Moncloa y Ferraz son conscientes de las dificultades electorales del 19-J. En el mejor de los casos, el candidato socialista, Juan Espadas, repetirá, según los sondeos, los exiguos resultados de Susana Díaz de hace cuatro años, pero sigue quedando muy, muy lejos, de aspirar a gobernar con el resto de las formaciones políticas del bloque de la izquierda a las que las encuestas vaticinan una pérdida considerable de escaños.
Pero "salvo catástrofe", matizan los socialistas, el relato de la noche electoral ya se está construyendo sobre la base de minimizar el resultado que arroje las urnas. Intentan construir un cortafuegos de modo que no "contamine" la política nacional ni, con ello, el escenario de futuro al que debe enfrentarse Pedro Sánchez, a quien, por su parte, no se le puede reprochar desinterés con esta campaña.
Las fuentes consultadas aducen que "el gran shock se produjo en 2018", cuando los socialistas fueron expulsados de la presidencia de la Junta de Andalucía tras 38 años de ejercicio de poder ininterrumpido. Ganaron las elecciones y estaban en condiciones de sumar con Ciudadanos para gobernar, pero el partido liderado entonces por Albert Rivera decidió aliarse con el PP e iniciar así un cambio de ciclo político y sociológico hasta entonces impensable y que hoy se mantiene en el que fue el cortijo electoral socialista.
"No podemos perder lo que no tenemos", dicen en alusión a la presidencia de la Junta
"A pesar de ello -rememoran- un año después ganamos las elecciones generales" tanto las de abril como las de noviembre de 2019. Quiere decir que se resisten a dar a la consulta del 19-J la categoría de antesala de las próximas legislativas, a sabiendas de que dentro de dos domingos la cosecha de votos será magra.
"No podemos perder lo que no tenemos", aducen los mismos medios en alusión a la presidencia de la Junta de Andalucía, por lo que la lectura de esa noche "no puede ser en clave de derrota, salvo catástrofe", que aseguran no contemplar. Porque por mucho que el popular Juan Manuel Moreno consiga atraer el grueso de las papeletas que hace cuatro años fueron a Juan Marín, "no hay un motivo objetivo para que nosotros perdamos el millón de votos que conseguimos en 2018", coincidiendo entonces, además, con una escasa movilización del electorado de izquierdas.
Pero lo cierto es que el sondeo del CIS augura una enorme bolsa de indecisos que dudan que PP y Vox a lo que hay que sumar un trasvase de voto estimado del 12,6 por ciento del PSOE al PP, lo que situaría a los primeros por debajo de la barrera psicológica del millón de votos. Esa pérdida podría compensarse en la medida en que Espadas recibiría, siempre según la estimación del barómetro del CIS, un 8,6 por ciento del voto que fue en 2018 para la candidatura que representaba entonces Unidas Podemos, hoy partida en dos.
Poco ambiente electoral
El gran caballo de batalla para Moncloa, Ferraz y San Vicente, es la movilización, sacar a su electorado de casa el 19-J. Acusan a la Junta de Andalucía de estar dando a esta campaña "un perfil institucional bajo. No hay ambiente electoral", lamentan en el entorno de Espadas. Sospechan que a Moreno Bonilla no le interesa tener motivado al electorado, coincidiendo además la campaña con festividades muy señaladas en Andalucía como El Rocío y hasta los carnavales de Cádiz, celebrados con retraso. Temen en las filas socialistas que la abstención supere a la de hace cuatro años.
Espadas tiene una ocasión propicia este lunes durante el primer debate electoral, en RTVE, para confrontar con Moreno e intentar incrementar sus niveles de conocimiento popular, que no llega al 70 por ciento. Lo previsible es que el presidente de la Junta adopte un papel muy institucional y no arriesgue, aún a costa de resultar tedioso. Tiene que ser Espadas el que marque un perfil propio ante un presidente autonómico con el que no ha podido confrontar directamente al carecer de escaño en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento de Andalucía.
Los socialistas andaluces perdieron solo una vez, en casi cuarenta años, las elecciones autonómicas. Lo consiguió el incombustible Javier Arenas, al que Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a rescatar para la dirección del Grupo Parlamentario del Senado. Fue en 2012, a la estela de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy. Arenas consiguió 50 diputados, a todas luces insuficiente frente a los 47 escaños del PSOE-A y los 12 de Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía.
Segunda derrota del socialismo andaluz
Todo apunta a que el 19-J se consumará la segunda derrota del socialismo andaluz. Si Espadas consigue al menos salvar los muebles y no baja de los 33 escaños, aunque sea a costa de convertirse en la segunda fuerza política de la Comunidad, Moncloa intentará contrarrestar la onda de cambio de ciclo político. Al menos en este caso no hay peligro de sorpasso, como les pasó a los socialistas en Madrid el 4-M del año pasado.
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