La abrupta salida de Albert Rivera del bufete de abogados Martínez-Echevarría ha sorprendido a propios y ajenos. Nadie, ni tan siquiera en el entorno más cercano del abogado y ex político, esperaba que tomase la decisión de abandonar el despacho en el que aterrizó en marzo de 2020, tan sólo unos meses después de renunciar a la vida pública. Tal y como adelantó El Confidencial y ha podido confirmar El Independiente, el ex presidente de Ciudadanos comunicó este lunes mediante un correo electrónico emitido por su abogado su intención de resolver a la mayor brevedad posible su contrato de cinco años como presidente ejecutivo de Martínez-Echevarría, aunque no han pasado ni dos. A esta petición se sumó José Manuel Villegas, vicepresidente ejecutivo de la firma y número dos de Albert Rivera durante su etapa al frente de Ciudadanos.
Ningún dirigente que trabajó junto a Albert Rivera a lo largo de los 13 años que pasó al frente del partido naranja esperaba que las cosas "acabasen tan mal" entre el bufete -que lleva incluso el apellido del presidente saliente- y el ex dirigente político, entre los que se han sucedido tal cruce de reproches y acusaciones en las últimas horas que alejan cualquier posibilidad de salida amistosa. La firma acusa a Rivera y a su 'escudero' de "bajo rendimiento" en la empresa y de no alcanzar los objetivos inicialmente pactados. Y en el entorno del abogado alegan "incumplimientos" económicos de parte del despacho Martínez-Echevarría respecto a las condiciones pactadas en 2020.
Fuentes cercanas al ex presidente de Ciudadanos explican que Albert Rivera y José Manuel Villegas quisieron "adelantarse" a la intención de la dirección de la compañía, encabezada por el CEO Vicente Morató, de prescindir de sus servicios. "Ya habían recibido varios toques de atención. La presión iba en aumento, les dijeron que había que cumplir los objetivos en varias ocasiones", explica un ex dirigente de la cúpula de Ciudadanos, que alega que una de las cuestiones que incomodaba a la compañía era la casi "necesidad" de Albert Rivera de estar en el "foco público" en paralelo al ejercicio de sus funciones en el despacho de abogados. Con esta versión coincide un alto cargo de la actual cúpula naranja, que opina que el ex presidente de Ciudadanos "se mete en demasiados charcos" de la actualidad política cuando la "imparcialidad" se estima precisamente como un requisito fundamental para el puesto que desempeñaba en la firma.
Al margen de cómo se resuelva finalmente el asunto, la otra gran incógnita que aparece en estos momentos es cuál será ahora el futuro de Albert Rivera. En los últimos meses, el ruido en torno a una posible incorporación al PP había ido in crescendo por múltiples motivos, desde la "buena relación" que mantiene con Pablo Casado hasta la progresiva incorporación a las filas populares de otros ex dirigentes de su máxima confianza, como Fran Hervías o Toni Cantó. Génova contrató incluso al bufete de Martínez-Echevarría para elaborar los recursos de inconstitucionalidad contra múltiples iniciativas, como la ley catalana de alquileres o la 'ley Celaá'. El PP mantiene también lazos con José Manuel Villegas, que fichó en noviembre de 2020 por la Fundación Propósito, afín a los populares.
Pero el futuro de Rivera "no está en la política". Al menos de momento. En esta versión coinciden hasta cuatro ex dirigentes de la máxima confianza del catalán, que aseguran que el ex presidente de Ciudadanos no dará el paso a la vida pública tras la experiencia en Martínez-Echevarría. Según las fuentes consultadas, Rivera estudia "diferentes proyectos empresariales" que irían desde la asesoría política y la formación -en septiembre del año pasado puso en marcha un máster de Liderazgo y Management Político adscrito al Centro de Enseñanza Cardenal Cisneros- hasta negocios relacionados con la industria musical. Las fuentes consultadas explican que el catalán lleva meses "moviéndose" en el entorno de su pareja, la cantante conocida artísticamente como Malú, para explorar diferentes oportunidades de negocio por ejemplo en el marco de la organización de eventos, aunque por el momento no hay nada en pie.
Otro camino que se abre para Albert Rivera y José Manuel Villegas es el de repetir en el ámbito de la abogacía, si bien las fuentes consultadas opinan que la imagen del catalán ha salido "muy perjudicada" de su confrontación con Martínez-Echevarría, y ahora "va a tener difícil que le fichen en un despacho potente". Sus allegados opinan que una opción a tener en cuenta es la de que tanto él como Villegas monten un despacho privado por cuenta propia, aunque en este caso entra en juego el colchón económico con el que cuenten los dos ex dirigentes políticos y la cartera de clientes que logren llevarse de su periplo por la firma de Vicente Morató, un asunto que, de enquistarse, podría terminar incluso en los tribunales.
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