Es un primer paso. Por ahora no tiene letra pequeña ni grande, tan sólo un compromiso para verse tras el verano. Por ahora sin fecha y menos aún agenda. Sin embargo, tras años de distancia, supone un avance hacia un deshielo en sus relaciones. PNV y PP pasaron de ser aliados de gobierno a convertirse en enemigos. Ocurrió de un día para otro, de una moción de censura a una investidura hace cuatro años. La que derrocó a Mariano Rajoy y la que encumbró a Pedro Sánchez. Desde entonces no ha habido relaciones, el puente se rompió por el sí del PNV que precipitó el cambio de Gobierno. Desde entonces han estado casi sin hablarse, "la herida sigue sangrando en el PP", aseguran fuentes del PNV. Un tiempo de puentes rotos en el que en Génova se ha producido un relevo en la presidencia de los populares y en Sabin Etxea una reelección del presidente del PNV.
El acercamiento entre Alberto Núñez Feijóo y Andoni Ortuzar se produjo el pasado domingo. En Ermua la clase política vasca –a excepción de EH Bildu- se entremezclaba con algunos de los dirigentes de la política nacional. Entre ellos, el nuevo líder del PP. Apenas acumula tres meses en el cargo pero apunta maneras que gustan más al PNV que los que mostró su predecesor. Pablo Casado nunca fue aceptado en el PNV, demasiados devaneos con Vox y Ciudadanos. El acto que 25 años después rememoró el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco fue el contexto del encuentro que oficialmente se ha presentado como fortuito, pero que ambas formaciones veían necesaria para recuperar cierta normalidad, "normalizar es bueno", recuerdan los nacionalistas: "Si no está normalizado es por Casado, parece que Feijóo está más dispuesto a hacerlo".
Ocurrió en un ascensor, al final del acto en recuerdo de Blanco. Fue ahí donde Feijóo y Ortuzar se saludaron y se citaron para verse de modo oficial. En el PNV aseguran que fue a instancia del líder de los populares y que por tanto le corresponderá a él "llamar para concretar la cita". Sería su primer encuentro, ambos dirigentes políticos apenas se conocen. De vista, coincidencias en algún acto institucional pero poco más. No existen imágenes de ambos dirigentes juntos.
El domingo, poco antes, el presidente del PP se había saludado de modo muy cordial con el lehendakari. Incluso hablaron durante un breve espacio de tiempo. La relación con Iñigo Urkullu sí es más fluida, no en vano han coincidido en actos oficiales que implican a los presidentes autonómicos.
PP-PNV, sin apenas relación en Euskadi
En Euskadi las relaciones entre el PP y el PNV son frías, distantes. Desde que hace casi dos años y medio el actual presidente de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, retornó a la presidencia del PP vasco de la mano de Pablo Casado tan sólo se ha reunido en una ocasión con Ortuzar en una ronda sobre autogobierno promovida por el PNV. Ni siquiera entonces fue una reunión oficial, sino "discreta", sin imágenes ni medios. "La relación es mínima, prácticamente inexistente", subrayan. Tampoco la procedencia que comparten Iturgaiz (Santurtzi) y Ortuzar (Sanfuentes, Abanto y Zierbena) de la Margen Izquierda la ha favorecido más allá de una correcta relación personal.
El PNV ha evitado entenderse con el PP, incluso lo ha dejado fuera de la Mesa del Parlamento Vasco. Los reproches de los populares a la gestión del Gobierno de Urkullu son constantes y el diálogo se ha convertido en escaso. En el PP definen la relación como "ni buena ni mala" o incluso propia de la "cortesía parlamentaria". El regreso de Iturgaiz para ponerse al frente del partido en Euskadi no gustó y en Sabin Etxea se interpretó como un regreso al pasado más duro del PP. En el partido no temen que el nuevo presidente promueva cambios, "hasta la fecha el hombre de Feijóo en el País Vasco es Carlos Iturgaiz", subrayan.
En este contexto, en Sabin Etxea no quieren que nadie se cree falsas expectativas. Verse no necesariamente es entenderse. Menos aún cambiar las alianzas que hoy mantienen con el PSOE y, en menor medida con Unidas Podemos como miembro del Gobierno, y que aún defienden. El PNV se ha reafirmado en su deseo de agotar la legislatura, de exprimirla al máximo y de apostar por la actual fórmula de Gobierno, "no hay otra alternativa". El saco de las decepciones y las críticas a los incumplimientos y falta de avances de Sánchez sigue engordando pero sabe que sus votos siguen siendo determinantes para un presidente de Gobierno débil y empeñado en resistir contra viento y marea. A año y medio para el fin de la legislatura quizá éste sea un momento propicio para vender más caro su apoyo. Quizá sea también tiempo de ir preparando una salida de emergencia por si el rumbo del Gobierno vira hacia un posible nuevo escenario.
Vox, causa de la distancia
No cabe duda de que las encuestas obligan a hacerlo. Históricamente el PNV se ha entendido a derecha e izquierda. Lo hizo con Aznar y Rajoy y lo hace ahora con Sánchez. Justifica su balanza ideológica en priorizar “lo mejor para Euskadi” y que un entendimiento con el Ejecutivo de turno en Madrid debe facilitar. Sea cual sea.
La llegada de Feijóo a la presidencia del PP ha supuesto un revulsivo y el respaldo social creciente que los sondeos auguran parece unánime. Los últimos incluso apuntan a la posibilidad de que de celebrarse hoy las elecciones incluso no sería descartable que Feijóo pudiera gobernar en solitario. Un primer encuentro para romper el hielo puede ser sólo el primer paso, sin más significado que ese.
Con eso no bastará. Por el momento la única opción que se contempla es seguir respaldando a Sánchez. Es la única vía que espanta los fantasmas que los nacionalistas de Ortuzar priorizan: alejarse de cualquier opción que suponga un apoyo de Vox y descartar entrar en cualquier fórmula de apoyo a un futuro gobierno que contemple a Ciudadanos en la ecuación. En el primer caso, Feijóo no es Casado pero tampoco Sánchez. En el PNV insisten en que pese a acumular por ahora poco tiempo llevando las riendas del PP su desmarque de la formación de Abascal es más verbal que de hechos. En el caso del partido de Inés Arrimadas, o lo que queda de él, los malos resultados que se agravan de elección en elección parecen haberlo desactivado como una influencia determinante en la conformación de un Gobierno en un escenario de relevo en La Moncloa.
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