El espionaje a 65 miembros del movimiento independentista denunciado por la entidad Citizen Lab ha llevado a la relación entre Gobierno y Generalitat al borde de una nueva fractura. Pere Aragonès, uno de los supuestamente espiados, ha elevado el tono este martes para advertir a Pedro Sánchez de que no aceptará la callada por respuesta y ha dejado claro que la operación conocida este lunes debe tener consecuencias.

"Es evidente que este caso de espionaje puede tener importantes consecuencias políticas de forma inmediata" ha advertido el presidente de la Generalitat y número dos de ERC. Por eso, ha añadido, "es necesario que nadie se esconda".

Aragonès ha anunciado una investigación de los Mossos, así como iniciativas parlamentarias en el Congreso y el Parlamento Europeo. Y ha exigido al Gobierno que dé vía a las investigaciones sobre este caso si quieren mantener la mesa de diálogo y el apoyo de Esquerra. "Corresponde al Gobierno restablecer los aspectos mínimos de la confianza" entre ambos ejecutivos.

Exigencias a Sánchez

"Hoy la confianza en el Estado es mínima, es muy difícil poder confiar en quien todo apunta que te ha espiado para alimentar la causa general contra el independentismo" ha añadido Aragonès, tras situar a España al nivel de Polonia y Hungría, investigados por el Parlamento Europeo por el uso de Pegasus, el programa de espionaje utilizado presuntamente contra los líderes independentistas.

En este contexto, el presidente catalán no ha dado por buenas las explicaciones trasladadas desde Moncloa desde que se destapó el caso este lunes.

"Espero poder hablar cara a cara con Pedro Sanchez para aclarar el conocimiento previo y post del Gobierno" sobre el espionaje al movimiento independentista, ha advertido Aragonès, que ha negado contactos directos con el presidente del Gobierno en las últimas horas.

El presidente catalán ha exigido además al Gobierno que avale la creación de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, como han solicitado este martes JxCat y ERC. Y ha repetido la exigencia de "transparencia y en asunción de responsabilidades" para poder "volver a la relación normalizada" de hace una semana.

Relación congelada

Aragonès ha evitado concretar en qué va a consistir la congelación de relaciones, ni qué consecuencias va a tener el caso del espionaje en el apoyo parlamentario de ERC al Gobierno. Pero sí ha dejado claro que la crisis obliga a congelar la mesa de diálogo y la Comisión Bilateral Estado-Generalitat, que debían reunirse en breve.

De hecho, Esquerra lleva reclamando una nueva reunión de la mesa de diálogo desde principios de año, encuentro que el Gobierno ha postergado repetidamente. Ahora son los republicanos los que se niegan a sentarse de nuevo en ese foro sin que haya habido "asunción de responsabilidades". Es decir, consecuencias políticas en forma de ceses en la estructura de Defensa.

Tampoco acudirá Aragonès a las Conferencias de Presidentes, foro al que siempre ha sido remiso, pero había vuelto en el último encuentro centrado en la crisis derivada de la invasión rusa de Ucrania. Sí seguirá, sin embago, la participación de la Generalitat en reuniones "técnicas" para salvaguardar los intereses de los catalanes, ha asegurado Aragonès.