De los muchos retos que tendrá por delante el nuevo presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, uno de ellos será la renovación pendiente del Consejo General del Poder Judicial. No fue posible con Pablo Casado al frente del partido a pesar de que hasta en tres ocasiones se anunció un preacuerdo fallido y ya nada apuntaba a que fuera posible dicha renovación antes del fin de la actual legislatura.
Pero el inopinado desembarco del gallego Núñez Feijóo al liderazgo del primer partido de la oposición tras una crisis expréss que en cinco días se deshizo de un presidente y nombró a otro, aunque ninguna de las dos cosas hayan ocurrido todavía de manera formal, cambia sustancialmente la situación tanto desde el punto de vista táctico como estratégico.
A medio plazo, el controvertido pacto de gobierno de coalición con Vox en Castilla y León necesita un revulsivo ante los ataques de la izquierda, que han calificado de hecho gravísimo lo que entienden de "blanqueo" de la ultraderecha. Y aunque en puridad Feijóo no es todavía líder del partido, no cabe ninguna duda en que este acuerdo forma parte de su cuenta de resultados.
Primer pacto de la era Feijóo
Él, que no ha tenido dudas en marcar profundas distancias con el partido de Santiago Abascal, incapaz de encontrar un nicho de voto en Galicia, se estrena nada menos que con el estigma de haber incorporado por vez primera a Vox en las tareas de un gobierno autonómico.
Por eso, uno de los escenarios que manejan los populares es "compensar" dicho pacto con otro de igual entidad, esto es, la renovación del órgano de gobierno de los jueces. Moncloa está pendiente de cómo resuelven los populares su cita congresual de abril para abordar este asunto, y entre los que apoyan a Feijóo, y sin cuyo concurso hubiera sido imposible que el gallego diera el paso que rechazó en 2018, afirman que "Alberto va a ser capaz de alcanzar acuerdos" con el PSOE.
Es cierto que la airada reacción de la izquierda al pacto con Vox puede desactivarse en alguna medida renovando el Consejo General del Poder Judicial, que exige, sí o sí, del concurso del PP. En todo caso, los populares mantendrán su exigencia de negociar un nuevo modelo de elección que dé más peso a los jueces a la hora de designar a los miembros de su órgano de gobierno, algo a lo que se niega el PSOE. Pero Génova espera que el discurso de un Feijóo echado al monte perdería peso si hay disponibilidad negociadora.
Los populares mantendrán su exigencia de negociar un nuevo modelo de elección del CGPJ
También es una apuesta no sólo de carácter táctico, sino también estratégico. El nuevo líder popular quiere ofrecer una imagen de transversalidad que impida no solo perder apoyos por su derecha, sino también atraer a todo el voto que esté a al derecha del PSOE, esto es, crecer por el centro. Bien es cierto que la irrupción de Vox pidiendo su cuota de poder no le pone las cosas fáciles, pero el éxito de esta empresa depende en muy buena medida, indican fuentes populares, de que se haga ver a la opinión pública que pactar con Vox "no es peor" que hacerlo con Podemos, aunque esta teoría haga aguas, por ejemplo, en el escenario europeo.
Vox no forma parte del grupo parlamentario de la ultraderecha europea, pero los compañeros de viaje elegidos por Abascal en la "cumbre" de la que fue anfitrión en Madrid el pasado mes de enero donde recibió a la líder de la Agrupación Nacional francesa, Marine Le Pen, es muy indiciario de su club de amigos políticos.
Se trata en definitiva de un equilibrio muy complicado para el que será sucesor de Pablo Casado. Su deseo pasa por dejar de estar pendiente de Vox, cosa harto difícil si, al tiempo, se comparten gobiernos de coalición. Porque Andalucía es la segunda estación de la era post-Casado y salvo que Juan Manuel Moreno consiga más escaños que toda la izquierda junta, como consiguió la madrileña Isabel Díaz Ayuso, los de Abascal seguirán siendo determinantes para los populares.
El próximo líder del PP arguye que Mañueco "no tenía más opciones"
Feijóo, dando muestras de su pragmatismo, replicó este jueves a las críticas por el pacto en Castilla y León que Alfonso Fernández Mañueco ha evitado un adelanto electoral en su comunidad al pactar con Vox y señalado que "no había opciones" por culpa de la actitud del PSOE, informa Europa Press. A su entender, se trata de un paso "perfectamente legítimo" porque "en el ejercicio de sus responsabilidades" ha adoptado la decisión de "dar estabilidad a la Junta de Castilla y León".
Por su parte, ministras como la titular de Hacienda, María Jesús Montero, acusó al PP de propiciar que la extrema derecha vuelva a estar en un Gobierno "40 años después", en alusión al régimen franquista. Su compañera de Gobierno y líder de Podemos, Ione Belarra, señaló a través de Twitter que "el bloque de derechas se cementa en Castilla y León. Tras meses de competición por la política del insulto, el odio y la inseguridad social, PP y VOX demuestran con este acuerdo que son indistinguibles". El bloque democrático, añadía, "debe luchar para que no lleguen al Gobierno del Estado".
Por su parte, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, dijo que lo acontecido este jueves "es algo gravísimo" y acusado al presidente de la Xunta de "abandonar a los demócratas".
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