La maquinaria electoral de los populares queda aparcada hasta nueva orden. La dirección nacional del PP ha enviado un mandato claro al presidente de Andalucía y barón territorial del partido: no convocar elecciones autonómicas y estirar la legislatura lo máximo posible. Hasta agotarla, a poder ser en diciembre. Por ello, "junio u octubre", las fechas que barajaba Juanma Moreno antes de que quedara inaugurado el ciclo electoral con los comicios de Castilla y León, quedan en papel mojado.

Según ha podido confirmar El Independiente, la cúpula del PP tomó la decisión de aplazar el movimiento electoral, que estaba previsto desde el último trimestre de 2021, a última hora de la noche del miércoles y tras una reunión. Por entonces, varios miembros de la Ejecutiva Nacional ya estaban avisados de que iba a salir a la luz el supuesto espionaje del partido al entorno y a la propia presidenta de la Comunidad de Madrid. Una información que este jueves ha producido un seísmo en Génova.

La batalla campal abierta en el seno del PP, después de meses de tensiones y pugnas internas, entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, afectará considerablemente a la imagen pública y de cara al electorado. Y partir de tal situación, ir hacia una campaña andaluza podría conducir a un descalabro político que beneficie al PSOE-A y a Vox, previsiblemente con Macarena Olona como candidata.

Fuentes populares trasladan que optan por la cautela electoral en Andalucía, teniendo en cuenta, además, que los resultados obtenidos el 13-F distan bastante de lo esperado y previsto cuando el líder del PPCyL Alfonso Fernández Mañueco decidió romper con Cs y adelantar la convocatoria de urnas. Y en ese momento, las diferencias entre Génova y la presidencia de la Comunidad de Madrid parecía haberse sosegado, fomentando múltiples encuentros entre Casado y Ayuso.

Moreno guarda cautela

Ante el clima polarizado que el PP vive en la capital española, el presidente andaluz prefiere optar por un perfil equidistante en cuanto al enfrentamiento interno que afecta a su formación. "No me interesa otra cosa que no sea Andalucía", ha señalado Moreno Bonilla durante la inauguración de un centro de salud en El Puerto de Santa María (Cádiz) mientras en Madrid volaban los cuchillos.

No obstante, el líder del PP-A sí ha remarcado la necesidad de progresar en la unidad: "llegamos más lejos y más rápido cuando colaboramos todas las administraciones; bien sea la local, la autonómica o nacional". Un llamamiento a cerrar definitivamente las rencillas, con el que intenta, también, diferenciarse frente a sus votantes y erigirse, ante todo, como velador de los intereses comunes de la región.

La ventana de oportunidad

El domingo, con el escrutinio concluido en Castilla y León, Vox dio un paso hacia adelante como formación política y demandó una cuota en el gobierno regional: "tenemos el derecho y el deber". Horas más tarde, Santiago Abascal bajaba el tono, aunque seguía insistiendo en ese objetivo. Dar luz verde a esta pretensión, fue una de las demandas de Ayuso frente a las puertas de la sede nacional este martes, pero la posterior reunión del Comité Ejecutivo Nacional se negó y marcó su propia línea: "moderación", gobierno "en solitario" y "búsqueda de apoyos externos"

Si iniciar una política de pactos con la ultraderecha ya era un dilema importante en el devenir de la agrupación, por la preocupación existente en la familia popular europea y la fuga de músculo electoral hacia la derecha, ahora la guerra abierta en el PP puede suponer un antes y un después de cara a las elecciones generales.

Vox guarda silencio y se mantiene a la espera de los próximos acontecimientos, pero presiona en Andalucía para que, cuanto antes, se convoquen comicios autonómicos. Los de Abascal saben que pasan por un momento dulce, y la triplicación de votos el 13-F, y la inestabilidad producida en Génova puede ser el punto de inflexión que les catapulte a rivalidad con el PSOE el liderazgo de las encuestas.