Fue el abogado que sentó en el banquillo a los líderes de la dictadura de Argentina, su país, e investigó las matanzas cometidas en Uganda, Darfur o la República Democrática del Congo. Consiguió el procesamiento por crímenes de lesa Humanidad contra tres jefes de estado: el presidente de Sudán, Omar Bashir; el presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo; y el líder supremo de Libia, Muamar el Gadafi.
El ex fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI) Luis Moreno Ocampo, el primer que asumió tal cargo entre 2003 y 2012, es uno de los principales referentes en justicia internacional. Un asunto que resuena estos días dramáticamente mientras la guerra diseñada en los despachos de Moscú sojuzga a la población civil en Ucrania.
El fiscal de la Corte Penal Internacional, el británico Karim Khan, acaba de abrir una investigación sobre posibles crímenes de guerra y contra la humanidad en Ucrania. “El problema es que las peleas políticas afectan a la gente y, de pronto, una población que había vivido normalmente es atacada con aviones y no tiene nadie que le defienda. No tenemos instituciones políticos que protejan”, denuncia Moreno Ocampo en una entrevista exclusiva con El Independiente.
Pregunta.- Todas las miradas se dirigen estos días hacia Ucrania…
Repuesta.- Lo que está pasando en Ucrania es una oportunidad de entender que tenemos un problema de diseño institucional. No tenemos instituciones que puedan resolver este problema. La Comunidad Económica Europea armó un sistema que es la Unión Europea para prevenir conflictos entre Alemania, Francia y Gran Bretaña. Y cuando Helmut Kohl asumió el liderazgo de las dos Alemanias era muy consciente de que estaba sentado en el sillón de Hitler, pero ya no había miedo en Europa a que Alemania invadiera Francia, Holanda o Bélgica porque las instituciones resolvieron el problema. En Estados Unidos hubo una guerra civil en el siglo XIX. Hay todavía algún enfrentamiento entre estados, pero hay instituciones que funcionan.
Hay dos modelos internacionales de manejo de conflictos. Uno es el Consejo de Seguridad de la ONU que se armó para evitar nuevas guerras. Tiene la ventaja de que básicamente evitó las guerras mundiales, pero también tiene la desventaja que los países más grandes tienen el poder de ignorarlo con el veto. Y eso es lo que hizo Rusia. El 25 de febrero hubo un debate en el Consejo de Seguridad donde se discutió la invasión y 11 países votaron para condenar la invasión y exigir a Rusia que se retirara. Tres países incluyendo China, India y Emiratos Árabes Unido se abstuvieron, pero Rusia vetó. Y ahí se acabó el partido. Uno puede no estar de acuerdo con el veto, pero es un sistema legal hecho en 1945, que nunca más se ajustó, nunca más se modernizó.
Lo que está pasando en Ucrania es una oportunidad de entender que tenemos un problema de diseño institucional. Carecemos de instituciones que puedan resolver este problema
P.- Ahí entraría la Corte Penal Internacional…
R.- La única modernización que hubo fue la Corte Penal Internacional, que en realidad es un modelo distinto, porque es un modelo que no se basa en responsabilidad de estados sino en la responsabilidad individual. Y esto en realidad es una cosa muy importante. Pero es como que si me dijeras que España va a estar sin Gobierno central y con un fiscal, con la Audiencia Nacional que maneja los problemas. Hacen falta políticas y la idea de que somos una comunidad. Eso es lo que está faltando. Tenemos un problema de diseño. Yo estuve nueve años como fiscal de la Corte Penal Internacional, un trabajo que nunca nadie había hecho antes, porque en Nuremberg los países vencedores habían dicho que se podía juzgar a los líderes nazis. El fiscal eligió qué líderes nazis. En Yugoslavia y Ruanda sucedió lo mismo. En la Corte Penal Internacional es distinto. El fiscal elige dónde va. Y eso fue una experiencia rarísima.
En Georgia aprendí que Rusia percibe que EEUU tiene una política hipócrita de avanzar sobre Rusia y generar regímenes a favor de EEUU
P.- Usted precisamente estuvo implicado en la investigación de los crímenes graves presuntamente cometidos en Georgia durante el conflicto armado con Rusia en el territorio secesionista de Osetia del Sur en 2008…
R.- En Georgia aprendí justamente qué le pasaba a Rusia. Rusia percibe que Estados Unidos tiene una política hipócrita de avanzar sobre Rusia y generar regímenes a favor de EEUU que van a atacar a Rusia, porque los rusos siguen lo que cualquier profesor de relaciones internacionales realista en Estados Unidos sugiere: su teoría es que el poder es todo y que los países con fuerza tienen que maximizar su poder. Estados Unidos hace eso. Y Rusia hace eso. El resultado es el juego del Fortnite, un juego en el que el que gana mata a todos los demás. El ganador se queda solo. Es un juego de suma cero. Y el mundo tiene ese sistema institucional hoy. No tenemos una solución legal para manejar este conflicto.
El mundo se rige hoy por un Fortnite, un juego en el que quien gana mata a todos los demás. El ganador se queda solo. Es un juego de suma cero
P.- ¿Qué se puede hacer entonces, con estas limitaciones?
R.- Lo que tenemos que hacer es preguntarnos qué podemos inventar con lo que tenemos. El Consejo de Seguridad está bloqueado porque Rusia hoy tiene veto, pero no tiene veto en la Corte Penal Internacional. La Corte Penal Internacional no puede investigar agresión, que es el crimen más claro y más fácil, porque es el crimen que Putin ha cometido en Ucrania. Sería muy fácil procesarlo a Putin por el crimen de agresión, pero, sin embargo, no se puede. Los estados aceptaron que para el crimen de agresión hace falta antes que el Consejo de Seguridad resuelva que es una agresión. Eso no va a pasar nunca.
Sería muy fácil procesar a Putin por el crimen de agresión pero, sin embargo, no se puede
El fiscal sí puede investigar, en cambio, el crimen de guerra y general un momento colectivo que ayude a defender un poco a los ucranianos. Y para eso el fiscal acaba de emitir un comunicado, diciendo claramente que él va a abrir una investigación sobre los crímenes cometidos en Ucrania desde noviembre de 2013, que es cuando el gobierno de Ucrania aceptó la jurisdicción de la Corte. No va a investigar solamente los hechos nuevos.
Conforme a la ley, el fiscal ahora tiene que pedir autorización a los jueces antes de iniciar una investigación. Sin embargo, anuncia que si un estado parte refiere el caso, puede iniciar la investigación inmediatamente. Está invitando y no puede decir más que eso. Que los países miembro refieran el caso sería mostrar solidaridad con el pueblo ucraniano. La Unión Europea podría liderar. ¿Lo van a hacer? No lo sé porque no es el reflejo normal de los diplomáticos. Los diplomáticos tienen dificultades con la idea de investigar crímenes porque no es lo que ellos hacen.
P.- ¿Ha cometido Vladímir Putin otros crímenes en esta semana de invasión?
R.- Genocidio no porque no hay un intento de exterminar un grupo racial o religioso, pero sí obviamente el crimen de guerra. Un bombardeo a civiles es un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad. Y esos crímenes sí se pueden investigar. Y ahí creo que también hay otra posibilidad de que las víctimas, la gente que está en Ucrania, documente eso y les saque fotos a lo que está pasando.
La fiscal anterior de la CPI usó videos de Libia para procesar a una persona. Los videos pueden servir como evidencia. Los periodista también pueden ayudar analizando quiénes son los militares responsables de los ataques. En Argentina los dictadores argentinos decían que su pesadilla era un Nuremberg. Y al final les pasó. Y yo fui parte de eso. Los militares entienden eso. Y por eso sería bueno buscar información sobre quién son los comandantes y empezar a poner de relieve quiénes podrían ser los sospechosos de una investigación de la CPI en Ucrania.
Un bombardeo a civiles es un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad. Y esos crímenes sí se pueden investigar
P.- ¿Puede Putin sufrir esa pesadilla de Nuremberg?
R.- Putin sabe que a él no le pueden investigar por el crimen de agresión. Los rusos son muy legalistas y entienden muy bien la ley. Putin sabe que por el crimen de agresión, que es lo más claro, no lo pueden investigar porque exigiría una resolución del Consejo de Seguridad y él se cuida mucho al decir que sus tropas son selectivas, que no atacan civiles. Él habla de la Convención de Ginebra, de la que es parte Rusia. Se cuida mucho de los crímenes de guerra. Siempre resulta muy difícil conectar lo que ocurre en Kiev con decisiones tomadas por Putin. La responsabilidad habrá que buscarla en la gente que está en la cadena de mando inferior.
Los rusos son muy legalistas. Putin se cuida mucho al decir que sus tropas son selectivas, que no atacan civiles
P.- La justicia internacional no puede frenar una guerra en curso…
R.- La justicia nunca puede frenar. La justicia fue crucial con el fin de ETA. El juez Garzón fue crucial con ETA, pero también hacia falta política y también el liderazgo de ETA para cambiar. La justicia es un elemento pero no puede ser todo. A nivel internacional lo único que tenemos es la Corte Penal Internacional.
Básicamente yo creo que el caso de Ucrania muestra el problema del diseño de las políticas mundiales. La humanidad vive en el siglo XXI con tecnología del siglo XXI, pero basada en un sistema político armado en el siglo XVIII. La CPI es un software del siglo XXI, pero que opera con un hardware en el siglo XVIII. El caso de Ucrania es una oportunidad para mejorar el modelo. Armemos con Ucrania un caso de justicia penal internacional, donde la comunidad internacional entiende, apoya y promueve el cambio y periodismo entiende cómo transformar historias individuales en protección legal. ¿Va a pasar eso? No lo creo.
P.- No suena muy optimista…
R.- Es que el tema no es cuánta gente será enviada a prisión por este conflicto en Ucrania, porque depende de un cambio político y muchos factores. El tema es cómo hacemos hoy para proteger a la gente en Ucrania y cómo hacemos hoy para generar un debate de expertos para transformar el orden mundial. Estuve cinco años en Harvard y en parte me fui porque Harvard no piensa en soluciones globales sino solo para Estados Unidos. Lo que descubrí es que no hay nadie pensando en un sistema global de solución de conflictos.
Hay que articular lo que es legal, lo que es político y lo que es militar. Esa articulación no se está haciendo y es lo que necesitamos hacer. Necesitamos muchas cosas nuevas, como un periodismo que pueda plantear historias personales conectando con los conflictos institucionales. Necesitamos profesores y expertos mezclando disciplinas como el derecho y las relaciones internacionales. Y después vamos a necesitar líderes políticos que implementen esto. Tenemos un camino largo y lo único que podemos hacer con Ucrania es aprender.
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