Día gris el de este miércoles para Pablo Casado, tanto en lo personal como en lo que comprende a su carrera política. Finalmente, aunque había posibilidades de que no acudiera, ha estado en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Eso sí, durante los primeros diez minutos. Lo suficiente para intervenir en primer lugar, como de costumbre.
La variante: no ha habido pregunta al presidente del Ejecutivo. Simplemente ha puesto en valor la democracia construida durante estas décadas. "Fuimos capaces de superar enemistades y fracturas con un pacto constitucional ejemplar, con lealtad y gratitud a quienes nos han precedido", ha comenzado.
Con tono apagado, y coincidiendo con su puesta en escena; menos combativo que lo habitual, ha recordado a Pedro Sánchez las palabras que le transmitió en la sesión de investidura de principios de 2020: "Es nuestra responsabilidad ensanchar el espacio de la centralidad para que PP y PSOE podamos ganar en él".
Hoy, se ha visto más a Casado que al presidente del PP o al líder de la oposición. Sereno y tranquilo, una actitud del que sabe que ya no le corresponde a él defender a su partido desde el primer escaño de la bancada popular. Sí desde otros escenarios más modestos.
Sus últimas palabras en el Congreso, de carácter personal, han sido un alegato a la concordia en tiempos de crispación y polarización: "Entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores, desde el respeto a los adversarios y el apoyo a los compañeros".
La intervención del todavía líder del PP le ha valido la ovación de los suyos, que pese a no coincidir ya, en gran parte, con el rumbo marcado y con su liderazgo, han reconocido su gestión durante estos cuatro años. Unos aplausos que se han extendido durante casi un minuto.
La respuesta del presidente del Gobierno ha correspondido al tono empleado por el representante de la oposición. Le ha deseado lo mejor, dando por hecho que no lo verá más frente a él en el parlamento: "Desde la diferencia y la discrepancia política que se ha manifestado muchas veces en al sesión de control, le deseo lo mejor en lo profesional".
Tras escuchar a Sánchez, Casado se ha levantado de su asiento y ha abandonado la cámara en un preludio de lo que puede ocurrir a lo largo de la jornada en Génova. Le ha seguido su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, fiel 'casadita' y que entró en política al verse reflejado en el proyecto político del palentino.
Entonces, los aplausos del Grupo Parlamentario Popular (GPP) han retornado. Un grupo cuyos integrantes ayer firmaron una solicitud para que Teodoro García Egea dejara la Secretaría General; algo que ocurrió horas después, por la tarde. Y que, también, exigieron a Casado la convocatoria de un Congreso Extraordinario.
Posteriormente, la portavoz del mismo, Cuca Gamarra, ha querido "dejar constancia, en el nombre del GPP, del gran respeto y agradecimiento al presidente del PP, don Pablo Casado". Unas palabras poco sentidas que reflejan la situación de la formación y las relaciones con el presidente.
La guinda de alusiones, modestas, al popular la ha puesto Inés Arrimadas, la líder de Cs, que le ha deseado "todo lo mejor" a él y "al PP, que es un partido muy importante para España".
En la entrada a las Cortes, la seriedad ha reinado entre los diputados del PP. Pocos han querido valorar el arduo momento que atraviesa el partido y quién será la figura que asuma la dirigencia. Cuyo desenlace puede darse en las próximas horas. Hoy, 23-F, un nuevo acontecimiento político vuelve a marcar la historia nacional.
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