No hay buenas perspectivas electorales para la izquierda en Andalucía. Pendientes todos de que Juan Manuel Moreno revele de una vez sus intenciones, ahora con la mirada puesta en el 26 de abril -lo que supondría ir a elecciones el domingo 19 de mayo, si es que son en domingo- se está viendo la profunda debilidad del bloque de la izquierda, a la que ningún sondeo coloca en posición triunfadora. Son muchos los factores que explican dicha debilidad, la fragmentación de la oferta política y la aparición de fuerzas provinciales son dos de ellas, pero hay un tercer elemento tanto o más determinante, la eclosión de Vox.
Y aunque la lógica política llevaría a pensar que la base electoral a la que se dirige el partido de Santiago Abascal no entra en confrontación con las fuerzas progresistas y sí con el espacio del Partido Popular, las tripas de sondeos propios y externos que manejan PSOE y Unidas Podemos arrojan un dato poco tranquilizador para el bloque de izquierdas, esto es, que Vox "le puede dar un bocado al PSOE de entre 6 y 7 diputados" en lo que se llama la "Andalucía real", según fuentes de toda solvencia.
La penetración de Vox en la "Andalucía real"
La "Andalucía real" es la conformada por las ciudades medianas de entre 10.000 y 50.000 habitantes, antaño territorio socialista amenazado por la irrupción de Vox. A poco que escale hasta un 18 o 20 por ciento del voto-en las autonómicas en Castilla y León pasó del 5,5 de 2019 a 17,64 el pasado 14-F- el efecto en el reparto de escaños sería demoledor para el socialismo.
De hecho, esa estimación ya se la dio el Barómetro del Centro de Estudios Andaluces (CENTRA). Los de Santiago Abascal, obtendrían el 19 por ciento del voto y 22 escaños, aunque el socialista Juan Espadas aguantaba con entre 30 y 31 escaños. Sin embargo, todo depende de la "cocina" posterior y del recuerdo de voto, por lo que el daño real puede ser mayor.
Y eso sin que se haya confirmado la candidatura de Macarena Olona una vez que la "marca" Vox tira lo suficiente sin necesidad de sacrificar una pieza fundamental para el equipo de Abascal en el Congreso de los Diputados.
No obstante está por ver si echan toda la carne en el asador para impedir que Moreno pueda emular el modelo madrileño, esto es, que consiga tantos escaños como toda la izquierda junta y Vox juegue un papel de mero actor secundario, indispensable, pero secundario.
Y mientras la izquierda a la izquierda del PSOE intenta ponerse de acuerdo sobre la candidatura, el programa, la campaña y su propia marca electoral -a excepción de Teresa Rodríguez, que vuela sola- otro peligro acecha a los socialistas. Porque si bien tienen pocas opciones de conseguir representación los partidos provincialistas surgidos en Huelva, Jaén o Granada, pueden restar a Juan Espadas unos votos indispensables sobre todo en Huelva y Jaén. Y todo ello, sin convertirse en una opción atractiva para arrastrar el voto huérfano de los electores de Ciudadanos, que prefiere refugiarse en las siglas populares.
Objetivo de la izquierda: la movilización del voto
Ante este poco halagüeño panorama, la preocupación de la izquierda pasa por doblarle el pulso a la abstención, esto es, conseguir movilizar a un votante en estado depresivo al que se le puede intentar levantar de la silla con el horizonte de un gobierno de coalición PP-Vox. Porque si el PSOE-A puede estar en la cuerda floja, menos no lo está el espacio a su izquierda, a quien las encuestas dan en claro descenso. Pero ya son muchas las voces que empiezan a cuestionar una estrategia en la que Gobierno y la dirigencia del PSOE y de Unidas Podemos siguen insistiendo conscientes de su poca efectividad.
En 2018 el PSOE-A pareció tocar suelo con tan solo 33 escaños. Bien es cierto que entonces Juan Manuel Moreno también obtuvo los peores resultados del PP de toda su historia, pero consiguió gobernar y descabalgar a los socialistas de la Junta de Andalucía tras pactar con Ciudadanos y Vox. Sorprendentemente, tras 37 años de gobiernos ininterrumpidos del PSOE-A, la ventaja ahora de Moreno sobre Espadas en los sondeos con intención de voto es incontestable.
Si los socialistas bajan del listón sociológico de los 30 escaños puede abrirse otro proceso traumático en la dirección regional del partido con los "susanistas" afilando sus cuchillos, pero no sólo. Para Pedro Sánchez se trataría de un enorme contratiempo para sus aspiraciones de futuro, salvo que un nuevo pacto del PP de Alberto Núñez Feijóo con Vox llegue a desgastar las opciones del gallego, que ha intentado por todos los medios de ponerse de perfil ante el acuerdo en Castilla y León.
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