"Para mí no es buena noticia que la izquierda haya bajado, pero sí es una responsabilidad ser el dique de contención de la extrema derecha para que esto no se reproduzca en los próximos escenarios electorales". Con gesto serio, Susana Díaz pronunciaba estas palabras pasadas las 23 horas del 2 de diciembre de 2018 al valorar los peores resultados obtenidos por el PSOE en unas elecciones andaluzas, lo que abrió la puerta por primera vez en la comunidad a un gobierno de centro-derecha.
Ni Susana Díaz logró ser "dique de contención" -no hay ninguna encuesta que no le otorgue a Vox al menos cuatro diputados más que los conseguidos hace tres años y medio (12)- ni puede que su partido tocara suelo aquella noche de otoño que marcó el inicio del fin de casi 37 años de hegemonía socialista en Andalucía tras recibir 400.000 votos menos que en la cita de 2015 y perder 14 diputados (casi un tercio de los que tenía).
Entre los dirigentes socialistas que acompañaban en aquella comparecencia ante la prensa a la entonces presidenta de la Junta de Andalucía en funciones figuraba Juan Espadas, entonces alcalde de Sevilla. Ni él podría imaginar aquel día que sería el cabeza de cartel en la siguiente cita electoral tras disputarle la dirección del PSOE-A a Díaz con todo el apoyo de Ferraz. Los pobres resultados obtenidos en 2018 fueron el argumento definitivo para descabalgar a la política trianera, que había intentado sin éxito asumir el control del partido a nivel federal frente a Pedro Sánchez.
De cumplirse lo que auguran ahora algunos sondeos, quizá este domingo por la noche parezcan 'buenos' los 33 diputados cosechados por Susana Díaz en los anteriores comicios. Nadie duda del incontestable triunfo que logrará Juanma Moreno, investido presidente de Andalucía a principios de 2019 pese a haber obtenido el PP los peores resultados. Tres años y medio después, la única incógnita por resolver es a cuántos escaños de la mayoría absoluta se quedará Moreno Bonilla y si tendrá que pactar con Vox -como ha tenido que hacer Fernández Mañueco en Castilla y León- para poder formar gobierno.
Desmovilización de la izquierda en 2018
En la última cita, el PSOE contabilizó 1.010.889 votos, exactamente 400.389 menos que los logrados por Susana Díaz en 2015: 1.411.278. El desgaste por décadas de gobierno con sonoros casos de corrupción, el malestar por la gestión de la sanidad pública y el rechazo que provocaba la candidata le pasó factura al partido, como acredita la desmovilización que se registró entre el electorado de izquierdas (la participación se situó en el 56,56 %, la más baja desde el año 1990). El crecimiento de Ciudadanos (de nueve a 21 diputados) y la irrupción de Vox terminaron de cortocircuitar las opciones de reelección de Susana Díaz, hoy relegada a un papel secundario en el Senado y a la que no se le ha dado protagonismo alguno en esta campaña.
Los socialistas se asoman hoy a un territorio ignoto. Por primera vez podrían bajar de la barrera del millón de votos en uno de sus principales graneros, un registro sencillamente impensable hace no demasiado tiempo. En las autonómicas de 2004, con Manuel Chaves como cabeza de cartel y sin Podemos ni Ciudadanos aún concurriendo, el PSOE logró 2.260.545 votos. El 50,36 % de las papeletas contabilizadas llevaban la sigla del puño y la rosa, lo que se tradujo en 61 escaños (seis por encima de la mayoría absoluta).
Evolución del voto socialista en elecciones andaluzas
Si alguien pensaba que el suelo socialista estaba en el millón y medio de papeletas contabilizadas en 2012, el tiempo lo sacó de su error. En el tramo inicial de la instrucción del caso ERE, José Antonio Griñán -su antecesor se había incorporado al gabinete de Rodríguez Zapatero en la primavera de 2009 como ministro de Política Territorial- perdió por primera vez unas andaluzas, pero el pacto sellado con Izquierda Unida convirtió en pírrica la victoria del popular Javier Arenas y permitió seguir en San Telmo al sucesor de Chaves y al antecesor de Susana Díaz.
Espadas descarta dimitir en caso de no superar el resultado de Susana Díaz en 2018: "Soy un corredor de fondo"
¿Superará Espadas el listón del millón de votos? Las estimaciones internas que maneja el PP al cierre de la campaña apuntan a que, en el mejor escenario, el PSOE no pasaría de las 980.000 papeletas. La encuesta flash que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha difundido esta semana otorga a los socialistas entre el 23,8 y el 26,6 % de los votos. En la horquilla baja necesitaría que la participación repuntara hasta el 63 % para no caer por debajo dicha barrera, mientras que en el tramo alto lo conseguiría si al menos el 56 % del electorado acude a las urnas.
"Que hayan centrado la campaña en Juan Espadas ha sido un error estratégico. Tampoco le ha ayudado el perfil bajo que ha mantenido en lugar de haber buscado más la confrontación con Juanma Moreno y haber sido más agresivo. Si a eso le sumas que aparece en un mitin Rodríguez Zapatero y se enorgullece públicamente de los dos ex presidentes condenados por los ERE...", opina un experto en elecciones.
Si el PP trabaja con el escenario de que su gran rival no alcance el millón de sufragios, la última encuesta de GAD3 para el diario Abc no proyecta esa conclusión. Sobre una participación estimada del 64 % (unos 4,25 millones de votantes), el sondeo pronostica que Juan Espadas obtendría el 25,6 %. Ello le permitiría salvar los 33 asientos que ha ocupado en el último mandato en el Parlamento autonómico, si bien dejaría de ser la primera fuerza en favor del Partido Popular. Este partido, además, le ganaría por primera vez unas elecciones en Sevilla.
Espadas ya ha dejado claro que no dimitirá en caso de lograr un mal resultado este domingo. "Soy un corredor de fondo", describió este viernes durante una entrevista en el programa La Hora de la 1 de TVE. El socialista sevillano suele recordar que no logró a la primera la Alcaldía de Sevilla -le derrotó con contundencia Juan Ignacio Zoido en las municipales de 2011- y que no ha tenido tiempo para consolidar su proyecto. Fue elegido secretario general del PSOE-A en julio de 2021 y se mantuvo como alcalde hasta enero de este año, lo que le ha impedido llegar a estos comicios con un mayor nivel de conocimiento: una cuarta parte del electorado no sabe quién es, según el CIS.
"Poco tiempo para llegar a todos los rincones"
"Presentamos la candidatura en enero, que fue cuando terminamos nuestros congresos y cuando teníamos los equipos conformados. Hemos tenido muy poco tiempo para poder llegar a todos los rincones de Andalucía para poder explicar este nuevo proyecto y para presentar a los nuevos equipos del PSOE-A, pero éste es sólo el comienzo del camino", mantuvo el líder de los socialistas andaluces. Éste ha destacado que su dirección ha contado con "el apoyo unánime de toda la organización" y que el partido esté ahora "más unido que nunca".
La falta de recorrido y de conocimiento no son los únicos factores que pueden influir negativamente en los resultados que obtenga esta noche el PSOE, que siempre ha tenido en Andalucía un formidable granero de votos. También la coyuntura económica que vive el país por el encarecimiento de la luz y de la gasolina y la política de alianzas tejida por Pedro Sánchez con independentistas catalanes y EH Bildu.
Sea como fuere, el candidato socialista defiende que el voto "se ha activado" en el tramo final de la campaña y confía en que se le pueda dar "la vuelta a las encuestas", que en 2018 no detectaron que "casi medio millón" de andaluces iban a optar por quedarse en su casa en lugar de acudir al colegio electoral. Tanto en los dos debates televisados a seis como en los últimos mítines, Espadas ha hecho un llamamiento a la movilización del voto "progresista" -por el que también pugnan las coaliciones Por Andalucía (Inmaculada Nieto) y Adelante Andalucía (Teresa Rodríguez)- y ha presentado al PSOE como "el único partido que puede parar a la ultraderecha".
A la espera de que se conozca el recuento, Juan Espadas ya ha descartado la abstención para evitar la entrada de Vox en el Gobierno autonómico en caso de que Moreno Bonilla -opción que parece más probable- no logre la mayoría absoluta. A tenor de lo que marcan algunas encuestas, no caer por debajo del millón de votos y mantener al menos los 33 diputados sería un 'éxito' para el candidato socialista.
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