El desembarco de Macarena Olona en Andalucía para encabezar la lista por Vox a las autonómicas del 19-J ha sido recibido por el PP con un entusiasmo perfectamente descriptible. No era este el escenario previsto por los populares, por mucho que su nombre llevara meses sonando como la apuesta más segura para el partido de Santiago Abascal. Pero lejos de esperar acontecimientos, interlocutores del PP se dirigieron a Vox para trasladarles su temor, nada infundado, de que la marcada personalidad de la diputada cunera por Granada "podría animar al votante de izquierdas ahora desmovilizado", según han confirmado fuentes de ambos partidos.
De hecho, Santiago Abascal sopesó los pros y contras de enviar al territorio de Juan Manuel Moreno a uno de sus pesos pesados del Grupo parlamentario y ella misma dudaba de su papel como candidata, no tanto por asumir los postulados del PP como por considerar fundamental su tarea en el Congreso. Es secretaria general del grupo, portavoz adjunta y autora de los principales recursos de inconstitucionalidad de los que esta formación política se ha prodigado en los últimos dos años, con algunos éxitos indubitados.
Dirigentes del PP se dirigieron a Vox para alertar de las contraindicaciones de su candidatura
Pero de nuevo, la "soldado" Olona, como se autodefine, ha aceptado el designio marcado por su jefe de filas, Santiago Abascal. Porque tras esos mensajes lanzados por el PP para evitar su desembarco en Andalucía, los de Vox se maliciaban que el temor de los populares no era tanto el efecto movilizador de la izquierda de esta abogada del Estado, "sino que con ella podemos conseguir un buen puñado de escaños más", precisamente "los que impidan un gobierno monocolor de Juan Manuel Moreno", dicen un alto dirigente de Vox a El Independiente.
Y ese es, y no otro, el argumento por el que finalmente se inclinó la balanza a favor de lanzarla a la carrera electoral andaluza por mucho que la "marca" Vox tenga un peso propio, específico, que todavía no conoce techo electoral. Así se vio en Castilla y León, donde improvisaron un cartel encabezado por un perfecto desconocido, hoy vicepresidente de la Junta de Comunidades, Juan García-Gallardo.
De momento, los sondeos con intención de voto parecen querer al popular Moreno Bonilla. O dicen de él que podrá sumar más escaños que toda la izquierda junta, como Isabel Díaz Ayuso en Madrid, o le colocan al borde la mayoría absoluta. Pero no faltaron las encuestas que pusieron la miel en los labios a Alfonso Fernández Mañueco para finalmente aterrizar en la dureza de un gobierno de coalición indeseado, pero sin alternativa factible.
Amenaza para el crecimiento de Moreno Bonilla
Olona "no es política", arguyen en su entorno. "Ella se siente más segura en sus recursos ante el Constitucional", agregan. Pero también tiene una oratoria vibrante, muy del gusto de Vox, lo que la puede convertir en una amenaza para el crecimiento del PP con un candidato que vende moderación en un intento por atraerse el disputadísimo voto de los restos del naufragio de Ciudadanos sin perder apoyos a su derecha.
Unas de las cuestiones a dilucidar en breve es si Olona deja su escaño en la Cámara Baja -desde donde ha intentado erigirse en azote de la vicepresidenta "comunista", en referencia a Yolanda Díaz- o lo mantiene a modo de tabla de salvación por si las cosas no salen según lo previsto. Pero tener un pie en la Carrera de San Jerónimo la hará objeto de ataques por parte de los adversarios políticos, a los que no les faltará tiempo de acusarla de ser una aspirante con billete de vuelta a Madrid.
Espadas apunta a Bendodo el artífice de intentar parar el desembarco de Olona
Para el PSOE-A la candidatura de Olona en no deja de ser una buena noticia. El candidato socialista a la presidencia de la Junta, Juan Espadas, estrenó el pasado jueves el que será uno de los ejes de su mensaje de campaña al exhortar a Moreno Bonilla a que aclare si será su vicepresidenta en caso de que vuelva a sumar el bloque de centro-derecha.
Espadas apuntó además al coordinador general del PP y consejero de la Presidencia del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, como uno de los dirigentes que había intentar impedir el aterrizaje electoral de la portavoz adjunta de Vox. Dijo de él que «no ha conseguido su primer objetivo, que era no impulsar el voto de izquierda al que claramente puede estimular la entrada» en liza de Olona.
Andalucía fue el primer territorio en el que Vox, tras una larguísima travesía por el desierto, consiguió representación parlamentaria. Los doce diputados autonómicos fueron el principio de un progresivo ascenso, no sin resistencias como Galicia y País Vasco, -donde o no existe o es muy residual- . El gran favor lo recibió de la mano de Pedro Sánchez al repetir elecciones en noviembre de 2019, y pasar de 24 escaños a 52, nada menos que tercera fuerza política de la Cámara.
Y según sus cálculos internos, mantienen un enorme potencial de crecimiento. Aseguran tener sondeos que les colocan como primera fuerza política en las ocho provincias andaluzas para las próximas elecciones generales. Los cálculos de la izquierda les bajan un poco los humos. "Pueden ser primera fuerza en Almería y, por contaminación, en Jaén, al ser dos territorios con muchas sinergias, pero nada más". La operación Olona permitirá acaso ajustar más esos sondeos, al alza o a la baja.
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