Con indisimulada felicidad. Así observa Rabat la trifulca entre sus vecinos, Argelia y España, a propósito de la piedra angular de sus nunca satisfechas ambiciones expansionistas: el Sáhara Occidental. La prensa marroquí informa de los últimos derroteros de la crisis diplomática mientras se jacta de "las buenas relaciones", ahora sí, entre Rabat y Madrid, restablecidas desde la carta en la que Pedro Sánchez cedió ante Mohamed VI y apoyó el plan de autonomía marroquí para el Sáhara.
"Están muy contentos, hasta el punto de que sus bots y sus falsas cuentas en las redes sociales están calladitos", desliza a El Independiente un buen conocedor de las estrategias de comunicación de los servicios secretos de la monarquía alauí. Esta semana la diplomacia marroquí mencionó el cambio de posición española en el Comité de Descolonización de la ONU como la última prueba del viraje de la comunidad internacional. "Ha escuchado a las decenas de países que proclaman la marroquinidad del Sáhara, su apoyo al proceso político, y que no están de acuerdo con usted", le espetó el embajador marroquí ante la ONU, el veterano Omar Hilale, a su homólogo argelino.
El régimen de Mohamed VI ha logrado lo impensable: dinamitar las relaciones hispano-magrebíes y confrontar a España con Argelia
Argelia, en cambio, evitó citar directamente a España y culpó a su rival de "imponer (en el Sáhara) la política de hechos consumados con el auxilio de ciertas partes externas" que "vulnera la carta de la ONU". Un cruce de acusaciones que muestra el grado de envalentonamiento de quienes mueven los hilos en Rabat. "El régimen de Mohamed VI ha logrado lo impensable: dinamitar las relaciones hispano-magrebíes y confrontar a España con Argelia", comenta la citada fuente.
En los últimos días la agencia de noticias estatal de Marruecos Map ha difundido todo aquello que sirve para alardear de los lazos con Madrid, desde encuentros entre funcionarios de ambos países hasta declaraciones de miembros del Ejecutivo español, apoyando sin fisuras un cambio de posicionamiento que ha tensionado las relaciones en el seno del Gobierno de coalición y exhibido la soledad parlamentaria del PSOE.
A última hora de este miércoles, el ministerio de Exteriores argelino difundió un comunicado en el que se reafirmó en "la corrección de las decisiones políticas soberanas que ha tomado" en la crisis con España y afea a La Moncloa haber acudido a Bruselas. Argel negó haber solicitado la intervención de la Liga Árabe y subrayó "el carácter bilateral y político de la actual crisis con el actual Gobierno español por el incumplimiento de este último, de sus deberes para con la descolonización del Sáhara Occidental, de acuerdo con la legitimidad internacional".
Relaciones "ejemplares" con Marruecos
Los últimos despachos de la agencia gubernamental marroquí se refieren a las declaraciones de Margarita Robles en las que considera el giro copernicano como "la mejor decisión para España" y la reunión celebrada en Madrid este miércoles entre el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, con la presencia de la embajadora marroquí en España, Karima Benyaich, que en mayo de 2021 justificó el asalto a Ceuta. "Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir", aseveró entonces. En marzo, tras diez meses de ausencia, Benyaich -muy cercana a Mohamed VI- regresó a su puesto, para sorpresa de quienes consideraban que la resolución de la crisis aconsejaba su sustitución por un rostro menos agresivo.
"Rabat se encuentra en una situación en la que siempre 'espera lo inesperado'", explica a este diario Abdelmalek Alaoui, presidente del Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica, una reputada fuente para conocer los entresijos del país vecino. "No estoy seguro de que la escalada protagonizada por Argel contra España haya sido realmente una sorpresa para todos los observadores de la geopolítica en las dos orillas del Mediterráneo", admite.
Tras un año de cerrojo total y episodios como la llegada a nado de 10.000 migrantes a Ceuta, desde el establishment marroquí se exhibe ahora el deshielo de los lazos -desbloqueados tras la misiva de Sánchez y su visita a Rabat- en materias como la cooperación en seguridad o el transporte marítimo. Ahora las relaciones son "ejemplares". "Laftit y Grande-Marlaska se han felicitado, en este sentido, de la ejemplaridad de la cooperación entre los departamentos de los ministerios del Interior de ambos países, que materializa la nueva dinámica de las relaciones entre los dos países, fundamentadas en la transparencia, el respeto mutuo, la confianza recíproca, la cooperación franca y leal y la concertación permanente", subrayó este miércoles una nota conjunta de los ministros de Interior.
A preguntas de este diario, un empresario marroquí comenta que "el mundo de las emociones pone en peligro el imperio de la razón". Una aseveración que completa con un canto al nuevo renacer a ambos lados del Estrecho: "La razón y el pragmatismo en un contexto internacional peligroso deben ser el enfoque a seguir por España y Marruecos". En La Moncloa, como gesto de buena voluntad, han decidido olvidar las sospechas fundadas de que Rabat se halla tras la intromisión en los teléfonos móviles de los ministros de Interior, Exteriores y Defensa y el propio presidente del Gobierno denunciada a principios de mayo.
La razón y el pragmatismo en un contexto internacional peligroso deben ser el enfoque a seguir por España y Marruecos
Las aduanas de Ceuta y Melilla, sin progresos
A juicio de Alaoui, "los resultados de las nuevas relaciones son claramente visibles, con la rápida reapertura de las rutas marítimas entre ambos países, así como la progresiva apertura de las fronteras con Ceuta y Melilla". "Las conversaciones sobre cooperación bilateral, incluidos los aspectos económicos, están en curso y son bastante fluidas. Una vez que se restablece la confianza entre los socios, los obstáculos se eliminan fácilmente y la conversación es más fácil para resolver cualquier problema que pueda surgir", agrega el influyente politólogo.
La monarquía alauí reivindica los frutos del "diálogo" tras recurrir en el pasado al uso de los flujos migratorios, un arma de presión que mereció la repulsa del Parlamento europeo. Precisamente este miércoles arrancó la Operación Paso del Estrecho, tras dos años en suspenso, por la propagación del coronavirus y la crisis diplomática. Un despliegue de 22.000 efectivos -entre ellos, 16.000 agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad- está involucrado en el el tránsito de magrebíes entre la Península y el norte de África.
Hace dos meses, poco después del giro copernicano, se iniciaron las reuniones preparatorias entre funcionarios de ambos Gobiernos para un desplazamiento que en 2019 alcanzó la cifra de los 3,3 millones de personas y los 760.000 vehículos. Lo que resultó imposible el año pasado, en plena oleada de represalias de Marruecos contra España, se ha resuelto este año con celeridad. Con el trasfondo de la Operación, los dos ministros de Interior acordaron "reforzar la coordinación entre los respectivos departamentos con el fin de garantizar el mayor nivel de éxito".
No obstante, no se han registrado avances en el acuerdo para la reapertura de la aduana en Melilla, que Rabat cerró de manera unilateral en 2018, y la creación de una nueva en Ceuta, donde nunca ha existido tal infraestructura. Estos progresos, incluidos en la hoja de ruta del restablecimiento de relaciones firmada el 7 de abril, suscitan dudas en el país vecino. En declaraciones a un medio de comunicación local, el director general de Aduanas del país vecino, Nabil Lakhdar, rebajó expectativas al subrayar que las "condiciones geográficas" no permitían construir las instalaciones para las aduanas y que el asunto "no resultaba de actualidad" para las autoridades marroquíes. Poco después y ante el ruido provocado, se retractó.
La cuestión de Ceuta y Melilla ha cambiado de naturaleza, porque estas dos ciudades situadas en África no tienen ningún modelo económico
CONAbdelmalek Alaoui, presidente del Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica
Sin concesiones de Rabat
Tampoco se han proporcionado garantías sobre las aguas jurisdiccionales de Canarias ni se ha producido una renuncia a las reivindicaciones territoriales de Marruecos sobre las ciudades autónomas. "La cuestión de Ceuta y Melilla ha cambiado de naturaleza, porque estas dos ciudades situadas en África no tienen ningún modelo económico, salvo el de convertirse en paraísos fiscales, lo que la UE impide", replica nítidamente Alaoui.
No existe, por tanto, intención de Rabat de hacer concesiones a este respecto."Desde que Marruecos puso fin al contrabando de mercancías desde Ceuta y Melilla hacia el país a finales de 2019, quedó claro que España tendrá que reflexionar sobre el estatus de estas dos ciudades", opina. "Y, en materia migratoria, Marruecos y España no tienen más remedio que cooperar estrechamente, sobre todo con los nuevos retos ecológicos que se prevé que creen oleadas de 'migrantes climáticos'", añade.
En el majzen, la oligarquía que mantiene a la monarquía alauí, son conscientes de la jugada maestra que han firmado al lograr alinear a Madrid con sus postulados en el Sáhara tras 47 años de conflicto. Y saben mejor que nadie que, por mucha división que provoca el asunto en el propio Gobierno de coalición y rechazo en el resto de bancadas, la decisión será difícilmente reversible.
Lo ilustra bien el analista consultado: "En el derecho internacional existe el concepto tan importante de la continuidad del Estado. No es Pedro Sánchez quien fija la posición española sobre la cuestión del Sáhara y quien respalda el plan de autonomía marroquí, sino el Gobierno español, independientemente de las posiciones políticas de la coalición que ostente el poder". "Creo que sería muy difícil que España cambiara su posición sin crear un verdadero revuelo. Las relaciones internacionales necesitan coherencia", concluye.
Planas se apunta a la interferencia rusa
En Exteriores siguen negando que haya salido de sus despachos la supuesta interferencia rusa en las decisiones y represalias adoptadas por Argelia contra España, a pesar de que José Manuel Albares lo deslizó en conversaciones con los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados. Lo dijo abiertamente el lunes Nadia Calviño y a esa tesis se sumó este miércoles otro compañero del ala socialista del Ejecutivo, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.
A juicio de Planas, que fue embajador de España en Marruecos durante años, Argelia está recibiendo "presiones por parte de otros países" que están influyendo en sus lazos con España. Y, como muestra, ha citado las recientes visitas a Argel del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. "Algo significan", acusó antes de reclamar que "prevalezca el sentido común" en las relaciones bilaterales.
El ministro consideró que estas presiones resultan aún más notorias en el contexto de la cumbre "histórica" de la OTAN que albergará Madrid a finales de este mes de junio. "Una buena relación con Marruecos no tiene en absoluto que significar una mala relación con Argelia", apuntó. Una geometría que, sin embargo, el Gobierno de Sánchez no parece haber hallado.
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