Pedro Sánchez ha reunido a sus grupos parlamentarios de Congreso, Senado y Eurocámara en una fecha muy simbólica para los socialistas, esto es, el cuarto aniversario de la moción de censura que les llevó a la presidencia del Gobierno. "Hoy hace cuatro años que el Congreso votó poner fin al gobierno de Rajoy y abrir una etapa política nueva. Puso fin a un gobierno sentenciado por la corrupción, que usó las instituciones para tapar sus vergüenzas y perseguir a sus adversarios políticos, que usó su mayoría absoluta para ahondar las diferencias sociales", así ha arrancado el inquilino de la Moncloa una larga y prolija intervención con cero autocritica.
Es más, en plena polémica con sus socios de Gobierno a cuenta de la cumbre de la OTAN en Madrid, soslayada en su discurso, ha recordado cómo, tras ganar las dos elecciones generales de 2019 "constituimos el primer gobierno de coalición, que ha tenido que afrontar tiempos muy duros y que, a pesar de los pronósticos de los agoreros, está sacando al país adelante". No ha hecho alusión alguna, ni implícita ni explícita, a dicha cumbre, ni reprochado nada a sus socios, a pesar de bajar al detalle, casi exhaustivo, de muchas de las iniciativas del gobierno en estos cuatro años marcados por la pandemia y por la invasión de Ucrania.
Exige a los suyos "aún más esfuerzo para este año y medio y culminar nuestra hoja de ruta
Tampoco ha aludido al complicado escenario electoral al que se asoma el PSOE en Andalucía, aunque lo más parecido ha sido pedir a los suyos "aún más esfuerzo para este año y medio y culminar nuestra hoja de ruta y compromisos del gobierno de coalición progresista; para seguir logrando que España avance y para que los españoles sientan que la política resuelve lo que de verdad importa. No nos lo han puesto fácil, pero tengo muy claras cuáles son las prioridades y vamos a seguir trabajando. Nos quedan cosas por delante", ha sentenciado.
Por otro lado, ha confirmado su decisión de prorrogar el plan de respuesta a la guerra -que se alarga hasta el 30 de septiembre de modo que, entre otras medidas, se mantendrá la bonificación de 20 céntimos por litro de gasolina- e ironizado con que "a ver si esta vez tenemos más suerte y los que dicen que aman España apoyan medidas que son buenas para los españoles", en alusión al PP y a Vox que votaron en contra del decreto.
Sánchez, que ha convertido su intervención en una especie de discurso de debate del Estado de la Nación, cree que hace cuatro años "se puso fin a un tiempo oscuro" y la llegada del PSOE al poder "reforzó a las instituciones y a la democracia. Ante la falta de asunción de responsabilidades políticas el legislativo dio un paso al frente y usó un instrumento legítimo y constitucional como es una moción de censura".
Ahora "hay un gobierno ejemplar que respeta la división de poderes"
Ahora "hay un gobierno ejemplar que respeta la división de poderes y dignifica a sus instituciones, con un ejercicio constante de diálogo y acuerdo para aprobar 140 iniciativas legislativas", ha agregado en una cita disuelta en cuanto ha terminado su discurso, sin intervenciones posteriores.
"Nos hemos mantenido fieles al mandato de esa moción de censura. Podemos decir con orgullo que España cuenta con un gobierno social y ejemplar, frente a una oposición destructiva. Teníamos claras esas ideas. España tiene un gobierno que acierta o comete errores -única concesión a una leve autocrítica- pero siempre a favor de la mayoría, con sentido de Estado, que cultiva el entendimiento, que no insulta a pesar de los insultos tan desagradables de la derecha y de la ultraderecha, y que siempre está abierto al acuerdo".
Ha dedicado el jefe del Ejecutivo una parte de su intervención a los casos de corrupción del PP, y lejos de darlos por superados, ha subrayado que cuatro años después de la moción de censura "vemos que el PP de siempre mira a los escándalos de corrupción de ayer de hoy y de siempre de la misma manera, mirando hacia otro lado. Es un partido capaz de destituir a su líder por denunciar un caso de corrupción en sus filas. La derecha aún tiene asignaturas pendientes cuando se trata de la ejemplaridad".
Los populares niegan, a su juicio, "la legitimidad al Gobierno, claman por su derrocamiento, votan en contra de cualquier urgencia social, avance o mejora. Con la ayuda de la ultraderecha alimentan cada semana una bronca política y generan ruido". El objetivo de esta estrategia es "desmovilizar a la España progresista, abrumar a los ciudadanos con ruido, crear un ambiente irrespirable para no hablar de las políticas".
Y ante ellos ha pedido "no caer en su trampa, no hacerles el juego sino argumentar con pasión sin gritos y con serenidad, en escuchar y hablar con los ciudadanos. Frente a la crispación, insultos, ruido... la realidad de nuestras políticas. Frente a esa estrategia de embarrarlo todo, perseverar en nuestra agenda social".
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