El PP ha salvado por la mínima la Junta de Castilla y León, pero a cambio de atar su futuro al de Vox. Con casi el 100% del voto escrutado, Alfonso Fernández Mañueco termina la noche con 31 procuradores, sólo dos más que en 2019, y dependerá de las exigencias de los de Santiago Abascal para mantener el Gobierno regional. Vox se ha convertido en el ganador indiscutible de la noche, disparándose hasta los 13 procuradores -hasta la fecha tenían un sólo representante en las Cortes-.
Este escenario confirma el naufragio de los populares que, aunque ganan las elecciones, no consiguen cumplir las expectativas que se habían marcado para estos comicios: gobernar en solitario sin Ciudadanos en la ecuación y rozar la mayoría absoluta manteniendo a raya al partido situado justo a su derecha. "Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno en Castilla y León", advertía un Santiago Abascal pletórico, advirtiendo ya a los populares sobre su intención de entrar en el que sería su primer gobierno autonómico. Por su parte, Ciudadanos ha firmado este domingo su acta de defunción. De los 12 procuradores que conservaban en la Junta, Ciudadanos ha logrado anotarse un escaño en Valladolid, que pertenece al candidato del partido a la Junta, Francisco Igea.
La otra gran noticia de la noche es el hundimiento de la izquierda en Castilla y León que, en conjunto, no suma más que el PP en solitario pese al exiguo resultado de los populares. El PSOE perdería siete escaños y se quedaría en 28 representantes, mientras que Unidas Podemos roza la desaparición con un sólo procurador. El trasvase de la izquierda se produce mayoritariamente hacia las fuerzas de la España Vaciada: Unión del Pueblo Leonés, Soria Ya y Por Ávila se han convertido en lo partidos más votados en sus respectivas provincias. Leoneses y sorianos entrarían en las Cortes con hasta tres procuradores, mientras que los abulenses lograrían un representante.
Alfonso Fernández Mañueco anunció por sorpresa la disolución de las Cortes de Castilla y León el pasado 20 de diciembre. Entonces, el PP avanzaba con velocidad de crucero en los sondeos, y ninguno de ellos pronosticaba que la horquilla mínima bajase de los 38 procuradores. Sin embargo, la fortaleza de los de Pablo Casado fue cayendo semana a semana, mientras que Vox ganaba fuerza a su derecha. Al mismo tiempo, el PSOE registró una leve recuperación, aunque insuficiente como para dar un vuelco y arrebatar el Gobierno regional al barón del PP.
Este domingo, casi 2,1 millones de ciudadanos estaban llamados a las urnas en Castilla y León, aunque el último dato de participación de las 18:00 horas de la tarde -que caía dos puntos respecto a 2019- disparaba la inquietud en el PP, que se juega este 13 de febrero revalidar su papel al frente de la Junta. Los populares convocaron antes de tiempo las elecciones autonómicas confiados de que su fuerza mantuviese a raya no sólo a la izquierda, sino también a Vox, convertido en el principal quebradero de cabeza para el proyecto que representa Pablo Casado. El objetivo de Génova pasaba por extender la incontestable victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid a otras autonomías y, de paso, demostrar que su éxito no es un caso aislado en el partido. Pero nada más lejos de la realidad.
Los últimos sondeos publicados tras el cierre de los colegios electorales avalaban un escenario de alta tensión en la noche de este domingo. El PP dependerá necesariamente de Vox y de las exigencias que éstos quieran poner a Mañueco a cambio de mantener la Junta de Castilla y León, aunque el objetivo era precisamente el contrario. Sin embargo, desde la dirección de Génova se resisten a contemplar este escenario como un fracaso y, basándose en los datos de las encuestas a pie de urna, defienden la victoria de Alfonso Fernández Mañueco. "El PP seguiría con su tendencia de ganar todos los comicios celebrados hasta la fecha", manifiestan.
"Los ciudadanos de Castilla y León habrían entendido así las razones de la convocatoria electoral y castigado a los dos partidos que fomentaron la moción de censura: Ciudadanos y PSOE", alegan los de Pablo Casado, que rechazan mencionar a Vox y ponen el foco en una eventual derrota de Luis Tudanca y Pedro Sánchez. "El PSOE sería el gran derrotado de las elecciones, que pasaría a ser segunda fuerza política y pierde en todas las provincias", manifiestan. Es la única valoración que han hecho hasta el momento los populares. Desde hace un par de horas, Pablo Casado y Teodoro García Egea siguen el recuento en la sede nacional de Génova.
Los socialistas se hicieron con la victoria en las últimas elecciones autonómicas de 2019, cuando Luis Tudanca firmó un resultado de 35 escaños. Sin embargo, las cifras del PSOE fueron insuficientes para frenar un Gobierno a la derecha. Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea firmaron un ejecutivo de coalición, siguiendo la fórmula que se había empleado en Andalucía o la Comunidad de Madrid. En esta ocasión, todos los sondeos apuntan a que los socialistas no sobrepasarán la horquilla de los 30 procuradores, mientras que las fuerzas de la España Vaciada -Unión del Pueblo Leonés, Soria Ya y Por Ávila- podrían dar el campanazo con un resultado histórico en sus respectivas provincias.
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