Mónica Oltra se aferra al cargo. Imputada por, supuestamente, haber intentado ocultar los abusos a una menor tutelada por parte del que fuera su esposo y, más tarde desacreditar a la víctima, la vicepresidenta del gobierno valenciano insiste en su tesis de ser víctima de una maniobra de la ultraderecha. "Esta cacería parte de la extrema derecha", ha reiterado como un mantra y defendido que sigue al frente de sus responsabilidades por una postura "coherente, ética, estética y política, no por una cuestión personal".
"Esta gente no puede ganar", ha sentenciado inasequible al desaliento sin saber responder respecto a si cree que también la justicia, con seis pronunciamientos judiciales, hace seguidismo de la ultraderecha.
Ante la enorme expectación generada en torno a su comparecencia tras la reunión semanal del Consell, ha defendido que el auto de imputación "dice que no existe prueba directa" contra su persona. En definitiva, "nos mantenemos en las mismas condiciones que todo este tiempo. Lo que ya dije la semana pasada. Significa que es imposible que trece personas estén mintiendo para salvarme a mí. A muchas de estas personas ni las conozco. No sé lo que piensan, si les caigo bien o mal. La verdad es la verdad. La consejería no ha sido parte ni ha sido oída. No hay hechos probados, el resto es literatura".
Desafío a Ximo Puig
"Exactamente", ha respondido ante la pregunta directa de si no piensa dimitir y seguir en el cargo. Sobre si hay algún momento procesal en que se replantearía esa decisión ha apelado "a que ninguna fase del proceso judicial cambiará lo que pasó hace cinco años. No va a alterar la realidad ni la verdad". Y sobre si la imputación afecta al ejecutivo de Puig ha advertido que "la presión se aguanta y, si no, uno se dedica a otra cosa", lo que suena a dardo contra el presidente de la Generalitat.
Convencida de que el caso "se va a archivar", la vicepresidenta valenciana se ha presentado poco menos que como una mártir cuyo objetivo ha sido luchar "contra la injusticia y defender a la gente que más necesita". Por eso "soy consciente de que todas las decisiones que tomamos molestan a gente poderosa, a personas con recursos económicos".
Por otro lado se ha negado a contestar a si su situación afecta a al futura plataforma de Yolanda Díaz bajo el argumento de que "yo no hago partidismo desde la mesa del Consejo de Gobierno".
El 6 de julio próximo tiene que declarar ante el juez en calidad de investigada y el auto, precedido de un duro escrito de la Fiscalía, no le augura una resolución favorable, ni, siquiera, rápida.
A los socialistas, socios de gobierno a través del Pacto del Botánic, no les ha pillado por sorpresa la decisión de Oltra, que hasta el momento no ha dado signos de pretender dar ni un paso atrás a pesar de defender durante toda su carrera política que la imputación debía conllevar de inmediato la dimisión de los cargos. El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, podría cesarla pero a costa de dinamitar el tripartito que le sostiene en el gobierno autonómico.
La pelota, en el tejado de Compromís
La pelota está en el tejado de Compromís, una coalición no siempre bien avenida de partidos, donde a la valenciana no le falta "fuego amigo". Las miradas se dirigen ahora hacia el portavoz en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví, a quien muchos ven como el relevo natural de la vicepresidenta y el que tiene la llave para poner fin a una situación que lleva meses planeando sobre ella.
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