Mitad presentación de libro mitad acto político. Pablo Iglesias es del club de los ex, pero parece seguir en primera línea política consciente de la influencia que aún tiene entre el público más entregado que ha llenado la sala de Matadero donde ha presentado su libro "Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes" (Edit. Navona).
El libro, a propuesta de Jaume Roures y editado por el periodista Aitor Riveiro, no son unas memorias políticas al uso, sino que tiene que ver más con una colección de vivencias. Iglesias ha arrancado con agradecimientos a los ministros de Unidas Podemos, presentes en el acto, empezando por Alberto Garzón e Irene Montero, -"compañera- y a Ione Belarra -"muchas gracias por ser valiente, algo mal visto incluso entre algunos sectores de la izquierda"-, todo ello entre aplausos de su público.
No ha podido dar las gracias a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ausente de un acto que ha tenido mucho que ver con fidelidades y adhesiones, aunque la ha citado mucho. La gallega estaba volviendo de su tierra casi a la misma hora en la que su antecesor en el Gobierno se extendía también a agradecimientos a periodistas, éstos de su confianza. El vuelo, aseguran en el entorno de la ministra de Trabajo, estaba previsto desde hace tiempo.
Colección de ataques a periodistas
El acoso sufrido por su familia en torno a su vivienda, "por nazis que actuaban con impunidad", ha arrancado el listado de esas vivencias personales y los ataques a no pocos periodistas, casi una obsesión para él. Iglesias ha revelado que la semana pasada estuvo en Chile, con el nuevo presidente, al que recomendó no tener hijos. "Los hijos te hacen vulnerable, el tipo de enemigos que tenemos no hacen prisioneros y no tienen escrúpulos".
Entre medias ha atacado a Antonio Ferreras de La Sexta por, dice, señalar su vivienda familiar; a Carlos Herrera, conductor del programa de la mañana de la Cope; al jefe de opinión de El Mundo, Jorge Bustos, y a la comunicadora Susanna Griso, que ha calificado de "portavoz" del Rey emérito.
Con una mezcla de épica, tan habitual en él, y mucho victimismo, como si hubiera sido el único político cuestionado del país, ha proclamado que "ser de Podemos tiene un precio" y "se te puede juzgar un juez por coger a tus hijos en brazos", en alusión a la causa judicial que se sigue por el presunto abuso de personal de Podemos como niñeras de la familia. En definitiva, "hay una serie de poderes que van a ir a por ti. Hay ultraderecha policial, económica, judicial, mediática, que es la más peligrosa de todas", Casi nada.
"Si alguien duda de que el PSOE intentará tener un gobierno en solitario es que no sabe nada de política"
Y ya en clave más política, ha explicado a su auditorio que una de las claves fundamentales "para dejar herida de muerte a la izquierda es acabar con Podemos". En este sentido, "alerté que se iba a construir el relato de Yolanda Díaz 'muy bien' y Podemos 'muy mal'. Saben que Podemos presenta una serie de garantías para que determinadas cosas pasen a este país".
Yolanda Díaz "puede traer más gente a este espacio político, pero en política no hay confiar en la palabra de nadie -apuntando a Pedro Sánchez- Si alguien duda de que el PSOE intentará tener un gobierno en solitario es que no sabe nada de política". Y si "Yolanda cuenta con una proyección espectacular es gracias a que, contra el criterio de la progresía mediática, dijimos gobernar, gobernar, gobernar y el resultado de eso es que existe Yolanda Díaz". Además, ha revelado que en verano de 2020 ya era consciente de que no podía volver a ser candidato a la presidencia del Gobierno.
En definitiva, "los que intentan sembrar la cizaña para que Podemos desaparezca esperan con cuchillo y tenedor una izquierda que no cambie las cosas". Iglesias ha ganado la libertad de decir lo que piensa "porque no tengo ningún cargo público", pero autocrítica, una o ninguna.
Entre el gremio de los jueces ha sido García Castellón el objetivo de sus invectivas, aunque ha hablado en plural de "jueces prevaricadores" y anunciado que ya contará esa historia con más detalle. Atribuye a este juez una conversación con un periodista al que supuestamente habría confesado que "voy a por Pablo Iglesias y voy a acabar con él". "No logró su objetivo -ha agregado Iglesias- y ahora estamos en una situación deferente. Veremos si pasa a la historia como un juez mediocre o como un prevaricador".
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