Vox es el gran beneficiado del adelanto electoral en Castilla y León. El eslogan de campaña del partido apelaba a la 'Siembra' de una nueva alternativa política, y las urnas, lo han oficializado. La formación de Santiago Abascal pasa de tener la representación de un procurador en las Cortes, a contar con grupo propio. Un peso electoral que sitúa a los ultraconservadores como tercera fuerza parlamentaria con 13 escaños, por detrás del PP, con 31, y del PSOE con 28; y que deja exclusivamente en sus manos la investidura de Alfonso Fernández Mañueco y la continuidad de los populares al frente de la Junta.
Las demoscópicas, en las encuestas previas al final de la campaña electoral, estimaban a la candidatura de Juan García-Gallardo una horquilla de entre nueve y doce escaños. Al cierre de los colegios y a pie de urna, GAD3, NC Report y SigmaDos auguraban a Vox una presencia similar en la sede de Valladolid. Pero ha sido la de Metroscopia, con una predicción de entre 13 y 16 procuradores, la que más se ha aproximado al resultado final. Tanto a derecha como a izquierda.
"Se ha demostrado la gran utilidad de Vox para detener al Frente Popular de socialistas y comunistas. Ya lo ha demostrado y lo vuelve a demostrar en esta región", expresaba un Abascal eufórico tras conocerse los resultados. "Tenemos representación en ocho de las nueve provincias, por encima de lo esperado", indicaba, al mismo tiempo que dedicaba un ataque hacia las encuestadoras.
Los adversarios y los medios "han jugado con las encuestas de una manera corrupta, pero nosotros teníamos los verdaderos resultados", señalaba Abascal, que tachaba de "complot" todas las estimaciones publicadas previamente. Una acusación que utilizaba para compararla con la dimisión, en octubre, del canciller popular Sebastian Kurz por un escándalo de manipulación de encuestas.
Halagos para el candidato
"Que buena es ésta lluvia para la siembra; y qué cara de vicepresidente se le está poniendo a García-Gallardo", decía Abascal ante sus afines. Castilla y León ha "demostrado que quieren más Gallardos y menos Rufianes", añadía el dirigente nacional, mientras se deshacía en halagos para su candidato novel.
"Es joven, recién llegado a la política. Ha hecho historia y se ha dejado la piel", expresaba el líder de Vox. "Va a pelear por Castilla y León", porque es "el símbolo de esa juventud que se ha ido, pero que sigue aquí luchando por su tierra".
Pese a todo, el protagonismo de García-Gallardo durante la valoración de los resultados ha sido mínima. Antes de ceder el testigo a Abascal, que es quien realmente sale reforzado de las urnas, el burgalés se limitó a agradecer la implicación de la militancia y a apuntar que el resultado ha sido "una gran gesta para Vox" y "será una gran gesta para España".
Cuota en el gobierno
García-Gallardo avisaba en El Independiente que "o se aplican las políticas de Vox o el PP no gobernará en Castilla y León". Y, tras conocerse el resultado final, lo reivindicó el propio Abascal: "los castellanos y los leoneses han hablado, y, nosotros, exigimos respeto. Vox tiene el derecho y el deber de formar parte del gobierno", explicaba el líder verde; una demanda que hará "con responsabilidad y en función de la fuerza dada". Sin exigir "ni más ni menos de lo que nos corresponda", añadía.
Abascal sabe que sería inexplicable, de cara a sus votantes, apoyar a los populares y no integrar el futuro Ejecutivo. Por ello, ha sido el primero en mover ficha de cara a la investidura de Fernández Mañueco. En una noche electoral marcada por la lluvia, Abascal alentó a los suyos en Valladolid agradeciendo el respaldo hasta el final. "No hay una militancia mejor y más valiente que la de Vox", les dijo. "Estáis hoy aquí a la intemperie, ante los insultos y la demonización por parte de los adversarios y los medios de comunicación".
En esa línea comunicativa se ha encauzado el portavoz de Vox en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros. "Todos queremos ser el presidente, pero no es posible", decía apelando directamente al PP. "García-Gallardo no será presidente, pero sí será vicepresidente".
Las exigencias
Queda claro que la primera condición de la derecha radical es que su candidato ocupe la vicepresidencia de la Junta. No obstante, está en el aire las consejerías que podrían reclamarle a Fernández Mañueco a cambio de un 'sí'. Se prevé que los de Abascal pidan, al menos, tres carteras, y en la línea de sus principales ejes discursivos.
Esos ámbitos gubernamentales serían Familia, Asuntos Sociales y Agricultura. Las dos primeras irían encaminadas a desarrollar sus políticas a favor de la familia tradicional, en contra de las leyes de género que critican y ,también, de la inmigración. Por su parte, Agricultura vendría a fortalecer la faceta que Vox lleva reivindicando desde diciembre y durante toda la campaña.
La agenda política está siendo dominada por las proclamas rurales y de combate a la despoblación. Abascal quiere seguir profundizando en un nicho de lectores importante, véase los resultados de Soria ¡Ya!, que puede catapultarlo a La Moncloa. Por ello, ha querido transmitir en su intervención que esas demandas "serán atendidas": "a nosotros no se nos oculta la importancia de la pluralidad de España y cómo el centralismo autonómico les ha perjudicado".
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