Desde la eclosión electoral de Vox en Andalucía, el concepto de 'violencia intrafamiliar' ha intentado imponerse al consenso establecido entre el resto de formaciones políticas, sellado, incluso, por un pacto de Estado, sobre la violencia machista. Todo, con la finalidad de dar la batalla cultural a lo que entienden, es "una consigna ideológica" fomentada por la izquierda que "victimiza a la mujer por el hecho de serlo" y "desprotege" a "los hombres que sufren violencia". También a colectivos como los menores, la tercera edad o las personas dependientes.
Uno de los principales valedores de ese pacto contra la Violencia de Género es el propio PP. Sus actos lo acreditan: el año pasado renovó su compromiso en este acuerdo y respaldó cuatro leyes que garantizan importantes avances en la materia. Sin embargo, esa contribución sobre el papel no queda plasmada en su discurso. Y, mucho menos, en las cesiones concedidas a los de Abascal para alcanzar o mantener gobiernos regionales. De Andalucía a Castilla y León.
Para lograr el primer gobierno popular y la investidura, el andaluz Juanma Moreno tuvo que dar concesiones a los de Abascal, que quedaron limitados a un apoyo parlamentario externo y al margen de la coalición entre PP y Ciudadanos. Una de ellas, fue crear un teléfono de contacto para víctimas de violencia intrafamiliar; una red marginal en comparación con la que ofrece el Instituto Andaluz de la Mujer. Pero todo quedó ahí. Por lo demás, los populares y los naranjas han mantenido firmeza frente a la coacción de Vox en esta materia.
El devenir de los acontecimientos y el hundimiento electoral de Cs ha dejado sin alternativa política al PP, que ha tenido que mirar a su derecha para ver asegurada su estabilidad. Lo ha hecho el candidato Alfonso Fernández Mañueco recientemente, pactando un gobierno en Castilla y León con Vox. Y, en ese punto, la coacción ha pasado a demanda. De tal manera que en la región serán compatibles la Ley de Violencia de Género actual, y la de Violencia Intrafamiliar que promulgarán ambos socios en a lo largo de la próxima legislatura. Eso sí, la estatal prevalecerá sobre la autonómica, por lo que su capacidad será menor.
Si la polémica estaba servida por este acercamiento entre los dos grandes partidos del bloque de centro derecha y la integración del concepto "intrafamiliar", las palabras del consejero de Salud y Familias andaluz Jesús Aguirre ha hondado más en el asunto. "No veo ningún problema en ampliar" el término de "violencia de género" a "los otros parámetros, al fin y al cabo, todo es violencia", dijo durante un desayuno informativo en el Nueva Economía Fórum. Una opinión, que le ha obligado a reafirmar su "compromiso frente a la violencia de género".
El entorno del propio presidente Moreno traslada a El Independiente el mismo posicionamiento, una vez rectificado el anterior, de Aguirre. "La violencia de género es una lacra que hay que erradicar, esa es la postura oficial del Gobierno andaluz y del presidente", expresan fuentes populares. Sin embargo, lejos de contribuir a sosegar la polémica, el presidente de la Xunta y futuro líder del PP, ido más allá, incidiendo en que la violencia intrafamiliar "existe" y que es "perfectamente compatible" con la machista.
Lejos de la moderación
"Si un padre mata a un hijo o a una hija, no es violencia machista; es intrafamiliar. Y si un hombre mata a su pareja abusando de su fortaleza, es violencia machista", ha señalado Feijóo tras el consejo de la Xunta de este jueves, preguntado por las declaraciones de Aguirre. "Entiendo que hablamos de dos cosas distintas y reales que existen", ha profundizado". Eso sí, ha incidido en que los casos de violencia de género "se cuentan por decenas".
Pese a las matizaciones, la demanda de "moderación" política y de gestión a la que lleva apelando desde que arrancó la campaña electoral en Valencia, no llega a percibirse del todo en su discurso. Ha ocurrido esta semana en Madrid, junto a la presidenta de la comunidad Isabel Díaz Ayuso, cuando cuestionaba lo que era ser de centro o no y en un intento de rebajar las críticas por su acuerdo con Vox. "El centro no es lo que diga el PSOE, es aquello que preocupa a la mayoría de los ciudadanos para resolver sus problemas; esa es la verdadera centralidad".
Lo cierto es que, más allá de la anécdota, las afirmaciones de Feijóo contrastan con la actuación que su equipo de gobierno lleva desempeñando en Galicia hasta el momento, y apuntan hacia un perfil de competencia con Abascal. Este mismo verano, el parlamento regional aprobó por unanimidad la modificación de la ley gallega para la prevención y el tratamiento integral de la violencia de género. Ésta, ahora reconoce, y de manera pionera en España, la violencia vicaria como una forma de violencia machista.
De ahí que haya rectificado en este sentido, identificando la violencia vicaria dentro del cómputo machista. Con todo, el gallego persiste en dar peso a la intrafamiliar.
Desde el Gobierno han tachado de "irresponsabilidad" que el PP esté "mezclando todo tipo de violencias". La ministra de Justicia Pilar Llop cree que estas declaraciones lo que favorecen es que no se desarrollen políticas públicas destinadas de manera precisa a la protección de las víctimas y a la persecución de estos delitos.
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