Hoy y mañana el Gobierno se enfrenta a una doble prueba de fuego en la que se juega la futura estabilidad de un Ejecutivo muy en precario. Ya no se trata sólo de dar satisfacción a ERC, sino de responder a los interrogantes, que no son pocos, en torno al presunto espionaje a una sesentena de dirigentes independentistas y a la denuncia sorprendente de que Pedro Sánchez y Margarita Robles sufrieron también hace un año ataques en sus terminales telefónicas, lo que lejos de despejar el camino de Moncloa no ha hecho más que enturbiar las cosas.
El siguiente capítulo de esta comedia por capítulos lo constituyen las comparecencias de la ministra Robles y de la directora del CNI, Paz Esteban, este miércoles ante la comisión de Defensa y el jueves ante la de secretos oficiales, respectivamente.
El Gobierno descarga en Esteban la principal responsabilidad de las explicaciones sobre el espionaje a los cabecillas del procés, mientras que Robles "responderá a lo que pueda responder, pero ya ha dicho todo lo que tenía que decir en el Congreso y en el Senado la semana pasada", dicen fuentes de su Departamento en alusión a las sesiones de control al Gobierno donde se le interrogó en repetidas ocasiones sobre el caso.
La intención de la ministra es hablar de la Brújula Estratégica Europea
La intención de la ministra es hablar de la Brújula Estratégica Europea, pretensión condenada a la melancolía dado que el interés de los grupos, no sólo de los soberanistas sino de hasta Unidas Podemos, pasa por recabar toda información posible sobre el alcance real del Pegasus. Además, lejos de considerar a Robles otra víctima de espionajes espurios, la revelación del lunes añade muchos más interrogantes a un asunto ya de por sí muy espinoso por comprometer, además, el transcurrir del resto de la legislatura.
El Gobierno subraya que es Paz Esteban la que debe dar explicaciones sobre la denuncia de Citizen Lab. Cuando saltó el escándalo tras su publicación en The New Yorker se le encargó un informe interno del que "debe dar cuenta este jueves ante los portavoces de la oposición" en la comisión de secretos oficiales, integrada, entre otros, por partidos como EH-Bildu y la Cup después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, atendiera a los requerimientos de Moncloa para tranquilizar a los socios parlamentarios.
Sin embargo, Podemos y la oposición no apuntan a Esteban como la responsable última de un espionaje que dan por seguro, sino mucho más alto, esto es, a la ministra de Defensa, cuya cabeza han pedido varios partidos, entre ellos ERC y Junts, pero también Podemos. Será interesante escuchar al diputado morado Juan Antonio Delgado, más cercano a los postulados de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
Paz Esteban es persona de la más estrecha confianza de Robles
No va a resultar una comparecencia cómoda para Robles, quien ya confirmó la intervención telefónica, con aval judicial, de algunos dirigentes soberanistas al preguntarse “¿qué tiene que hacer un Estado, un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, corta las vías públicas, cuando realiza desórdenes públicos, cuando alguien está teniendo relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania?”. Y fue más allá al indicar que si bien el CNI sólo actúa bajo cobertura judicial eso es algo que «no lo pueden decir todos» y muchos «igual tendrán que callarse cuando salga todo».
A la luz de las revelaciones que este lunes hizo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, sobre el ataque de los móviles de Sánchez y Robles, esas palabras de la ministra adquieren un nuevo sesgo.
La posición de la responsable del CNI es cada vez más expuesta. Dice la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, que tiene, como Robles, el "apoyo total" del presidente del Gobierno, aunque no cerró la puerta a una posible destitución bajo el argumento de no adelantar "futuribles" y que "cada día tiene su afán".
Pero Esteban es persona de la más estrecha confianza de la ministra y una destitución de la misma no iba a resultar pacífica. De hecho, consiguió auparla al cargo en sustitución de Félix Sanz Roldán frente a las preferencias de Moncloa por el general Miguel Ángel Ballesteros, director del Departamento de Seguridad Nacional desde junio de 2018.
Sánchez se juega el resto de la legislatura
En definitiva, Sánchez se juega esta semana tener un resto de legislatura más cómodo o estar abocado a una inestabilidad aún más pronunciada que convierta la gobernabilidad en un infierno. La intención del jefe del Ejecutivo es llegar al final de su mandato de cuatro años. "Hemos sostenido y aguantado a este país y tenemos todavía proyectos muy importantes que abordar por delante como el despliegue de los fondos europeos. Y en eso vamos a estar trabajando hasta el último día y aquellos que crean que estamos en campaña electoral se les va a hacer larga», sentenció ayer Rodríguez. A ver cuan larga es a la luz de lo que pase esta semana.
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