La sorpresiva revelación de que tanto el presidente del Gobierno como su ministra de Defensa, Pedro Sánchez y Margarita Robles, respectivamente, habían sido también espiados con la tecnología Pegasus, venía a cambiar de raíz el escenario político para el Ejecutivo. Acorralado por las acusaciones del independentismo de estar tras una operación de intervenciones telefónicas masivas, la revelación hubiera podido servir para allanar el camino de la comparecencia de Robles del próximo miércoles en el Congreso desde el momento en que apuntan a una autoría extrajera o de organismos no oficiales.
Pero de nada ha servido. Por acción o por omisión la ministra sigue en el punto de mira de todos sus detractores, que han visto en esta grave crisis el momento propiciatorio para forzar su cese, cabeza que, hoy por hoy, Sánchez no parece dispuesto a ofrecer. Con la estabilidad del Gobierno aún más en precario, Moncloa no logra cerrar esta vía de agua con una ERC dispuesta a ponerle las cosas más difíciles, aunque confían no les lleve a un callejón sin salida "que a ellos tampoco les conviene", advierten fuentes gubernamentales.
La revelación no apacigua ni a ERC ni a Unidas Podemos
De hecho, los republicanos independentistas se aseguraron de que el decreto del plan de respuesta saliera adelante el pasado jueves gracias a los votos de Bildu, pero comprometen otras leyes que ya han llegado al Congreso como la reforma de la llamada "ley mordaza".
Robles comparece el miércoles por la mañana en el Congreso, -esta semana no hay plenos- para hablar de la Brújula Estratégica de la Unión Europea, pero su Ministerio se prepara para una andanada a cuenta de los casos de espionaje y no sólo por parte de Grupos de la oposición sino también por Unidas Podemos, dividida entre los de Jaume Asens, del sector de Yolanda Díaz, y Pablo Echenique, a las órdenes de Ione Belarra. Los primeros, más cautos, no apuntan a Robles. Díaz y Asens hablaron antes de la comparecencia del segundo.
Precisamente, la vicepresidenta segunda fue informada del espionaje a Sánchez y Robles apenas unos minutos antes de rueda de prensa de Félix Bolaños e Isabel Rodríguez, al igual que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Díaz admitió hace unos días sentirse espiada y era una broma recurrente cuando hablaba por teléfono con sus colaboradores.
Móvil del jefe del Estado
Bien es cierto que había un desconocimiento generalizado en el Consejo de Ministros respecto al contenido de la inesperada comparecencia, que se llevó con enorme discreción, sin filtraciones previas. Ahora se analizarán los móviles de todo el Gobierno y cabe pensar que, en la misma medida, se ha debido hacer lo propio con el terminal del jefe del Estado, Felipe VI, cuestión sobre la fuentes de Zarzuela aseguran no tener "ninguna constancia ni información" y Moncloa tampoco informa.
La reacción de los socios de Gobierno de Pedro Sánchez volvió a demostrar lo que parece más un Ejecutivo tripartito -tal y como lo define el politólogo Pablo Simón- que bipartito. Mientras Díaz exigía la depuración de responsabilidades sin apuntar a nadie, expresaba además de manera explícita su solidaridad con el jefe del Ejecutivo.
Ione Belarra fue, en cambio, algo menos empática al poner el acento en el "gravísimo fallo de seguridad completamente inadmisible. Tiene que conllevar la asunción inmediata de responsabilidades políticas y al única manera de que se restablezca la confianza en la ciudadanía", comentó este lunes desde Andalucía junto al diputado Juan Antonio Delgado, que Podemos quiere de candidato a la presidencia autonómica para las elecciones del 19-J si no hay otro de consenso de la izquierda ajeno a cualquier sigla partidista.
Los morados no descartan haber sido víctimas de escuchas telefónicas
"Venga de donde venga, el fallo es inasumible. Es imprescindible depurar responsabilidades. Está en juego nuestra democracia y la confianza de la ciudadanía", dijo la ministra de Derechos Sociales en cuenta de Twitter. Los morados no descartan haber sido víctimas de escuchas telefónicas, lo que Moncloa comprobará tras someter los móviles de todos los miembros del Ejecutivo a una investigación.
Pero si hay un miembro de Podemos que ha sido especialmente duro, ese ha sido el ex vicepresidente Pablo Iglesias, para quien la situación de Robles y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sería "insostenible" si se demuestra que tras este espionaje hay elementos incontrolables bien del CNI o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Y por parte de la Generalitat o de ERC la respuesta no es más contemporizadora. Siguen pidiendo la cabeza de la ministra Robles y mantienen su decisión de congelar las relaciones con el ejecutivo central. Por acción u omisión, Robles sigue en su punto de mira. Habrá que ver cómo sale de su comparecencia del miércoles.
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