La acusación de que el PSOE formaba parte del grupo de "partidos de la guerra", como definió el domingo la líder de Podemos, Ione Belarra, a aquellas fuerzas políticas que respaldan el envío de armas a Ucrania, puso a la coalición de Gobierno al borde del abismo. Tal es así que los morados entendieron necesario "rebajar la tensión" varios grados, admiten fuentes de Gobierno, y a ello se pusieron sin la intermediación de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, según ha podido saber El Independiente.
Es por ello que la ministra de Igualdad, Irene Montero, se puso en contacto con el titular de Presidencia y Memoria Democrática además de hombre fuerte del Ejecutivo, Félix Bolaños, para buscar una salida a este enésimo enfrentamiento, y no tanto por la conversación de Yolanda Díaz con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puntualizan los medios consultados. "Irene es esencial para que se rebaje la bronca", aseguran, estableciendo distancias, una vez más, con la vicepresidenta segunda, con quien las relaciones dentro de Unidas Podemos son francamente mejorables por decirlo de una forma diplomática.
De por qué fue Montero y no Belarra la que intentó encauzar la bronca encuentra su explicación en la celebración del Día Internacional de la Mujer, cita especialmente mimada por la ministra de Igualdad.
Acordaron desmentir que Belarra se refiriera al PSOE como "partido de la guerra"
Efectivamente, Montero y Bolaños acordaron dos puntos, el primero, desmentir que la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos se hubiera referido al PSOE como "partido de la guerra", lo que certifica la portavoz de los morados, Isa Serra, en rueda de prensa ese mismo lunes por la mañana. También, su homólogo de la ejecutiva federal socialista, Felipe Sicilia, da por buenas las explicaciones de Podemos en ese sentido. Tanto la rectificación como la aceptación de la misma resulta poco creíble, pero así se evita "que la tensión siguiera creciendo".
Dos. A esta marcha atrás de los morados, le sigue el segundo compromiso, que pasaba por asegurar la presencia de Pedro Sánchez en el acto institucional que Igualdad celebra todos los años con motivo del 8-M. De hecho, en la agenda gubernamental que Moncloa pasa a la prensa con las actividades de los miembros del Gobierno del día siguiente nada se decía de su asistencia a ese acto, que no se hizo pública hasta las cuatro de la tarde.
Allí se cuidaron muy mucho de recibir al presidente del Gobierno la ministra Montero junto Belarra y la titular de Educación, Pilar Alegría, para dar una imagen de unidad del Ejecutivo, bastante maltrecha aunque sin visos de llegar a la ruptura, eventualidad que niegan los dos sectores implicados. Asistieron también la ministra de Justicia, Pilar Llop, y la de Ciencia, Diana Morant, pero no Díaz. Los morados aseguran que "no quiso ir y esa foto le interesaba a ella más". Tampoco acudió este lunes a la manifestación del 8-M, que coincide con el cumpleaños de su hija, y ya de paso evitó las fotos con Belarra y Montero sosteniendo la pancarta.
Díaz convocó a los ministros morados para reprochar que esas palabras "nos ponen las cosas muy difíciles"
En este contexto se explica el silencio de Irene Montero en la rueda de prensa que sigue a la reunión del Consejo de ministros. En una ocasión rehusó contestar sobre las palabras de Belarra del domingo y, en otra, le salió al quite la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, para apuntar que la responsable de Igualdad ya respondería en otra ocasión en calidad de dirigente de Podemos puesto que desde Moncloa se explicaba la posición del Gobierno. Y quiso dejar claro la portavoz que «no estamos en un asunto doméstico, no es un tema menor. Estamos ante un cambio de paradigma, una agresión sin precedentes y hay que tener altura de miras. España ofrece unidad, esa es nuestra arma».
Ni siquiera Montero hizo consideraciones sobre la carta del Rey emérito a su hijo, Felipe VI, anunciando su deseo de seguir residiendo en Abu Dhabi, pero viajar a España esporádicamente. Fue Pedro Sánchez desde Letonia -a donde acudió a visitar a las tropas- el que respondió en términos muy duros al exigir que aclare a los españoles "las informaciones decepcionantes que hemos conocido".
Eso sí, en la tarde del lunes Díaz convocó a los ministros morados sin saber que ya por la mañana se había encauzado la situación. En esa cita advirtió que calificar al PSOE "partido de la guerra" "nos pone las cosas muy difíciles" y que era necesario no olvidar que "estamos en el Gobierno" y, por tanto, deben ser solidarios con las decisiones del presidente del Ejecutivo, con el que ella ya había hablado. Constató la voluntad de las ministras moradas de arreglar esta bronca, conscientes de que Belarra se extralimitó en sus palabras.
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