Era el tándem más reconocible de lo que se entendía como el germen de la plataforma política de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Aquel acto en Valencia el pasado 13 de noviembre que reunió a Díaz con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed Hossain, -con la clamorosa ausencia de Ione Belarra e Irene Montero, a las que no se invitó- era toda una declaración de intenciones sobre el liderazgo y el poder feminista con la vista puesta en una alianza, en una colaboración de futuro, al menos aparentemente.
El caso es que de esa foto han caído las dos "Mónicas", una empujada por su imputación en un caso gravísimo sobre la gestión de los abusos a una menor tutelada, la otra por marcar distancias muy claras respecto a su nula intención de confluir en Madrid con formaciones como Podemos. Ni una ni otra parecen estar en condiciones de conjugar el verbo "Sumar", nombre con el que Díaz ha bautizado su campaña de escucha, que arrancará el 8 de julio.
Pero acaso lo más curioso de esta situación es el posicionamiento del entorno de la vicepresidenta segunda, que niega ahora que tanto una como otra fueran a integrarse en ese frente amplio con el que aglutinar a la izquierda política y a sectores progresistas para concurrir a las próximas elecciones generales. "Ni de broma iban a entrar", afirman tajantes las fuentes consultadas respecto a una alianza que se daba por hecha.
Ahora niegan que tanto Oltra como García fueran a incorporarse a la nueva plataforma
Yolanda Díaz impuso silencio a los suyos tras conocerse la imputación de la vicepresidenta valenciana. A lo sumo, confiaban en que fuera el diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví, el que buscara una salida en clave interna a quien ha intentado aferrarse contra viento y marea al cargo aún poniendo en peligro la continuidad del Gobierno de coalición presidido por el socialista Ximo Puig. Finalmente, su dimisión la deja fuera de juego.
Ahora poco menos que reniegan de Oltra, la que parece que nunca estuvo en los planes de Díaz a pesar de que ella llegó a acariciar la idea de dar el salto a la política nacional de la mano de la gallega en las próximas elecciones generales.
También queda lejos la proclama de Mónica García en aquel acto en Valencia respecto a que “ahora más que nunca debemos trabajar unidas”, al igual que las palabras de Díaz respecto a que los liderazgos feministas están unidos en “un proyecto de ensanchar la democracia” que “quiere caminar y avanzar”.
García se ha desligado de fórmulas de coalición como la andaluza. "Nosotros no íbamos a repetir lo de Andalucía de ninguna de las maneras porque consideramos que Más Madrid es la fuerza alternativa, con una estructura sólida y estamos orgullosos de nuestro proyecto", dijo ayer marcando claras distancias con Podemos y con Izquierda Unida.
La derrota de la izquierda radical se ha quedado huérfana
Lo cierto es que la derrota del 19-J se ha quedado huérfana. Salvo IU, que puso sin primarias a la cabeza de lista, Inmaculada Nieto, y se ha visto obligada a justificar las causas del fracaso, tanto Yolanda Díaz como Podemos se han puesto de perfil. No quieren correr con el desgaste de otro desastre. La vicepresidenta segunda alegó este martes no poder hacer declaraciones partidistas desde la mesa de las ruedas de prensa del Consejo de Ministros cuando se le pidió una valoración del resultado.
Fuentes solventes afirman que "ella no tiene que ver con este proceso. El suyo es el que arranca el 8 de julio" y respecto a porqué se implicó esta vez en la campaña electoral, a diferencia de lo que hizo con la castellanoleonesa, y con bastante afluencia de público, se limitan a señalar que "va donde la llaman". Entusiasmos los justos.
A cambio de su doble silencio, -salvo un somero tuit en el que admitió que era una "noche difícil para las personas progresistas" y que "la ciudadanía nos está esperando"- contraprogramó con la difusión de las propuestas que Unidas Podemos quiere incorporar al decreto del nuevo plan nacional de respuesta, como la ayuda directa de 300 euros a las familias más vulnerables para hacer frente a la inflación.
El Gobierno se esfuerza por transmitir una imagen de unidad y estabilidad
Todo el Ejecutivo, esta vez sin distinciones, quiere pasar página cuanto antes al fiasco de Andalucía entre proclamas sobre la unidad del Consejo de Ministros y la voluntad de agotar la legislatura todos de la mano. Ni siquiera les queda el consuelo de ver la agonía de Juan Manuel Moreno negociando un gobierno de coalición con Vox, formación que estaba dispuesta a tensar la cuerda todo lo necesario y llevar al barón popular al límite. Su incontestable mayoría absoluta ha cambiado las reglas del juego
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