La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha salido en defensa del CNI bajo el argumento de que tanto el Gobierno como todos sus organismos públicos cumplen con la legalidad. "Se lo puedo decir más alto, se lo puedo decir más claro, en castellano o en catalán: el Gobierno actúa cumpliendo escrupulosamente la legalidad. A lo mejor no todos pueden decir lo mismo", ha dicho en respuesta al senador de Junts, Josep Lluís Cleries, cuay actividad en la Cámara Alta está centrada desde hace años sólo y exclusivamente en cuestiones identitarias.
Con anterioridad, Cleries le había espetado que «ya sabíamos del fraude de la Mesa de Diálogo. Ahora también tenemos constancia de la violación de derechos fundamentales de la que hemos sido víctimas. ¿Por quién nos han tomado? O depuran responsabilidades, o son cómplices».
Hasta tres partidos independentistas, ERC, JxCat y EH Bildu, han interpelado a la ministra sobre la cuestión del presunto espionaje a los dirigentes del procés, aunque no ha podido ir más lejos desde el momento en que todas las actuaciones del Centro son materia reservada o secreta y sólo se puede dar cuenta de las mismas en la comisión de secretos oficiales, que lleva un trienio sin reunirse.
Y a Bildu, la ministra les ha animado a acudir a los tribunales. "Me parece muy bien. Con todas consecuencias, porque la acusación y denuncia falsa también puede ser un delito».
Robles, el centro de los ataques del independentismo y de Unidas Podemos
Robles se ha convertido en el centro de la invectivas no solo del independentismo sino de los socios de Gobierno, que llevan muchos años enfrentados a ella y la han convertido, junto a la vicepresidenta Nadia Calviño, en una de sus grandes bestias negras. Si Rufián ha apuntado directamente a su continuidad bajo el argumento de que «si se espía, no solo deben dimitir sino también acabar en la cárcel. Si lo sabía debe dimitir y si no lo sabía dar explicaciones. No se debe dejar pasar un minuto más y cada silencio afecta a la democracia de este país», Unidas Podemos va a la zaga.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha pedido "depurar responsabilidades" mientras que su antecesor Pablo Iglesias se dirigió a la titular de Defensa desde la atalaya que le proporciona la presentación de su libro de vivencias personales para espetarle que "convenza usted a sus subordinados de que dejen de espiar sin autorización judicial. Y si no lo están haciendo, pues explíquelo y que depuren el aparato del Estado de elementos contrarios a las leyes y a la democracia. Y si no es usted capaz de hacerlo, váyase a su casa o váyase al PP, que le va a recibir con los brazos abiertos".
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