Aunque la intervención de Isabel Díaz Ayuso en la Junta Directiva Nacional del PP del pasado martes torció el gesto a más de uno por entender que, una vez consumada la defenestración de Pablo Casado, lo más conveniente era echar tierra sobre lo acontecido en las últimas semanas, a Alberto Núñez Feijóo no le pilló de sorpresa. No sólo conocía que la presidenta de la Comunidad de Madrid iba a hablar, cosa que ella misma anunció el día anterior, sino también que "no se iba a callar nada de lo pensaba", aunque no estuviera en el detalle de sus palabras. Y fue dura, muy dura.
De hecho, que él mismo no interviniera en el máximo órgano del partido entre congresos dejaba el foco informativo puesto sobre dos personas, esto es, Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Era el único momento de la madrileña para dirigirse a sus compañeros de partido, cosa que no pudo hacer en la reunión que Casado mantuvo con los presidentes territoriales el pasado 23 de febrero, donde se acordaron los términos de su rendición política.
Una vez concluida la Junta Directiva popular y ante los periodistas, el todavía presidente de la Xunta hizo una defensa cerrada de la honorabilidad de Ayuso así como de su facultad a hablar en una reunión que, a pesar de ser un hito para la historia del PP como consecuencia de una de sus peores crisis internas, fue bastante breve.
«Tiene derecho a decir lo que piensa», apeló Feijóo conforme al acuerdo previo alcanzado. Otra cosa es que comparta todos los términos de su discurso o que tenga intención, que no la tiene, de echar del partido a Casado y al ex secretario general Teodoro García Egea, tal y como parece que reclamó la madrileña, porque nombres no dio ninguno, aunque la andanada contra ellos fue de órdago.
El acuerdo tácito entre Feijóo y Ayuso pasaba por decir en esa cita todo lo que opinaba, sin callarse, a cambio de rebajar la tensión en adelante para facilitar el tránsito del gallego hacia el liderazgo del PP.
Ayuso rebaja el diapasón
Y ahora la presidenta de la Comunidad de Madrid está cumpliendo a rajatabla la entente alcanzada con Núñez Feijóo, sin la cual no hubiera desalojado a Casado una vez que éste decidió mantener, contra viento y marea, a García Egea una vez estallado el escándalo del supuesto espionaje al hermano de la presidenta autonómica.
Este jueves, desde Marsella, donde participaba en la IX Cumbre Europea de Regiones y Ciudades, ya rebajó considerablemente el diapasón. Interrogada en una breve comparecencia por las palabras del responsable del comité organizador del congreso popular, Esteban González Pons, defendiendo a Casado y a Egea, respondió, cauta, que "sobre el futuro de esos dos dirigentes yo creo que ahora tengo poco que decir. Espero que todo salga bien", agregó.
"Estamos en un momento de reorganización interna. Están siendo semanas muy difíciles para todos nosotros, pero lo que tenemos que hacer es pensar en cómo, a través del próximo congreso, reforzar nuestro proyecto, unir a todas las personas que estamos en los gobiernos autonómicos y ponernos al servicio de una persona que ha cosechado ya cuatro mayorías absolutas uniendo a todos los ciudadanos de izquierda a derecha" y que cuanto antes "se demuestre esa alternativa al proyecto de Sánchez".
Nada que ver con la dureza de su intervención el pasado martes. "Han sucedido hechos gravísimos que, para volver a ganarnos la confianza de la opinión pública, habrá que investigar y expulsar a sus autores". "Desde mi casa se ha hecho lo imposible por echarme de la política y destruirme en lo personal". "No creo en las heridas cerradas en falso. Pido que quien ha formado parte de esta campaña sea puesta de inmediato en la calle", son apenas unos ejemplos del tondo y del fondo de aquel discurso.
Con el partido abierto en canal, el próximo líder del PP se está apoyando en las principales baronías populares, muy especialmente en el andaluz Juan Manuel Moreno, pero también en Díaz Ayuso. Ayuso tiene el camino libre para hacerse con la riendas de la organización en Madrid en un congreso que quiere antes del verano y en el que tendrá manos libres para configurar un equipo donde se da por seguro se cobrará la cabeza de la secretaria general regional, Ana Camins.
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