La duquesa de Maqueda le ha ganado la partida a la del Infantado. El Ministerio de Justicia ha concedido a Pilar Paloma de Casanova y Barón la sucesión como marquesa de Távara frente a la pretensión de la escritora madrileña Almudena de Arteaga, que invocaba su derecho a ostentar este título nobiliario por su condición de hija del último poseedor legal.
La orden por la que la ministra Pilar Llop mandó expedir el pasado 15 de marzo real carta de sucesión como marquesa de Távara, con Grandeza de España, a favor de la también duquesa de Maqueda y marquesa de Astorga resuelve en vía administrativa una pugna a tres bandas que durante los últimos tres años y medio han librado en la sombra la conocida escritora de novela histórica, Pilar Paloma de Casanova y la sevillana Pilar de Medina y Gil-Delgado. Las tres han esgrimido razones para ostentar el título, creado por el emperador Carlos V en 1541 y que hace referencia a la localidad zamorana homónima (hoy escrita Tábara).
El 20 de julio de 2018, Almudena de Arteaga solicitó formalmente la sucesión en este marquesado tras el fallecimiento de su padre, Íñigo de Arteaga y Martín. Éste fue su titular entre 1995 y 2002, cuando decidió cederlo a su hijo Íñigo. Al morir éste en accidente de avioneta de forma prematura en 2012 lo volvió a recuperar hasta que se produjo su deceso el 9 de junio de 2018.
Cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) dio publicidad a dicha petición, tanto Pilar Paloma de Casanova y Barón como Pilar de Medina y Gil-Delgado manifestaron su oposición al entender que tenían más derecho que la solicitante para convertirse en la vigesimoprimera marquesa de Távara. El Ministerio de Justicia ha hecho suyo el dictamen que la comisión permanente del Consejo de Estado emitió en su reunión del pasado 20 de enero frente al criterio defendido por la Diputación de la Grandeza, que consideraba que el mejor derecho correspondía a Pilar de Medina.
Almudena de Arteaga fundamentaba su petición en el hecho de que es la hija del último poseedor del título y en la existencia de usucapión en la rama correspondiente a su familia, propietaria del marquesado durante más de 40 años desde su rehabilitación en 1885 a favor de Fernando de Arteaga y Silva (su tío tatarabuelo). Desde entonces, otros cinco Arteaga han gozado de forma ininterrumpida de tal merced: María de la Concepción de Arteaga y Gutiérrez de la Concha, Inés María de Arteaga y Gutiérrez de la Concha, María Belén de Arteaga y Falguera, Íñigo de Arteaga y Martín (en dos etapas) e Íñigo de Arteaga y Alcázar, hermano fallecido de la escritora que quería mantener esta dignidad en la familia.
No concurre prescripción adquisitiva
El Consejo de Estado rechaza de plano la razón invocada por Almudena de Arteaga. El máximo órgano consultivo del Gobierno no pasa por alto el hecho de que la hija del rehabilitante del título (María de la Concepción de Arteaga y Gutiérrez de la Concha) murió sin descendencia, lo que "agotó la línea usucapiente abierta" por su padre.
A las hijas de Fernando de Arteaga y Silva le sucedió una pariente colateral -María Belén de Arteaga y Falguera- que también falleció sin haber alumbrado ningún hijo. A ésta siguió en 1995 el padre de Almudena de Arteaga, por lo que la línea a la que pertenece la escritora no reúne el periodo mínimo de 40 años de posesión "continuada e ininterrumpida" que exige la ley para poder beneficiarse de una prescripción adquisitiva del título en su favor. Ello daba al traste con su pretensión de convertirse en vigesimoprimera marquesa de Távara.
También negaba en su informe la existencia de usucapión la Diputación de la Grandeza, que recordaba que los miembros de los Arteaga "no eran descendientes directos" del concesionario del título -Bernardino Pimentel y Enríquez- y en consecuencia "no estaban incluidos en los llamamientos a la sucesión". Pilar Paloma de Casanova y Pilar de Medina sí han acreditado que descendían del primer marqués de Távara.
Almudena de Arteaga invocaba que era hija del último poseedor legal del marquesado, fallecido en 2018
"La jurisprudencia y la doctrina de este Consejo de Estado vienen manteniendo de forma reiterada que, agotada la línea de sucesión regular abierta en virtud de la adquisición del título por usucapión (esto es, la línea de don Fernando de Arteaga y Silva y su hija doña María de la Concepción de Arteaga y Gutiérrez de la Concha), debe reintegrarse éste a la línea regular del fundador o concesionario si subsiste algún descendiente directo del mismo (como es el caso en el presente asunto), sin aplicar en este caso el principio de propincuidad [proximidad]", razona en su dictamen.
Descartada Almudena de Arteaga por la inexistencia de usucapión, el debate se centraba en analizar quién tenía mejor derecho en relación con el concesionario del título entre las otras dos peticionarias. Tanto Pilar Paloma de Casanova como Pilar de Medina y Gil-Delgado descienden de Bernardino Pimentel y Enríquez a través de Ana María Manuela Fernández de Córdoba Pimentel y Fernández de Córdoba, octava marquesa de Távara. Ésta había sucedido en el título en 1693 a su hermana Luisa tras tomar el hábito de carmelita descalza en el monasterio toledano de San José.
En concreto, la continuidad les viene a través de dos bisnietos de Ana María Manuela Fernández de Córdoba Pimentel y Valerio-Antonio de Zúñiga Ayala, con el que contrajo matrimonio en segundas nupcias. El ascendiente de Pilar Paloma de Casanova era hermana mayor en edad al de Pilar de Medina, lo que ha decantado la sucesión en favor de la primera. "La aplicación de los principios de primogenitura y representación no ofrece aquí margen de duda alguno", zanja el Consejo de Estado, no sin tachar de "insólito e inopinado" que la Diputación de la Grandeza hubiera llegado a la conclusión contraria.
Descendiente de Rafael Casanova
De esta forma, suma un nuevo título nobiliario Pilar Paloma de Casanova, descendiente del conseller en cap Rafael Casanova. La flamante marquesa de Távara era duquesa de Maqueda desde 2011, a raíz de que el Tribunal Supremo desposeyera a su hermano Luis María Gonzaga. También es marquesa de Astorga, marquesa de Ayamonte, marquesa de la Villa de San Román, condesa de Cabra, condesa de Monteagudo de Mendoza, condesa de Valhermoso, baronesa de Liñola y cuatro veces Grande de España.
Almudena de Arteaga -autora de casi una veintena de novelas, entre ellas La princesa de Éboli- sí ha podido heredar de su padre el ducado del Infantado, título nobiliario que los Reyes Católicos le concedieron en 1475 al II Marqués de Santillana: Diego Hurtado de Mendoza y de la Vega. Goza de grandeza de primera clase desde 1520.
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