El domingo, cuando las urnas despejen las incógnitas, la hoja de ruta en Valladolid quizá señale hacia El Espinar, en la frontera con la Comunidad de Madrid. A los pies de Guadarrama, el pueblo segoviano podría confirmar entonces la condición de Ohio que esbozan las encuestas. Desde hace tres años, su ayuntamiento está en manos del PP, Vox y Ciudadanos. Un tripartito, o “trifachito” como le apoda el PSOE, cuya buena salud y traslación autonómica defienden sus protagonistas reunidos por El Independiente.
“La convivencia es buena, aunque hemos tenido nuestros más y nuestros menos”, reconoce el popular Javier Figueredo, alcalde de la localidad. En las municipales de 2019 el PSOE fue la lista más votada, con cinco concejales; seguida de PP (4) y Vox (2). Ciudadanos e Izquierda Unida consiguieron un edil respectivamente. Podemos, que concurría por separado, no obtuvo representación. El acuerdo a tres bandas desalojó al PSOE del consistorio. Desde entonces, El Espinar ha estado en boca de los socialistas. Su candidato a la Junta de Castilla y León, Luis Tudanca, la ha mencionado en sus entrevistas electorales.
“Ninguno de los partidos de derecha europeos se plantea la posibilidad de gobernar con la extrema derecha. En España la está normalizando el PP”, declaró Tudanca esta semana en Onda Cero. “El PP pactó con Vox en El Espinar dándole la concejalía de Igualdad a Vox”, subrayó el socialista. El regidor del municipio, con una población cercana a los 10.000 habitantes, no se da por aludido. “Debe estar muy dolido por no haber gobernado aquí. Tiene rabia contenida, pero esto es la democracia. La mayoría de la gente decidió que se juntaran unos partidos y gobernaran”, expone.
Orgullo de "trifachito"
Un argumento que comparten Tomás López y Jesús Gascón, los representantes de Vox y Ciudadanos. “Cuando el PSOE no tiene la sartén por el mango, va poniendo etiquetas. Yo también podría decir que tenemos un Gobierno de la nación que es Frankenstein”, replica López. “Lo que dicen es motivo de orgullo. Somos una coalición de tres partidos con tres ideologías distintas que están haciendo avanzar a su municipio frente a años de abandono del PSOE”, resuelve Gascón.
La entente del pueblo de los “ahumaos”, como se conoce popularmente a los vecinos de El Espinar, podría ser una de las opciones en la región a partir del lunes. La demoscopia ha proyectado en las últimas semanas un PP en descenso, alejándose de cualquier posibilidad de mayoría absoluta; un Vox en ascenso y un Ciudadanos que pasaría de los 13 procuradores actuales a los dos. El actual presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, necesitaría pactar con Vox o contar al menos con su abstención.
¿Hay diferencia entre el populismo de Vox y Podemos? Para mi no
Javier Figueredo (PP)
En los pasillos del ayuntamiento espinariego ninguno de los tres partidos oculta las dificultades -"los roces", dicen- que han transitado estos cerca de tres años. El primer conflicto estalló en noviembre de 2019, apenas unos meses después de inaugurarse la legislatura municipal. El PSOE denunció la presentación de una moción firmada por las tres formaciones que, con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, reclamaba la derogación de la Ley de Violencia de Género por "vulnerar la presunción de inocencia y colectivizar y victimizar a la mujer".
La moción que los separó
La iniciativa, que colocó rápidamente a la localidad en el mapa nacional, puso a prueba las costuras de un equipo de gobierno que iniciaba su andadura. El Espinar saltó a los titulares. “Hemos tenido pequeños rifirrafes, sobre todo, con el tema de la violencia de género. Yo no entiendo que a día de hoy haya personas que miren para otro lado en este asunto”, lamenta Figueredo. “Aquel día, cuando se presentó aquella moción en esos términos, yo no estaba. Fue un punto de inflexión. A partir de ese episodio no se hace nada sin la reunión previa del equipo de gobierno”, detalla el alcalde.
Aquella moción que suscitó la controversia acabó en fiasco. El PP votó en contra mientras Vox sumó el apoyo de Ciudadanos. “Y seguiré votando a favor. Me da igual que la presenten Vox o Podemos”, contesta Gascón. El concejal naranja, cuyo respaldo le valió un expediente de expulsión que terminó archivado, defiende su voto de conciencia. “No puedo estar de acuerdo con una ley que desprotege a mi hijo. Tengo un hijo y una hija y quiero los mismos derechos para ambos, por mucho que mi partido diga lo que tenga que decir”, arguye.
La resolución del litigio público sentó ciertas bases, respetadas desde la discreción. “Casi nos vino bien que eso pasara nada más empezar la legislatura, porque al final ya te marca la pauta de lo que tiene que ser de ahí y hasta final”, admite el regidor. Han existido otros conflictos, como el posicionamiento en contra de la Agenda 2030 de la ONU de Vox. “¿Puede un municipio como el nuestro estar discutiendo y perdiendo el tiempo con lo de la Agenda 2030? Yo creo que no”, responde Figueredo, quien bendice el pacto, pero establece ciertas distancias con sus socios, especialmente Vox.
Vox tiene que entrar en los gobiernos e ir haciendo valer su trabajo
TOMÁS LÓPEZ (VOX)
“¿Hay diferencia entre el populismo de Vox y Podemos? Para mi no”, sostiene. “No se puede salir en todos los medios de comunicación diciendo, aparte de comentarios xenófobos, barbaridades en ciertas cosas”, manifiesta a propósito de la formación de Santiago Abascal. “No se puede hacer populismo con la inmigración ni decir que se van a eliminar las diputaciones”, despotrica. “Y lo que nos estamos encontrando en este país en los últimos años es populismo puro y duro y promesas que nadie justifica ni cómo las va a hacer ni con qué presupuesto”.
La experiencia de El Espinar
Por alusiones, en Vox no rehúyen las pullas de su socio. “A nivel nacional, nuestras diferencias con el PP están claras, en violencia de género o Agenda 2030. En Vox, puede gustar más o menos, pero tenemos muy claras las cosas que defendemos y eso para mí vale mucho”, responde López. El concejal no titubea cuando se le pregunta por el pacto autonómico. “Personalmente creo que Vox tiene que entrar en los gobiernos e ir haciendo valer su trabajo. Al final no se puede estar en la oposición indefinidamente, diciendo que has negociado no se qué en los Presupuestos Generales del Estado o has apoyado tales leyes. Tenemos que hacer gestión”.
No creo en Igea. Haré lo posible para que no pacte con el PSOE
JESÚS GASCÓN (CIUDADANOS)
En las filas de Ciudadanos, su único concejal no comparte la estrategia de su líder regional, Francisco Igea. “Mientras no digan lo contrario sigo vinculado a Ciudadanos, pero no puedo estar ligado a una persona en la que no creo como el señor Igea”, dispara. “Ojalá a nivel de la Junta se pudiera reeditar este pacto de El Espinar y lo llevasen como lo llevamos nosotros. Pero Igea lo descarta cuando deja abierta la puerta al PSOE y dice no querer repetir el acuerdo con el PP”, alega el edil naranja. “Conozco bien a las figuras del PSOE, como la ex alcaldesa, y que Igea diga que está dispuesto a pactar con el PSOE me asusta y haré lo posible para que no pase”.
Una convivencia "maravillosa"
A juicio de Gascón, lo que se rubricó en El Espinar “ha salido bien”. “¿Por qué no puede salir bien a nivel de la comunidad? La convivencia ha sido espléndida, maravillosa, bonita y sigue siendo ilusionante. Entiendo que todo esto empezará a derivar en algo más desagradable unos meses antes de las elecciones locales”, pronostica. “Obviar que habrá siempre asuntos que nos separarán sería mentir”, desliza. “Yo no soy amigo de que se lleven mociones ajenas al interés municipal a un pleno”, agrega marcando uno de los consensos que nacieron de aquella moción fallida.
Yo no tengo reparos de pactar con Vox. Esto es lo que nos da la democracia
Javier Figueredo (PP)
“La experiencia nos ha dicho que cuando gobiernas con otros partidos que no tienen los mismos ideales o programas electorales, hay que dejar fuera la política nacional. Nuestro nexo es el servicio al ciudadano”, reseña el regidor. “Yo no tengo reparos de pactar con Vox. Esto es lo que nos da la democracia. Desde que llegaron los partidos populistas, el voto se dividió y las mayorías absolutas son cada vez más difíciles”, confiesa. “Aunque habría que tenerlo claro, lo que sucede cuando se divide el voto, cuando se va a votar. El PP es un partido con criterio y con gestores. A Vox le falta programa electoral. No se puede ir solo con una bandera de España”.
En la sucursal de Vox en la localidad segoviana, allá donde la sierra y la meseta castellana se encuentran, también reina cierto posibilismo. Los pactos son, en cierto modo, el mal menor. “Al PP también le viene bien pactar con nosotros porque evitan terminar en sitios donde jamás debieron estar. Han comprado mucha parte de la ideología de la izquierda”, murmura López. “Estando con nosotros en el gobierno, el PP está un poco más atado. Es probable que le demos miedo a quienes en el PP están más cerca de las ideas del PSOE. Pero, por mucho que a veces en los medios parezcamos estridentes y anticuados, somos gente sensata. Y estamos condenados a entendernos porque, si no, ya formarán una coalición en el otro lado o habrá que repetir elecciones. Y ya se sabe que las repeticiones las carga el diablo…”, concluye.
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