Primero fue Rocío Carrasco y ahora será Pedro Sánchez, el mismísimo presidente del Gobierno. La fiebre por las docuseries ha llegado a Moncloa y desde hace días se sabe que hay en marcha una grabación del día a día del presidente. El objetivo: crear una serie de cuatro capítulos. No hay fecha exacta de estreno (la idea inicial es grabar al presidente durante un año entero) y, como no puede ser menos en la época que vivimos, se estrenará previsiblemente en una de las grandes plataformas de streaming.
Es la primera vez que en España se llevará a cabo una cosa semejante, pero Pedro no podía dejar pasar esta oportunidad para lucirse en esto del show business. Ha debido ser demasiado tentador para él tener su propia Ala Oeste de la Moncloa al más puro Aaron Sorkin: un producto hecho a su imagen y semejanza, pensado para explicarlo, ensalzarlo y exponerlo durante horas en las pantallas de toda España y el extranjero. Imposible rechazarlo.
Curro Sánchez, hijo de Paco de Lucía y director premiado
El director de la docuserie es Curro Sánchez Varela, hijo del genial guitarrista Paco de Lucía y formado en San Pablo CEU y en la New York Film Academy. A pesar de que es muy joven (nació en Madrid en 1984), Curro Sánchez ya tiene su propia productora (fundó en el 2010 Ziggurat Films) y obtuvo un Goya a la mejor película documental por Paco de Lucía: La búsqueda, una preciosa creación que siguió los pasos de su padre durante varios años. El documental aún no estaba acabado cuando de Lucía falleció en México en febrero del 2014.
Después de despuntar con este largometraje, Curro Sánchez se embarcó en otro proyecto con música de fondo: en el 2016 dirigió un documental sobre la cantante Malú, hija de Pepe de Lucía, el hermano de Paco. Malú. Ni un paso atrás salió en el 2017 y obtuvo mucho éxito. Cuatro años más tarde, en el 2021, estrenó Curro Romero, el maestro del tiempo, donde se puso de relieve al torero en particular y al mundo del toro en general. Narrado por Juan Echanove, también contó con mucha repercusión.
Después de este documental, Curro Sánchez pensó en embarcarse en otros proyectos que le hacían especial ilusión. Por lo que se publicó en su día en Filmin, había pensado en hacer dos documentales más: uno acerca del asesinato de Theo Van Gogh y otro sobre la legalización de la marihuana. También estaba pensando en embarcarse en una ambiciosa producción, Tal vez me conozcas, sobre españoles que se encuentran fuera de España. Pero cuando pensaba dedicarse en cuerpo y alma a ellos, recibió una llamada que haría que parase todo: ¿le interesaría dirigir una serie sobre el mismísimo presidente del gobierno? No tardó ni dos segundos en decir que sí.
¿De dónde surge la idea?
Por lo que se ha podido saber —o, al menos, es la versión oficial—, la idea de la docuserie habría surgido en The Pool Management. Fueron ellos quienes, presumiblemente, habrían contactado con la Moncloa para hacer un seguimiento exhaustivo del presidente, tener un acceso privilegiado de su día a día. Después de que Moncloa aceptara —y, por lo que se rumorea, no pusieron muchas pegas—, se buscó una segunda productora más grande, Secuoya. Fue ésta quien llamó a Curro Sánchez.
El primer paso fue juntar a un pequeño equipo e ir pensando en las líneas maestras de la serie. De ahí surgió un primer documento que llevaron al mismísimo despacho de Pedro Sánchez. El primer encuentro entre el presidente del gobierno y el equipo de rodaje fue en enero de este año. Según declaraciones del Curro Sánchez a medios de comunicación, al principio el presidente “se mostró reticente”. Sin embargo, enseguida puntualizan que, pasados unos primeros instantes, se entusiasmó con la idea. Incluso hizo sugerencias.
Dejó claro, eso sí, tres cosas. La primera, una línea roja: que el documental no se inmiscuyera en la intimidad de sus hijas. La segunda, que la docuserie tenía que reflejar el lado humano y también el institucional (es decir, que debía mostrar su trabajo). La tercera, que salieran en pantalla su equipo y muchos de los trabajadores que llevan en Moncloa desde tiempos inmemoriales. Es decir, Pedro Sánchez quería, realmente, su Ala Oeste de la Moncloa, con los equivalentes patrios a los icónicos Toby Ziegler y C.G. Cregg.
Ucrania: el plato fuerte
Hablando de la icónica serie de Aaron Sorkin, hay un episodio en que C.G. Cregg, la famosa e increíblemente eficaz portavoz de prensa, deja que la graben para hacer un programa documental con su vida. Pues bien, justo cuando las cámaras están en pleno rodaje y hay técnicos esparcidos por toda la Casa Blanca, estalla una crisis política. Sin nadie pueda preverlo, los del documental se ven inmersos en uno de los días más apasionantes mediáticamente hablando.
Como si de un dejà vú se tratara, las cámaras de Curro Sánchez se toparon con una exclusiva tanto o más excitante: la guerra de Ucrania. El rodaje comenzó, casualmente, el 24 de febrero, justo cuatro días antes de que Rusia invadiera y el mundo entero se paralizara por semejante catástrofe. Una carambola demasiado golosa mediáticamente hablando y la plataforma perfecta para que Pedro Sánchez pudiera lucirse como líder indiscutible europeo. Ahora se entiende mejor la obsesión del presidente por viajar a Kiev y también a Moldavia (donde, sinceramente, no pintaba nada): Pedro tenía la posibilidad perfecta para lucirse como siempre ha querido que se le reconozca, como líder mundial y estadista de talla histórico.
“Nos están dando libertad total”, han asegurado desde la productora, que asegura que “están dando acceso a toda la parte personal e íntima”. No es para menos: de momento no se sabe demasiado de las líneas argumentales principales, pero no es ningún secreto que el “Pedro Sánchez privado” va a tener un papel protagonista. En la docuserie saldrá él desconectando y detallando minuciosamente lo que hace en su día a día.
Pura propaganda, vaya. Y éste es el problema principal.
¿Antecedentes extranjeros?
Desde Moncloa se han afanado a explicar que semejante docuserie responde a un ejercicio de transparencia y que fuera de nuestro país hay antecedentes, lo que es perfectamente discutible. Primero, es cierto que en otros países hay una conexión muy estrecha entre cine y política. El mismísimo Ronald Reagan, al fin y al cabo, fue actor de Hollywood. Pero nunca se han superpuesto las carreras de actor y presidente. Reagan, sin ir más lejos, dejó los platós antes de comenzar su carrera política como gobernador de California. Otro actor famoso que acabó siendo gobernador (también de California, casualmente), Arnold Schwarzenegger, no grabó ninguna película mientras estuvo en el cargo. Tampoco ninguna docuserie sobre su ejercicio en el poder.
Ni en la muy mediática administración Obama hubo nada parecido. Es cierto que se concedieron miles de entrevistas y se grabaron miles de spots, se posó para las cámaras y se rodaron discursos, pero Barack Obama no fue seguido por las cámaras de una productora cinematográfica durante semanas para hablar de él y de su cargo mientras ocupó el Despacho Oval. En la multitud de documentales que se le dedicaron mientras él ejerció la presidencia siempre hubo una cadena de televisión y un periodista que intentó dar una pátina de imparcialidad al asunto.
Sí que existió, es cierto, el documental The Final Year, El año final, del director Greg Barker, que tuvo acceso al equipo íntegro de política exterior de la Casa Blanca, incluido el entonces secretario de Estado John Kerry, la embajadora ante Naciones Unidas Samantha Power y el asesor de Seguridad Nacional Ben Rhodes. Se grabaron miles de horas entre los meses finales del 2015 y el día 20 de enero del 2017, cuando Donald Trump juró el cargo. Entre otras cuestiones, se tuvo un acceso privilegiado a las negociaciones sobre armas nucleares en Irán, el tratado sobre cambio climático de París o la crisis de los refugiados sirios. Por supuesto, Obama salía en múltiples ocasiones en el largometraje, pero hay que tener en cuenta que cuando se estrenó The Final Year, en enero de 2018, él ya no estaba en la Casa Blanca y la campaña presidencial entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Trump hacía tiempo que había concluido.
No se ruedan mientras están en el poder
En realidad, las series de televisión de los Obama en las grandes plataformas, como la HBO o Netflix, no empezaron hasta que la pareja dejó la Casa Blanca. El año pasado, sin ir más lejos, se estrenó en la HBO Obama: The Pursuit of a More Perfect Union, una serie de tres episodios donde el cineasta (y ganador de un Emmy) Peter Kunhardt volvió la vista atrás y analizó el ascenso y los años en el poder del primer presidente negro de Estados Unidos. Pero cuando se estrenó, Barack Obama hacía cuatro años que no ostentaba la presidencia.
Muchos podrían alegar que los propios Obama también han participado en documentales sobre su vida en Netflix. Pero, de nuevo, volvemos a lo mismo: fue una vez salieron de la Casa Blanca. Recordemos que, después de sus años presidenciales, la pareja firmó un acuerdo con el gigante del streaming para realizar documentales y crear series originales. Incluso crearon su propia productora de televisión, Higher Ground Productions, a tal fin. En el año 2019 estrenaron el documental American Factory en el festival de Sundance sobre un multimillonario chino que abre una fábrica en una planta abandonada de General Motors en Ohio. El documental, que también se emitió por Netflix, acabó ganado un Óscar. Pero volvamos al punto relevante aquí: todo esto sucedió una vez los Obama estaban fuera del Despacho Oval.
¿El famoso documental de Michelle Obama en Netflix? Ya no era primera dama. ¿Su serie de televisión, también en Netflix, sobre cocina? Tampoco era la primera dama. ¿La serie documental de Barack Obama en Netflix sobre parques naturales? Han acertado: hacía años que ya no era presidente.
¿Y en otros países que no sean Estados Unidos?
En Europa, por supuesto, hay políticos que han coqueteado con las cámaras de cine. Emmanuel Macron, sin ir más lejos. Mientras estaba en campaña con su plataforma En Marche!, permitió que un equipo de televisión lo siguiese a todos los lados y lo grabase durante semanas, incluso dentro el coche donde viajaba de un lugar a otro con su mujer. El resultado fue Emmanuel Macron: les coulisses d'une victoire, un documental que se puede ver en Amazon. Pero de nuevo era un documental sobre una campaña, no del ejercicio del poder. Lo mismo se podría decir de Knock Down the House, un documental del 2019 sobre la campaña de Alexandria Ocasio-Cortés. De nuevo se trataba de cómo llegó al Congreso, no de lo que hizo una vez allí.
Aunque la Moncloa se empeñe en decirnos que hay muchos precedentes, la verdad es que no hay ninguno para un político en ejercicio. Es decir, todavía en el poder y, previsiblemente, dispuesto a revalidar su puesto en unas elecciones. En cualquier otro país, semejante docuserie como la que está rodando Pedro Sánchez generaría una pequeña polémica o, como mínimo, un debate ético. ¿Hasta qué punto es legítimo semejante pieza de verdadera propaganda electoral descarada?
La respuesta es que no debía hacerlo. Pero a Pedro Sánchez semejantes minucias éticas le importan bastante poco.
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