inclinar la balanza. Díaz ha estado con los sindicatos en Barcelona como una forma de meter presión, de momento, sin resultado.
El titular de Presidencia, Félix Bolaños, afirma que el conjunto del Gobierno está actuado en este tema "de manera coordinada para que consigamos convalidar la reforma laboral que tan importante es para este país, para los trabajadores y para los empresarios".
El todopoderoso ministro se reunió ayer con Antonio Garamendi y hoy lo hará con UGT y comisiones Obreras para presentarles el Plan Anual Normativo para 2022. Este lunes aprovechó la ocasión para agradecerle a Garamendi el esfuerzo de los agentes sociales durante estos meses, que han cedido en sus posiciones de máximos, anteponiendo el interés general. "Y eso es una gran noticia para España: acordar para avanzar", informa Ep.
También el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, aprovechó su habitual comparecencia de los lunes desde Ferraz, para pedir a los socios del bloque de investidura que "renuncien" a sus demandas a favor del consenso alcanzado por los agentes sociales. Pero, salvo sorpresa de última hora, el Gobierno se ve abocado a una votación de infarto por la que podría sacar la reforma, en el mejor de los casos, por la mínima.
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