Andalucía no es más que la punta de iceberg de un problema de fondo. La escasa movilización del electorado de izquierdas no es exclusivo de la Comunidad andaluza, sino un estado de ánimo general, según se temen en el PSOE y en Unidas Podemos. Aunque públicamente niegan la existencia de un cambio de ciclo político a favor del PP, éste se alimenta en muy buena medida del desaliento de parte de la base electoral del bloque de izquierdas.
“La izquierda está absolutamente desmovilizada en Andalucía y en el conjunto del país”, alertan en el entorno de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que el día 8 de julio inicia su proceso de escucha. Y a esa desmovilización se une la fragmentación, que agrava el escenario desde el momento en que el reparto de restos electorales “beneficia al PP”, tal y como demostraron las urnas el pasado domingo.
En Podemos también creen que “la izquierda no está de moda” y la única vía para que vuelva a ser una oferta atractiva es hacer “políticas más de izquierdas” de la mano de ERC y de Bildu. Los socialistas empiezan a cuestionar si Ferraz está preparada para afrontar el calendario electoral de 2023 con posibilidades de éxito y apuntan a las tensas relaciones entre Adriana Lastra y a Santos Cerdán, vicesecretaria general y responsable de Organización, respectivamente, como una de las causas, que no la única, de la debacle andaluza.
No obstante, de fondo subyace la sospecha respecto a que Pedro Sánchez reste a la marca, en lugar de sumar, debate sobre el que pasan de puntillas. Pero algún barón autonómico lo tiene muy claro e impedirá que el jefe del Ejecutivo se pasee mucho por su territorio en campaña electoral del cuarto domingo del próximo mes de mayo.
El PSOE apunta también a la falta de labor de oposición en Andalucía como una de las causas del descalabro
Además, los socialistas detectan otra causa que justifica los malos resultados de las elecciones andaluzas, esto es, la ausencia de una labor de oposición continuada. La crisis del partido en Andalucía, el empeño por defenestrar a Susana Díaz, llevó a elegir un sustituto, Juan Espadas, que carecía de escaño en el Parlamento autonómico. El Gobierno de Juan Manuel Moreno “no tenía réplica” por parte del PSOE. En Madrid pasó algo similar. El hoy Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, “estaba de salida, no confrontó con Díaz Ayuso” en los dos años que mediaron entre mayo de 2019 y mayo de 2021, lamentan las fuentes consultadas. Pero el argumento no se sostiene en Castilla y León, donde el socialista Luis Tudanca perdió siete escaños tras dos años de intensa labor opositora.
Aún así, los socialistas se muestran algo más esperanzados respecto a las posibilidades electorales de sus barones con bastón de mando. Dicen no ver ninguna causa objetiva que apunte a la pérdida de poder territorial, salvo, eso sí, que sus socios flaqueen. El que peor lo tenía hasta el arranque de esta semana era el valenciano Ximo Puig por la imputación de Mónica Oltra, su vicepresidenta de Compromís, hoy dimisionaria tras intentar apalancarse en el sillón.
"No creemos que Ximo, Fernández Vara, García Page o Chivite corran ningún peligro". De hecho, las fuentes consultadas arguyen que los ejecutivos autonómicos "están saliendo reforzados por la gestión de la crisis del Covid. Peor lo tienen aquellos dirigentes territoriales que no gobiernan", admiten.
Sondeos desfavorables
Pero cuando el foco se pone en el Gobierno de la nación ya no son tan optimistas. Tanto la tendencia del PSOE como de Unidas Podemos es a la baja. Un sondeo de Gesop para El Periódico de Cataluña mostró este viernes un dato desolador para la izquierda. El PSOE bajaría de nuevo de la frontera psicológica de los 100 escaños para situarse en una horquilla de entre 93 y 96 asientos en el Congreso. No sería su peor resultado, pues en diciembre de 2015 se quedaron en 85 y unos meses más tarde, con la repetición electoral, en 90, pero muy, muy lejos, de poder sumar con el espacio de Yolanda Díaz.
Porque aunque su futura plataforma electoral resiste algo mejor, también empeora sus marcas. De los 35 escaños que sacó en 2019 -ahora 33 por la vacante de Alberto Rodríguez y la marcha al Mixto de Meri Pita- de celebrarse ahora las elecciones estaría entre 29 y 32 escaños. Tiene Yolanda Díaz un reto de enorme complejidad por delante aunque parece haber restaurado sus relaciones con la líder de Podemos, Ione Belarra, desde la campaña andaluza y la negociación mano a mano de las medidas para el decreto anti-crisis.
De manera inversamente proporcional el PP sube y alcanza, según el mismo sondeo, entre los 140-144 diputados, y Vox parece haber tocado techo con entre 37 y 39, pero aún así sería un actor indispensable para un hipotético gobierno de Alberto Núñez Feijóo.
Moncloa ha tocado a rebato. Lo cierto es que el golpe del 19-J ha tenido efectos inmediatos en el Ejecutivo de coalición. Y buena muestra de ello fue la escenificación este sábado de un consejo de ministros extraordinario para vender el nuevo plan nacional de respuesta que prorroga el decreto que vencía el día 30. Sánchez ha ordenado a los suyos que asuman como propias todas y cada una de las medidas del Gobierno. Es posible que se le haga muy larga la recta final de la legislatura.
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