Escuchar hablar en euskera en las calles del País Vasco es en muchos lugares difícil. Casi nueve de cada diez conversaciones son en castellano. Es la gran inquietud de las administraciones públicas vascas desde hace años. Tras décadas de financiación millonaria para el impulso del euskera en la sociedad vasca su empleo no crece, tan sólo su conocimiento. La extensión en la red educativa del euskera como modelo lingüístico predominante y la exigencia de altos niveles de conocimiento para el acceso a la función pública no se han traducido en una mayor presencia en las calles de Euskadi.
El euskera registra niveles de empleo en la calle similares a los de hace más de 30 años. Apenas un 12,6% de los vascos lo emplea, menos de dos puntos más de lo que lo hacían en 1989, cuando el euskera era la lengua que empleaba el 10,8% de la población en la calle. Los datos los arroja un estudio llevado a cabo por el Clúster de Sociolingüística sobre el uso de la lengua en la calle. El informe, patrocinado entre otros por el Gobierno vasco y el Gobierno de Navarra, abarca toda el área geográfica donde está presente en euskera, -Euskal Herria- que abarca tanto Euskadi como la Comunidad Foral navarra y el País Vasco francés.
La medición, que se lleva a cabo desde 1989, revela que el empleo de la lengua apenas ha variado en estos años. Más aún, ya en 1997 el uso era algo mayor, con un 13% de presencia en las conversaciones analizadas en la calle. La investigación se ha basado en el análisis de más de 215.000 conversaciones con más de 603.000 interlocutores a lo largo de 145 municipios. Entre todas ellas apenas el 12,6% se mantuvieron en euskera.
Los autores del estudio aseguran que en todos estos años se han producido cambios que no han contribuido a que el empleo pueda incrementarse. Entre ellos citan aspectos como el saldo migratorio, el envejecimiento de la población o la “lógica de la globalización” que ha modificado los entornos vitales y los modos de relación social –con gran peso de las relaciones por vías digitales- que habría incidido negativamente en la presencia del euskera en las calles.
Más conocimiento que empleo
Esa dificultad para que el empleo de la lengua se equipare a los niveles de conocimiento alcanzados en la sociedad ha definido en los últimos años los pasos en la promoción lingüística de las instituciones vascas. En distintos procesos de evaluación se concluyó que la presión de los últimos años pudo haber derivado en un rechazo hacia la lengua. Por ello, desde el Gobierno vasco se han puesto en marcha políticas de promoción ‘amigable’, de empatía hacia el euskera, como el ‘Euskaraldia’ -11 días en los que se invita a hablantes y no hablantes a poder relacionarse en euskera-, promesas de flexibilización de la exigencia del euskera en la administración pública o promoción en ámbitos como el ocio y el deporte.
Los últimos sondeos públicos cifran en torno al 33% la población que se considera vascoparlante, pero apenas un 20% la que emplea el euskera indistintamente al castellano en su vida cotidiana. Las inversiones llevadas a cabo desde hace décadas por las administraciones públicas se traducen en partidas que en su conjunto han oscilado en la última década en entre 130 y 177 millones de euros anuales entre Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos para la promoción del euskera.
El estudio del Clúster Sociolingüístico del Euskera define el perfil del vascoparlante actual como “el mismo de hace 30 ó 40 años”. No detecta grandes cambios. Subraya que pese a que hoy son muchos más los que podrían hablar en euskera en la calle la gran mayoría sigue “desenvolviéndose mejor en castellano”. En el caso de los niños y jóvenes el euskera es una lengua aprendida a través de la escuela pero continúa considerándose como “segundo idioma”: “Siguen siendo más competentes en castellano”.
Impulso del sistema educativo
Gipuzkoa se mantiene como el territorio donde el uso es notablemente superior, si bien tampoco en este caso el crecimiento es significativo respecto al de hace tres décadas. Así, si hoy la presencia del euskera en la calle es del 30,6% de las conversaciones analizadas, en el informe que se llevó a cabo en 1989 ese porcentaje era sólo siete puntos inferior, el 23,3%. En el caso de la capital, San Sebastián, la cifra es hoy la mitad que en el resto del territorio, el 15,3%.
En Bizkaia, en cambio, hoy se habla menos que a comienzos de los 2000. Escuchar hablar en euskera en la calle de localidades vizcaínas es en ocasiones difícil. El estudio arroja un discreto 9% del total de las conversaciones analizadas. Supone incluso un punto menos que el muestreo realizado a comienzos del milenio. Bilbao es la capital vasca donde menos euskera se habla, apenas el 3,5%. En el caso de Álava, Navarra y el País Vasco francés, la horquilla de empleo que revela la investigación se sitúa entre un 5% y 6%, reduciéndose de modo significativo en las capitales.
Sin duda el éxito del impulso que se priorizó tras la transición para recuperar el euskera fue el incremento de su conocimiento. El fracaso, en cambio, llegó poco después con el escaso empleo alcanzado. La extensión del euskera como modelo preferente en el sistema educativo vasco –que actualmente se basa en un modelo en euskera (67%), otro bilingüe (17%) y otro en castellano (14%) con el euskera como asignatura- ha permitido que las nuevas generaciones aumenten de modo importante su conocimiento. Es en ellas donde se detecta una evolución mayor en el uso fuera del entorno educativo y familiar, en la calle. El Gobierno vasco ya ha planteado que la futura ley de educación planteará un único modelo plurilingüe con el euskera como eje central del sistema.
Niños y jóvenes
Así, entre los niños de 2 a 14 años en estas tres últimas décadas abarca la investigación se ha comprobado un incremento del 15% al 19,3%. Entre los jóvenes de 15 a 24 años la evolución es del 8,5% de presencia en la calle en 1989 al 12,5% actualmente. Los adultos han pasado de hablarlo en un 9,2% al 11,5%. Es en cambio entre la población de más edad, la que ha tenido un menor contacto con los procesos de promoción lingüística, en la única en la que su uso ha caído, del 13,7% al 8,1%.
El Clúster de Sociolingüística que firma la investigación elabora este análisis con el objetivo de contribuir a revitalizar el uso del idioma y poder dar respuestas que contribuyan a ello. La entidad cuenta entre sus socios a ayuntamientos como el de Bilbao y San Sebastián, a la Universidad del País vasco o la Universidad Pública de Navarra o a la Academia de la lengua vasca, Euskaltzaindia.
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