¿Hasta dónde puede resistir una coalición de gobierno sometida a constantes divergencias? Esa es la gran pregunta que se suscita a raíz de la profunda división en torno a la política de defensa y de seguridad con el telón de fondo de la cumbre de la OTAN. No es, ni de lejos, el primer motivo de enfrentamiento, pero a fuerza de poner a prueba las costuras del pacto progresista -tal y como se le definió en 2019- éstas pueden acabar cediendo de manera irreversible.
El problema de un análisis sobre el futuro del Gobierno pasa por diferenciar entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y las ministras de Derechos Sociales e Igualdad, Ione Belarra e Iene Montero, respectivamente. El bipartito que se alumbró en diciembre de 2019 es ahora un tripartito. Los socios del sector minoritario coinciden en la necesidad de resistir a falta de un horizonte electoral próximo y crear las condiciones para que el pacto se reedite en el futuro. Pero no faltan en las filas de Podemos quienes vaticinan una vuelta de curso problemática por la necesidad de ir elevando el ruido y marcar distancias con el aliado socialista.
Los morados creen que también Pedro Sánchez juega al juego de “tirar del cable hasta ver dónde puede tensarlo sin romperse”, como lo es alcanzar acuerdos trascendentales en materia de Defensa con Estados Unidos sin haber tenido siquiera la deferencia de levantar el teléfono para adelantar sus planes a Yolanda Díaz. E insisten en recordar que "a Sánchez le hacen presidente del Gobierno Unidas Podemos y el resto de los grupos parlamentarios de la izquierda” y nada apunta a que vaya a ser distinto si consigue ganar las próximas elecciones generales, cosa que, hoy por hoy, le niegan las encuestas con intención de voto.
Los morados acusan a Sánchez de “tirar del cable hasta ver dónde puede tensarlo sin romperse"
En las filas socialistas la visión que tienen de Podemos, no así de Yolanda Díaz, es que intentan marcar perfil propio “haciéndose daño a sí mismos” y perdiendo base electoral. Dicen ver a los morados “cada vez más nerviosos y van a seguir elevando el tono", preparándose también para un otoño "caliente" al que no ayuda el telón de fondo de las elecciones locales y autonómicas de mayo de 2023.
Por contra, el PSOE salva la figura de Díaz. De hecho, ni el presidente del Gobierno alude a sus socios como Unidas Podemos y prefiere hablar ya del "espacio de Yolanda Díaz". "No nos interesa desgastarla, es la garantía de una futura coalición", admiten los socialistas a pesar de haberla dejado fuera de juego de los compromisos adquiridos durante la cumbre de la OTAN . "Pedro va a cuidar a Yolanda", dicen fuentes moradas.
La vicepresidenta segunda lanzó este viernes un su campaña "Sumar" convocando a un acto el día 8 en el recinto de Matadero Madrid. Le acompaña en las redes sociales un vídeo con múltiples imágenes de su persona intercalando mensajes como "escuchar", "dialogar", "modernizar", "cuidar", "libertad" e "igualdad". No aparece ningún otro dirigente político -bien Ada Colau o Mónica García- en una rápida sucesión de fotos, siempre sonriente en distintos actos. Está claro que la "marca" es ella.
Díaz lanza su campaña Sumar en al que no aparece ningún otro dirigente político
Inicia una primera fase que culminará a finales de este año. Sólo después revelará cuáles son sus planes, aunque pocos dudan en que irá adelante con su candidatura a la presidencia del Gobierno, salvo que el horizonte demoscópico fuera muy negro.
Los socios minoritarios del Ejecutivo son conscientes de que fuera del Consejo de Ministros hace mucho frío, de que necesitan de esa plataforma institucional para mantener, entre otras cosas, su presencia mediática, aunque les haga cabalgar cada vez con más contradicciones, tal y como dijo Iglesias. Pero de fondo subyace un asunto que irá haciéndose cada vez más ominoso según se acerque al fecha de las elecciones, esto es, "en qué momento habrá que dar un puñetazo sobre la mesa para poder afrontar una campaña con la que poder distanciarse del PSOE", dicen en Podemos.
En el entorno de la vicepresidenta parecen no haber entrado en esa reflexión. Y es ella y nadie más, la que marcará los tiempos. En juego están los Presupuestos Generales del Estado para 2023, pero Sánchez no los necesita para culminar la legislatura y eso le quita presión. De hecho, que Podemos rompiera adelantándose a un escenario electoral no sería la peor de las noticias para Moncloa, incluso cabe pensar que pudieran ir a un divorcio pactado para quedar libres conforme se acerque el fin de la legislatura.
A Sánchez le daría la oportunidad de presentarse de nuevo "virgen", apelando a una mayoría "suficiente" para gobernar, y al "espacio de Yolanda Díaz" marcar distancias e intentar rentabilizar las políticas de izquierda del Gobierno de coalición, "porque si no hubiera sido por nosotros", dicen los morados "el PSOE no habría hecho ni la mitad de la mitad de lo que este Ejecutivo ha conseguido". Habrá que ver qué dicen los "señores con puro" de los cenáculos madrileños que conspiran contra Sánchez, si entiende por tales los que castigaron a las candidaturas de izquierda el pasado 19-J.
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