El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elaborado en julio, el último hasta septiembre, ha confirmado la tendencia de la que ya alertaban las demoscópicas privadas desde el relevo de Alberto Núñez Feijóo en la dirección del PP. Por primera vez, desde 2018, los populares vuelven a encabezar una estimación del organismo público presidido por José Félix Tezanos. Lo hacen dos puntos por encima del PSOE de Pedro Sánchez y con un 30,1% de intención de voto y 128 representantes en las Cortes frente a la media de sondeos privada, que apunta a un 31,1% y 133 escaños. Si este lunes la encuestadora que más porcentaje de acierto ha tenido en las últimas convocatorias, GAD3, pronosticaba a Feijóo un 35% de apoyo en las urnas y entre 150 y 154 diputados, la publicación del CIS, con menos de cinco puntos abajo atribuidos, supone un golpe importante sobre el tablero político desde Génova.
Tanto GAD3 como el CIS apuntan a que el principal damnificado por el auge del PP de cara a la próxima carrera electoral a las generales, previstas, salvo adelanto electoral, para finales de 2023 y principios de 2024, es Vox, primero, y el PSOE, después. Ambas mediciones dan al partido de Santiago Abascal entre un 12% y un 13,8% de sufragio y de 36 a 40 asientos en la cámara baja, lo que supone un descenso de más de doce parlamentarios sobre el papel. Es algo que ocurre tras el debate del estado de la nación donde, donde el planteamiento duro e ideológico fomentado desde la sede nacional de Bambú, quedó mermado por el discurso de Cuca Gamarra, que impregnó gran parte del mismo con el reproche al pacto de Memoria y al terrorismo de ETA.
Después del acuerdo de Gobierno en Castilla y León con Vox, cuya reticencia inicial por parte de la administración Casado favoreció los siete días críticos de febrero en Génova, Feijóo ha apostado por romper la dinámica y no dar oxígeno a la derecha ultraconservadora. Así lo exigió a los barones durante un comité directivo a principios de junio, semanas antes de las elecciones en Andalucía, para reproducir el modelo político de Galicia. Algo que, de inmediato, puso en práctica Juanma Moreno y que le ha valido la primera mayoría absoluta en la región incidiendo por el centro en uno de cada diez electores socialistas.
Vox critica la gestión económica del Gobierno como el PP, pero con mayor carga ideológica
Frente a una apuesta partidista que no tenga en cuenta los "debates estériles" de la nueva política, tal y como ha definido el propio Feijóo a alguna de las exigencias de las formaciones "populistas" como Unidas Podemos, Vox o los independentistas catalanes y vascos, el PP ha decidido encomendarse a las propuestas económicas de manera exacerbada al considerar que ese será el marco discursivo de los próximos comicios venideros. Y, ante ello, Vox, que también insiste en esta cuestión en cada sesión de control al Gobierno o cada rueda de prensa, aunque con más tintes ideológicos que el PP, más descafeinado en ese sentido, ha visto perjudicada su puesta en escena de cara a los electores.
El debate sobre el estado de la nación fue el mejor ejemplo de ello. El PP contrarrestó esa faceta doctrinal de los de Abascal pisando de puntillas ese espacio de confrontación, cuya no alusión, hubiera dado más protagonismo a Vox en una semana donde EH Bildu ha facilitado el acuerdo de Memoria Democrática que revisará crímenes de la dictadura hasta 1983. También la reforma del Poder Judicial que permitirá renovar cuatro magistrados del Tribunal Constitucional. De ahí que, ante esa prevención de los populares, Abascal les instara a no seguir el juego a la izquierda y a ahondar en el pacto castellano y leonés. Es algo en lo que la formación también ha insistido este lunes, sin apelar a una coalición de gobierno, en su comparecencia semanal: cimentar una "alternativa" política ante un Sánchez "acabado".
A Vox se le plantea un dilema ya con el ciclo de sesiones en el Congreso de los Diputados cerrado, cuya mecha la prendió el pinchazo de la candidatura de Macarena Olona en Andalucía a finales de junio. A la vuelta, y desde finales de septiembre, el partido homólogo a Fratelli d'Italia deberá meditar la estrategia que seguirá hasta la convocatoria de elecciones autonómicas y municipales de 2023. Una 'renovación' interna y de propuesta electoral que, según afirman sectores de la formación verde, pasa por diferenciarse y apostar por contenidos de calado más doctrinal. Especialmente, cuando ven que el 'nuevo' PP de Feijóo prefiere no entrar en esas dinámicas y presentarse como amplio nicho del voto moderado: desde conservadores clásicos a liberales decepcionados con Cs y socialistas reticentes con Sánchez.
La competencia del espacio más ideológico de la derecha con el PP pasa por batallas como el aborto, la ley trans o la eutanasia
Eso pasa, identifican, por hablar de cuestiones "olvidadas" en los últimos años por el PP, caso de la lucha provida contra el aborto, el rechazo de la eutanasia o la ley trans, y la insistencia en que la violencia no tiene género, trasladan desde el partido. Ese reforzamiento del carácter ideológico, con la mayor parte de los grupos políticos en 'modo vacacional' -a excepción del PSOE, que este fin de semana celebra un comité federal para renovar cargos-, empieza este miércoles en las Cortes. Sin ninguna otra actividad fijada en el calendario parlamentario tras la cita de la semana pasada, el Grupo Vox organiza unas jornadas sobre violencia doméstica. Todo, una semana después de que los populares 'reforzasen' contenidos y programa en la escuela de verano del partido en El Escorial.
Ante la disputa de espacios, desde sectores del PP también consideran que, tarde o temprano, el partido tendrá que empezar a hablar de cuestiones con fundamento más allá de la economía. Porque, "si repetimos los errores de Rajoy en 2011", comentan a El Independiente, acabaremos cediendo de nuevo el terreno conquistado. Por el momento, este ámbito queda en manos de Vox, que tendrá que empezar a gestionarlo con más intensidad para diferenciarse dentro del bloque de centroderecha de cara a los próximos compromisos electorales.
Un tercio de fugas al PP
En Andalucía, según publicó el CIS poselectoral de las autonómicas, un 31,4% de los votantes que en 2018 apostaron por Vox, lo han hecho ahora por Moreno Bonilla. Era algo que ya se anticipaba antes de los comicios. Ese esquema, ligeramente por debajo, se repetiría a nivel nacional, decantándose casi un tercio del electorado a las propuestas de Feijóo. El barómetro de julio, en cambio, apunta a un 28,1% de fugas hacia los populares y a una retención del 60,1%.
Por el contrario, el PP retendría al 86,9% del electorado del 10N, mientras que las salidas hacia Vox serían mínimas, de 5,8 puntos. Lo compensan adhiriendo a un 56,8% de electores de Cs, un 8,3% de socialistas, a un 4% de Unidas Podemos, un 4,8% de Junts, un 4,6% del PNV y un 21,4% de Coalición Canaria. Eso, traducido a votos, sin contar a los indecisos, haría pasar la candidatura de Feijóo de los 5.047.040 a 6.310.325. Vox, por el contrario, que apenas recibe un 0,7% de sufragio del PSOE, un 4,1% de Cs o el 3,4% de Junts, quedaría en 2.860.428 frente a los 3.656.979 conseguidos en 2019.
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